Capitulo 18.

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Daniel:

Los papás de las gemelas no aparecieron ni llamaron, así que por lo tanto las gemelas se volvieron a quedar en casa.

Y yo también, porque yo tengo casa pero aquí me siento mejor.

—¿Seguras?—dice Valeria, las gemelas quieren ir a visitar a una de sus amigas.

—¡Siii, por fi!!—dicen las niñas y Val acepta.

—Dan, ¿Nos llevas?.

— A dónde tú quieras, castaña.—digo con esa sonrisita que se que le encanta.

Nos subimos al auto y me dan las dirección, con esto podré enseñarle la sopresa que le tengo a Val y que espero que no salga mal.

—¿Que piensas?—pregunta Val mirándome.

— En nada.

— Veo que llevas mordiendote el labio desde que empezaste a conducir y eso significa que estás nervioso.

— No es nada, tu trabqui, ya verás.

—Bueno...

Llegamos a la casa de las amigas de las gemelas.

— Si, por favor que no salgan de casa solas.

— No se preocupe, las gemelas son muy amigas de mi hija.—Val asiente y antes de que se vaya les da un beso en cada cabeza de las gemelas.

—Cuidense.

Nos subimos al auto, ahora solo los dos.

— Te tengo una sorpresa.—no aguanto y se lo digo.

— ¿Si?—dice insegura.

—Sip, y espero salga bien.—ella ríe y deja que la lleve al lugar en donde se realizará la sopresa.

La llevo hasta el gran hotel que reserve para esta noche, todo lo tuve que organizar muy rápido y pagar mucho dinero, pero lo vale, ella vale esto y más.

— Estoy muy ansiosa.—dice jugueteando con sus dedos.

— Te entiendo, yo estoy igual o peor.—reimos para despistar los nervios que tenemos ahora mismo.

Bajo del auto y la ayuda a bajarse.

—Que gran hotel.—dice con la boca un poco abierta y se sujeta de mi mano, pasamos y en la recepción les hago saber de mí reservación para esta noche.

Subimos hasta el último piso, aquí es donde se realizará la sopresa.

El viento nos golpea y la abrazo para que no le de tanto frío.

—¿Por qué tan arriba?

— Ya verás.

Hago que se acerque más y tengo una buena vista del cielo.

A mí costado hay un chico y le digo que ya es hora. Él desaparece y yo me pongo al lado de mi Valeria.

—¡Dios!—ella grita al ver luces en el cielo y formarse esa frase que tanto quería decirle.

¿Puedo ser tu novio?, Castaña

Y en el aire también se van formando corazones y flores alrededor de la frase.

La miro esperando a que diga algo, estoy tan nervioso.

Ella voltea hacia y con esa gran sonrisa que tanto me gusta me besa, me toma desprevenido pero al instante trato de corresponder ese beso.

—¿Y que dices?—pregunto inseguro.

—¡Que siii!, ¡Que si puedes ser mi novio!—grita emocionada, y esto no es nada, falta más, ella merece todo lo bueno de este mundo y yo se lo daré, no importa cuanto cueste.

Volvemos a besarnos, y la cargo hasta llegar a la habitación.

(…)

Me levanto pensando que ya es de mañana, pero no, son las tres de la madrugada, me levanto tratando de no hacer tanto ruido.

Me acerco a la puerta y escucho algunas voces que me ponen en alerta.

—Que no, aquí no se ha hospedado ningún delincuente, hágame caso.—reconozco esa voz, es del chico al que le pagué.

—Entonces, no habrá problema en que nos deje revisar las habitaciones.

—Que no pueden, necesitan un documento para interrumpir, por más policía que sea no puede hacer esto.

Maldita sea.

Me voy poniendo mi ropa y levanto a Valeria.

—Cariño, levántate, hay policías.—se levanta de un salto y sino fuera porque hay policías al otro lado ya me estuviera riendo.

—Maldita sea, nunca dejan tranquilos.—se queja y empieza a colocarse su ropa, me quedo hipnotizado viendo su cuerpo desnudo.

—Deja de mirarme y trata de buscar una manera de salir.

Sonrío y mando un mensaje a otro del personal de este hotel, yo no entiendo porque a las tres de la madrugada vienen a joder.

—Esta bien, si quiere revisar sígame, revise por aquí—se escucha cada vez más lejanas las voces, al menos el policía se alejó.

—Ya vamos.—saco mi arma de la mesita de noche y traje otra para darle a Val, me la ha estado pidiendo mucho y yo no puedo resistirme a cumplirle lo que ella misma quiere.

Ella recibe el arma con una sonrisa y salimos de la habitación, nos metemos justo al ascensor cuando vemos al policía y a ese chico que nos ayudó entrando a nuestra habitación.

El ascensor va bajando y una vez llegamos al primer piso vamos corriendo hacia la salida, pero, nos tomo desprevenidos que había carros afuera.

Los policías nos apuntan y nos quedamos tiesos.

Nos son muchos, algo debe de hacer para salir.

— Bajen sus armas y manos a la cabeza.—Val me mira y suelta su arma yo hago lo mismo, no sé si tiene algo planeado, porque yo no.

Los policías se van acercando, de reojo veo cómo Valeria mueve con sus pies su arma y lo tiene ahí cerca, hago lo mismo yo, los policías no se dan cuenta de nada.

Se colocan detrás de nosotros listos para ponernos las esposas, pero, Valeria le da un codazo al policía tirandolo al suelo y el otro policía se quiere ir encima de ella pero antes de eso le quito su arma y le doy un disparo en la cabeza.

—Vamonos—me dice y cogemos las armas y nos vamos corriendo, dios, que adrenalina.

—Hay que recoger a las gemelas.—me dice Val.

—¿Ha esta hora?—pregunto recuperando mi auto, menos mal lo dejé lejos.

—si, quiero tenerlas cerca.—dice recostandose en el asiento del copiloto.

—Esta bien, al menos fue bonito lo de ayer en la noche.

— Sii.—una sonrisa aparece en su rostro, y soy feliz sabiendo que esa sonrisa es el resultado de mi sopresa.

Ahora sí, ya somos pareja.

(***)

Valeria 🛐

Bueno, ya se darán cuenta que me gustan las sorpresas en el aire, JAJAJAJAJAJ.

Dios, yo también soy tu hija.

Adiós.

Besos de Rosalía ❤️✨.

SAN VALENTÍN    (TERMINADO) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora