Me levanté antes de la hora. No había dormido más tras la pesadilla que tuve.
Sentí por unos momentos unas llaves en la puerta de mi departamento sobre las 8:44 am.
Temblé al saber que podía ser Axel. Sin embargo, recordé que los únicos que tenían las llaves de mi departamento eran mis padres y ahora también Adriel.
Ni siquiera salí de mi habitación. Si era él, sabia a donde tenía que ir.
La puerta de mi habitación se abrió y vi que exactamente era Adriel.
―¿Qué haces aquí? ―le pregunté.
―He venido a saber si todo está bien.
―Sí. Mi madre esta mejor.
―Mellie, llamé a tu madre y me dijo que estaba bien de salud. ¿Por qué me has mentido?
―Lo siento. Me encontraba mal y no quise decírtelo ―le volví a decir.
―Pues debiste decírmelo. Sé comprender esas cosas nena.
Asentí.
―Quería darte una cosa anoche Mellie.
―¿Qué cosa?
―Un regalo como amo.
Después se metió la mano en el bolsillo y sacó una caja mediana.
―Es una pulsera. Póntela.
Después me la enseñó y ponía mi nombre. Era de plata. Algo que me gustaba.
―Gracias Adriel.
―No hay de que.
Adriel la sacó de la caja y después me la puso.
―Llévala contigo siempre. Estoy seguro que bendecida como está, te seguirá dando suerte.
―¿Crees en Dios? ―pregunté.
―Yo no. Pero mi madre sí. Me gustaría que la conocieras.
―Adriel, tú y yo no tenemos ninguna relación.
―Y si después de un mes quiero que así sea.
No le dije nada. Sin embargo, seguía opinando que una relación era mala en mi vida personal.
―Ya sabes que me vuelves loco Mellie. No te pido una relación seria si no quieres, si no, una relación como amo y sumisa.
No sabía que decir. Solo me quedé en silencio.
―Ya te dije hace un mes que lo pensaras y sigo manteniendo mi palabra ―dijo de nuevo.
―Y yo te dije que lo pensaría.
Sin embargo, yo no estaba preparada para decirle que le necesitaba constantemente. Pero con Axel de regreso a mi vida, no quería decírselo hasta que solucionase ese problema.
―Ve a ducharte ―me dijo―. Voy a preparar los desayunos.
Asentí.
Después me levanté de la cama y me fui a dar una ducha.
Tras dármela, me sequé y me puse algo adecuado para desayunar e irme a trabajar.
Fui hasta la cocina en pocos segundos y allí estaba Adriel con el mandil puesto. Eso me hizo sonreír.
―He estado pensando que esta noche nos quedaremos aquí ―me dijo.
―¿Por qué?
―Porque así lo deseo. Prepararé algo de cenar y tú serás mi postre.
―Vale.
Adriel sirvió los desayunos en breve y desayuné lo más rápido que pude. Pues tenía que ponerme con los informes en la oficina y esperar a que Óscar fuera hasta allí.
Cuando terminé, me marché del departamento. Dejando a solas a Adriel.―Nena, está aquí Óscar ―dijo Rafael al otro lado de la línea de mi despacho.
―Hazlo pasar.
Miré el reloj y eran casi las doce de la mañana. Por lo que vi, había llegado muy puntual.
En breve, la puerta de mi despacho se abrió y Óscar entró cerrando la puerta.
―¿Qué ocurre Mellie? ―me preguntó―. ¿Por qué me has citado?
Después vino hasta a mí y se sentó en la silla frente a mí.
―Axel me llamo cuando estaba en
Me callé porque no quería decirle que estaba con Adriel en ese momento.
―¿Y qué te dijo?
Saqué mi móvil y reproduje la grabación de la llamada.
Cuando esta terminó de reproducirse, Óscar se levantó y se puso a dar vueltas sin parar.
―¿Por qué no me lo dijiste anoche cuando me llamaste?
―No quería preocuparte más.
―Mellie, tú y yo sabemos lo que pasó con Axel hace unos años. No puedes correr el riesgo. Tienes que decirme lo que pase en su momento.
―Lo sé. Pero no necesito sermones. Lo que necesito es que tus hombres estén atentos.
―Y los tendrás más atentos. Te lo aseguro.
Sin embargo, él se quedó pensativo y supe que algo más pasaba. Pero no quise preguntarle.
―Pondré a más de mis hombres en cubierto. Nadie debe de saberlo.
Asentí.
Óscar se marchó después de su última palabra y yo me quedé a solas con mis pensamientos.Regresé al departamento sobre las nueve de la noche.
Cuando entré por la puerta, olía muy bien. Fue cuando recordé que Adriel iba a preparar la cena en mi departamento aquella noche.
Al entrar en la cocina, vi que había encendido el horno. Algo que me extraño.
―Bienvenida ―me dijo con una de sus sonrisas.
Después me senté en la silla y en cuestión de segundos, sirvió la cena.
Ambos hablamos un poco del trabajo y en minutos del trabajo del anuncio. algo que parecía ser que le estaba emocionando. Mas aun, que yo apareciese.
Sin embargo, no quise decirle nada de Óscar y su visita en mi oficina.
Después de cenar y recoger los platos, los dos nos sentamos en el salón. Donde la música nos relajó muchísimo a los dos por segundos.
Adriel se giró y cogiéndome por la cintura, me arrimó hasta a él. Donde no dudó en besarme mientras que sonaba Fulenn de Alvan y Ahez.
E teñvalijenn ar c'hoadeier e tiwan an noz. Ar stered a deu war-wel en hiboud direpoz. Ur skeud benel a droidell ouzh skleurenn ur flamboz...
En segundos, metió su mano entre mi entrepierna. En donde en breve, metió su mano entre mis bragas.
Me solté de sus labios y solté un gemido.
La mano de Adriel logró quitarme las bragas. Eso me hizo reaccionar y ponerme encima de él besándole.
Le quité como pude el cinturón del pantalón y él la cremallera del vestido. El cual no tardó ni dos segundos en quitarlo y tirarlo al suelo.
Le quité la camisa que tenía puesta y él a mí, el sujetador.
Él chupó mis pechos mientras que me hacía sentir viva.
Sus manos recorrieron mi espalda y me moví para excitar su miembro.
Él dejó de chuparme los pechos y yo le recorrí hasta llegar a su sexo.
Comencé a chuparlo y noté como Adriel se relajaba.
En segundos, noté su mano sobre mi cabeza y comenzó a moverla muy despacio.
Después, aumentó el movimiento de su mano y después soltó un gemido. Dejando su pene en mi garganta.
Adriel sacó su polla de mi boca y me subió hasta a él. Donde la música continuaba envolviéndonos, mientras volvía a ponerme encima de él.
Dispont 'kreiz an digoadenn e tañs ar fulenn. Treiñ ha distreiñ en-dro dezhi eneoù dichadenn. Dispont 'kreiz an digoadenn e tañs ar fulenn. Treiñ ha distreiñ en-dro dezhi eneoù dichadenn...
Adriel me cogió por la cintura y se puso en pie. Donde enredé mis piernas en sus caderas.
Llegamos a la habitación y él no tardó ni un segundo en ponerme encima de la cama.
Después, él me recorrió el muslo derecho de la pierna hasta que llegó en breve a mi sexo.
―Pídeme que te coma el coño ―dijo.
―Por favor. Cómemelo ―le dije.
―Por favor qué.
―Por favor amo.
Él hundió su cara en mi sexo y comenzó a lamerlo muy despacio.
Sentí su lengua aún más rápido en segundos. Eso me hizo agarrarle la cabeza y acariciar su espalda con uno de mis pies mientras que gemía por el placer.
Noté dos de sus dedos en mi vagina y como los movía. Eso me hizo estremecerme y gemir más fuerte.
Estaba a punto de llegar al clímax en pocos minutos, cuando él dejó de mover sus dedos y de lamer mi clítoris.
Después sentí un plástico y en pocos minutos, metió su polla en mi vagina.
Comenzó a meterse dentro de mi muy despacio.
―Recuerda no correrte sin mí. Al menos que te lo ordene. ¡Has entendido!
Asentí.
Adriel se movió un poco más rápido. Tuve que contenerme al llegar al clímax.
Reconocía que Adriel pasó de ser un desconocido a ser alguien que me hacía vibrar.
Él se movió aún más rápido y noté el clímax en los dos. Sin embargo, estaba aguantando por él.
Adriel se movió más rápido porque yo estaba bastante lubricada y le fue fácil penetrarme. Como también llegar al orgasmo.
―Córrete ―me dijo―. Dame tu orgasmo Mellie.
Sus embestidas fueron más lentas. Eso hizo que yo también notase que él estaba a punto de correrse.
―Hazlo ―me dijo.
Adriel se movió más rápido y mis gemidos fueron aumentando hasta que por fin, ambos llegamos al orgasmo.
Adriel cayó rendido encima de mí y ambos nos miramos a los ojos.
―Aún no he acabado nena. Voy a hacer que no te sientes en más de una semana.
Él salió de mi interior y me giró de pronto. Algo que me pilló por sorpresa.
Adriel no tardó ni un segundo en poner mi trasero hacia arriba y volver a meter su polla en mi interior. Esta vez en mi ano.
Sus embestidas se hicieron placenteras y sus roces despertaron mi éxtasis toda la noche. Ya que su placer era algo celestial que mi cuerpo aceptaba como un poco de bocado en la boca.
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Enséñame a Ser Tuya (Pasos De Acero #1)
RomansMellea Campbell es una mujer que lleva su día a día trabajando en la empresa de publicidad de su padre. Una chica trabajadora que salió de una relación en la que ya no había amor. Tras dejar su relación, continuó con su vida fuera de estas. Solo tra...