🅲🅰🅽🅳🆈'🆂 || Rebornplay

• | ʟᴇᴛ's ᴅᴏ ᴘᴏᴄᴋʏ ᴄʜᴀʟʟᴇɴɢᴇ | •

El timbre resonó por todo el edificio que Auron tenía por casa.
Se acercó a la puerta con velocidad y descalzo; solo con los calcetines.
Al abrirla, se topó con su compañero de directo; llevaba una camiseta de manga corta negra con el logo de Fila en el centro, una gorra negra con el símbolo de Nueva York; la N y la Y entrelazadas en la misma posición.

—¡Reborno! ¿Qué tal? —le hizo paso para que entrara.

—Hola, Auron —entró.

Observó la casa por dentro, y una caricia en las piernas le llamó la atención; era Bosnia.
Ésta pequeña felina se había encariñado con el mayor con gran rapidez.

Reb se agachó para coger a la felina y abrazarla con sus fuertes brazos.

—Hola, pequeñaja, ¿qué tal, eh? —sonrió.

—Faltaría que te contestara, ¿verdad?

—¿Te imaginas? Sería flipante

Ambos se dirigieron al sofá. Sobre la mesa de madera pequeña, frente al mueble, había una caja de cartón.

—Supongo que ya está todo planeado, ¿no?

—Mhm, solo hace falta entrar en directo... —fue a la cocina para traer dos vasos de cristal con agua.

—¿Y eso?

—Me han advertido que algunas de estas pican —dejó ambos objetos sobre la mesa con cuidado.

—¡Ja! Yo soy super resistente a lo picante; por algo soy un Dios —dejó al felino sobre el sofá y ésta se sentó en uno de los brazos del mueble.

—Lo que tú digas, viejo —rodó los ojos y sacó la cámara con la que grabarían el directo. La dejó sobre un brazo de metal, estando conectada al portátil para poder leer a sus suscriptores y poder verse a ellos mismos —Bien... ¿Empezamos?

Y así fue cómo iniciaron el directo en el canal de Auron. Las visitas comenzaban a subir a gran velocidad.

—Bienvenidos, mis amigos calvos, calvas; gente de poco pelo, de pelo pobre, de pelo escaso... Bienvenidos a este directo en el que probaremos dulces coreanos junto al viejo decrépitoooo, ¡un aplauso!

—¿Cómo que 'viejo decrépito', capullo? —entrecerró los ojos y sonrió levemente. Miró el chat: estaba lleno de corazones y exclamaciones de sorpresa; con velocidad la audiencia comenzó a subir —Vaya, mis chicos se han enterado un minuto después de empezar, estoy decepcionado —frunció el ceño con burla hasta que una donación de una de los trajeados los hizo reír:

"A ver, Reborn, tú ves normal no avisar a la familia de que vas a hacer un directo con Auron? Estoy indignada"

—¡Ah! ¿Entonces es mi culpa? Muy bien, di que sí —se hizo el indignado y pronto una donación de la misma se hizo sonar:

"Ñeñeñeñe, sí, es su culpa, viejito. Deberías de avisar por Twitter que para algo lo tienes"

—Y así, chat, es cómo Reborn está de relax con su chat, brutal, ¿eh?

Dicho eso y unas donaciones más, comenzaron a probar los dulces de bolsita en bolsita.
Raúl era el que más caras raras ponía, al no estar acostumbrado a tomar cosas picantes o amargas; sin embargo, Reborn encontró una golosina que adoró: la golosina con sabor a café, cómo no.

—Hm... ¿Cuántas quedan? —cuestionó Reb mientras miraba al contrario, recostado en el respaldar del sofá.

—Em... Éstas —le enseñó la caja de palitos de chocolate negro con unos símbolos coreanos.

—¿Qué coño es eso, Tío? —inclinó una ceja y se puso recto, mirando la caja —No parecen golosinas.

—Ya... Son como los Pocky aquí, pero con diferentes sabores, parece ser... —le dio la vuelta a la caja, leyendo las instrucciones en letras pequeñas. Por suerte, había un apartado en Español, así que le resultó bastante fácil entenderlo.

—¿Qué sabores? ¿Chocolate, vainilla y esas mierdas?

—Mm... No. Son sabores típicos de allí... como: plátano, melocotón, chocolate... y más cosas —leyó detenidamente.

—Bueno. ¿Los probamos?

Entonces, a Raúl se le ocurrió una idea maravillosa. Sonrió ladino y asintió. Al abrir la caja, cogió uno de color negro, lo que supuso que era chocolate, y dejó la caja en la mesa frente a ellos.

—Tengo una idea...

Reborn lo miró con una ceja inclinada y una pizca de interés. El chat estaba igual, tratando de saber qué se le había ocurrido al más bajo.

—¿Y bien? —preguntó finalmente al ver que el contrario no iba a continuar por sí mismo.

—Como el directo se está volviendo algo aburrido... Vamos a hacer el Pocky challenge.

Al decirlo, el chat se volvió loco y Reborn seguía con su expresión de sorpresa y desconfianza. Un sonrojo comenzaba a asomarse por sus mejillas.

Carraspeó, deshaciendo sus pensamientos y se puso firme, mirando a Auron de reojo.

—E-Em... —no sabía que decir, pero ver el rostro lleno de interés en Auron lo hizo suspirar —¿Cómo... iba el reto?

El contrario sonrió complacido.

—Los dos comenzamos a comer de cada lado y, el que se quede con el centro, gana —explicó con facilidad.

Reborn asintió y soltó un suspiro suave. Se sentó de una forma en la que podía mirar a Auron directamente, éste hizo igual que el barbudo.

Auron cogió un palito de sabor chocolate y fresa; y lo colocó frente a ellos, sujetandolo con sus dedos y mirando al contrario con una sonrisita.

Ambos se miraron y sujetaron el palito con los dientes, ya había poco espacio entre ellos, así que sus respiraciones se entrelazaban en una danza adictiva.

Comenzaron a comer. Así lo hicieron unas cuantas veces. Auron llevaba tres puntos, al igual que Reborn; iban empatados. Reborn ya se había olvidado de que estaban en directo, se lo estaba pasando bien con el pelopincho.

Auron, a su vez, también se lo estaba pasando genial con él.

Auron cogió el último de la caja: —El que gane éste, es el vencedor.

Al decirlo, ambos clavaron sus dientes en los extremos. Se miraban con una sonrisa competitiva. Comenzaron a comer con velocidad, Reborn iba ganando.

Auron lo miró con atención, enternecido por la expresión emocionada del contrario. Éste cerró los ojos, aún con una sonrisa. Auron lo observó, deteniéndose de las mordidas y sonrió al ocurrirsele algo que lo haría vencedor.

Cerró los ojos y, de un movimiento rápido, detuvo el movimiento de Reborn. Auron puso su mano en la parte trasera del cuello del contrario, profundizando el beso.

Para Reborn todo era muy confuso. Hace unos segundos estaba ganando la competición y, ahora, estaba besando a su amigo.

Auron lo separó y sacó la mitad del palito de su boca: —Yo gano.

*

Historia de caquita, pero tenía ganas de terminarla ya.