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Le encantaba como se sentían sus labios, eran tan suaves ante el tacto y los más dulce que había probado gracias a todas las paletas que el peliblanco consumía.

Había días donde sabía a cítricos o frutos rojos, otras a algo más cremoso como chocolate y vainilla, pero siempre estaba ahí, disipando el sabor amargo del cigarro y permitiendo que sienta el sabor de aquellas golosinas al momento en que sus lenguas tienen contacto entre sí. Si Shinichiro alguna vez hubiera probado otra boca que no fuera la de Wakasa, estaría seguro que la del peliblanco seguiría siendo su favorita indiscutiblemente.

Solo se separaban para recuperar el aliento y estar pendientes de que nadie fuera a interrumpir su momento a solas, no querían dar explicaciones incómodas sobre lo que pasaba ya que no tenían una respuesta. De hecho, no están seguros de que puedan ponerle una etiqueta a solo unos besos, a pasar sus noches juntos, a dejar sus aromas en las prendas ajenas cuando se abrazan, porque no parece haber sentimientos de por medio, solamente sintieron ganas de probarse mutuamente y desde hace semanas llevan haciéndolo, recorriendo cada rincón y abrazándose como si en algún momento fueran a desvanecerse.

Shinichiro no lo entiende, su corazón se acelera y cuando posa su cabeza sobre el pecho de su amigo este también late con fuerza, eso de alguna manera lo hace sonreír. Wakasa tampoco lo entiende, siente una alegría enorme cuando a él le toca escuchar los latidos contrarios mientras se acurruca para dormirse luego de un día difícil.

Hay miles de pretendientes para uno y rechazos para otro, tantas chicas lo prefieren en lugar de al contrario y él solo quisiera que aquellos ojos negros lo miraran con el mismo brillo siempre, normalmente lucen opacos y profundos hasta que comienza a admirarlo, a besar cualquier parte de su cuerpo con cariño, como si fuera a romperlo. Sano también quiere que ese destello en los ojos violetas dure más de la cuenta, aquel que aparece cuando se siente abrumado con tantas caricias al grado de dejarlo llorando por querer ir más allá sin ser capaz de batallar con el contrario o que aparece cuando lo mira de pies a cabeza semidesnudo antes de darle un capítulo a una historia que se oculta en una profunda oscuridad.

Esta noche no hay nada más que tranquilidad y uno que otro ronquido por parte del pelinegro que se quedó dormido en sus piernas, mientras está recargado en una de las paredes del local de motocicletas con cigarro en mano (el cuál ha tomado "prestado" cuando el mayor estaba recibiendo unas refacciones para una de las motocicletas que tenía que arreglar).

—Shini-chan, creo que debería irme, ya es tarde

No responde.

El cielo ha comenzado a nublarse desde hace minutos pero no quería despertarlo, sabe que no ha sido una buena semana porque los tres hermanos menores de Sano han estado algo inquietos en la ausencia de su abuelo, además de que se quedaba hasta tarde para tener el fin de semana que venía libre porque habían prometido salir por la ciudad.

—Shini-chan... Despierta

Intenta moverlo un poco, pero no reacciona.

Su expresión seria cambia a una de susto cuando le da leves palmaditas en su mejilla sin obtener respuesta. Las gotas de agua caen desde el cielo con fuerza junto con lágrimas abruptas cuando recuerda sin querer la vez que casi lo pierde por completo y dándole paso a un miedo que creyó disipado.

—Shinichiro

Sigue sin responder, incluso empieza a sentirlo más pesado que antes.

El ver esa misma expresión de tranquilidad en su rostro le hace una mala jugada al "sentir" algo húmedo manchando sus dedos temblorosos por el miedo mientras empezaba a acariciar su cabello, teniendo curiosidad de ver qué es eso para arrepentirse al ver qué estos se han teñido de un rojo oscuro y brillante, el olor metálico característico lo pone alerta al comenzar a ver como el suelo parece mancharse de ese líquido algo espeso.

—¡Shinichiro!

En medio de la desesperación jaló con fuerza las hebras negras, despertandolo de tan buen sueño que tenía.

—¡Wakasa!, ¿Que mierd–cuando se enderezó pudo ver mejor como el contrario intentaba limpiarse la cara tan rápido para que no se diera cuenta, soltando un chillido por el tono de voz más grave de lo normal—¿Que te pasa, cariño?

—¡TU MALDITO SUEÑO PESADO, ESO PASA, CREÍ QUE ESTABAS MUERTO!

Hay una mano frente a él, algo que en vez de darle una respuesta al actuar del contrario solo le da más razones para fruncir el ceño y tratar de descifrar que es lo que sucede.

—¿Que tienen tus dedos?

—¡¿No lo vez?!— al ver al chico negar con la cabeza miró su mano, notando que en efecto no había nada a diferencia de hace unos cuantos segundos atrás—P-pero...

—¿Prefieres que adaptemos para que descansemos tranquilos? Pareces alterado

A pesar de no tener gran fuerza lo carga en uno de sus hombros como puede cuando recibe una respuesta afirmativa con la cabeza y se lo lleva al interior de la bodega del local, no sin antes cerrar por completo y mandarle un mensaje de texto a su hermano rubio acerca de que se quedaría a dormir ahí debido al clima.

Wakasa solo quiere imaginar que todo eso fue una pesadilla, una que no debería perseguirlo como lo hizo hace un momento porque no quiere volver a ver a Shinichiro intentando calmarlo, el susto solo quedó en eso y en la sala de espera del hospital hace unos cuantos años.

Él también tuvo miedo de morir y no volver a verlo, porque si hubiera cambiado el curso de la historia, no sabría que el peliblanco podría llegar a ser más importante de lo que ya era.




No sé porqué, pero los veo y me gusta como quedan juntos. Quería escribir algo de ellos dos desde hace cuando y apenas pude hacerlo, espero les guste ( ◜‿◝ )♡

Dudé un poco para subir esto, pero aquí tienen xd

¡Gracias por leer! ~SHK

(Publicado originalmente el 12 / Feb / 2022, en una recopilación de One-Shots llamada: "Guys In Luv #1: Tokyo Revengers" que fue eliminada. Puedes encontrar las seis historias restantes en mi perfil.)



Memories 🍭 ShinWakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora