—¡Nayeony! ―gritó Jimin al ver a su amiga, quien hace tiempo había vuelto a su característico castaño.
―Minnie, mi pollito ―se acercó rápido para abrazar al rubio con fuerza—. Por dios, por dios, no puedes imaginar lo mucho que te extrañé —se separó, viendo como su amigo tenía los ojos cristalizados.
Vaya, estaba bastante sensible. La última vez que se habían visto fue hace dos meses, cuando Nayeon llegó para visitar a la familia de su prometida y anunciarles la boda que se encaminaba.
Jimin rió.
—Oh, vamos, sólo fueron dos meses —dijo separándose, mientras la castaña sorbía su nariz. Sí, se le habían escapado unas lagrimitas. ¿Pero quién podría culparla justo ahora? Estaba bastante hormonal.
—Jimin —saludó Jeongyeon cuando estuvo a un lado de su prometida, y luego bajo para acariciar al lindo gato que parecía ofendido por estar siendo ignorado.
—Jeongyeon, es un gusto verte de nuevo —sonrió Jimin en su dirección.
—Lo mismo digo.
Bueno, debía admitir que al principio de la relación de ambas chicas –o al menos cuando Jimin habló con Jeongyeon–la convivencia de ambos fue algo pésima. Parecían llevarse muy mal porque Jimin creía que Yeon era pretenciosa, mientras ella pensaba exactamente lo mismo del rubio. No obstante, con el pasar del tiempo aprendieron a llevarse y ahora podían saludarse con una verdadera sonrisa.
Aunque aún les faltaba mucho para ser amigos.
—¿Bill les dejó subir? ―preguntó Jimin, abriendo aún más la puerta de su hogar para que ambas mujeres entraran.
—Él nos ama —se limitó a decir Jeongyeon con calma.
Jimin negó, divertido. No era ninguna mentira aquello.
—¿Dónde está Tae? ―cuestionó Nayeon, sentada en el sofá y bebiendo un poco de jugo de naranja con la rubia a su lado y Jimin frente a ellas.
―Fue a la galería para asegurar la llegada segura de las pinturas y estatuas, probablemente llegue en un par de horas —completó, viendo el reloj sobre la pared.
—Oh —hizo un puchero y luego vio a su chica—. Quería que estuviera aquí para poder darle la noticia a ambos —dijo un poco triste, tomando al gatito para colocarlo sobre su regazo.
Jimin ladeó la cabeza.
—¿Noticia?
—Está bien si les dices por separado, eso no cambiará que se emocionen de la misma forma —a pesar de no convivir como Nayeon con el par, ya conocía ciertas actitudes—. Cuando llegue Tae, le dices rápido y podrán celebrar lo que deseen —al terminar, alzó rápidamente un dedo y la señaló—. Pero nada de alcohol para ti, querida. Lo sabes.
El puchero de Nayeon creció y bufó.
—Bien.
—Chicas, ¿debería preocuparme? ―cuestionó el rubio, impulsándose un poco hacia delante por instinto.
La mayor negó con sus manos y una sonrisa un poco nerviosa.
—Nada, nada. Tranquilo —miró a Nay— Vamos, cariño. Dile —dijo a su contraria, para señalar al hombre que con intriga fruncía el ceño.
—¿Y bien?
—Bueno, Mimi... —mordió su labio inferior, antes de gritar—. ¡Vas a ser tío!
El rubio parpadeó, atónito pero sumamente feliz. Él conocía perfectamente el tiempo que ambas chicas buscaban, a través de la inseminación artificial, procrear un bebé. Y al fin lo habían conseguido.
—¡Cielo Santo, Nay! Eso es increíble —saltó Park de su lugar para abrazar fuertemente a su amiga y, aunque fuera extraño, a la mujer a su lado, quien correspondió debido a la gran alegría—. No puedo creerlo, ¿cuánto tiempo llevas en cinta? —cuestionó, observando su abdomen, aunque se hallaba en su estado normal.
La castaña movió una mano, sin mucha importancia.
—Sólo unas tres semanas —sonrió.
—Yo... Vaya, estoy tan feliz por ustedes, serán grandes madres.
Y, exactamente, tres horas después Taehyung tuvo la misma reacción, o tal vez incluso más chillona. Le hablaba a la barriga de Nayeon, aunque Jeongyeon le dijera que la criatura apenas era un granito, este no le tomaba importancia y susurraba a la criatura: "jamás obedezcas a esa señora, nos ha ofendido hoy a los dos".
Llegó la noche con una botella de vino para celebrar, jugo de uva como simulador para Nayeon y bebieron, disfrutando de un gran momento para todos. Cenaron y cuando el tiempo había avanzado lo suficiente, las futuras madres avisaron que la hora de irse había llegado, Jimin les dijo que había una habitación disponible, pero prefirieron ir a casa de la familia de Yeon, también debían darle la noticias a los próximos abuelos. Por lo que Jimin les despidió en la entrada del departamento.
Volviendo al interior del lugar, y notando que Tae parecía haber ido también a su habitación, recogió rápidamente los vasos y botella, para luego ir en dirección a su cama y lanzarse sobre esta. Mañana sería un nuevo y largo día, por lo que lo mejor era descansar lo suficiente hoy.
Y así fue, con Taehyung levantándose temprano y muy enérgico, colocando música para ambientar el lugar, Jimin despertó con el corazón desbocado. Porque recordó que justo esa misma noche vería de nuevo a cierto pelinegro.
No obstante, se limitó a respirar hondo y tratar de compartir las buenas vibras que Tae tenía aquel día, a la espera de una noche llena de ventas y éxitos.
—Dependiendo del rendimiento esta noche entre las personas, el museo advirtió que podría exhibir mis pinturas en uno de los sectores más importantes y eso significa un pase directo a que el promotor James los vea. Él estará esta noche allí también—sonrió en grande. Jimin ya conocía ese dato. Un importante promotor de los Estados Unidos había llegado a Corea para encontrar nuevos talentos, entre esos su mejor amigo, para expandir hasta América—. Estoy bastante nervioso, es una buena oportunidad para mí —seguía comentando mientras desayunaban, con la música a un volumen más bajo.
—Como todas las anteriores, Tae —sonrió, bebiendo leche de fresa—. Será excelente, ya verás. Ese hombre verá todo ese potencial que tantas personas han encontrado a lo largo de estos cinco años. Por algo varios lugares han expuesto tu trabajo, ¿no es así?
El pelirrojo soltó una risilla.
—Tienes razón. No debo perder mi confianza.
—Ese es mi hombre —esbozó, moviendo el puño hacia arriba—. Y esta es la primera vez que estaremos todos junto a ti, ¿no es eso más emocionante?
—Sí, y nuestro nuevo sobrino —sonrió—. Por Dios, hyung, no sabes lo contento que me encuentro —se levantó para darle un fuerte abrazo al rubio, quien le correspondió de igual manera.
—Yo también, Tete.
•••
—¿Y? ¿Cómo me veo? ―dijo Taehyung dando una vuelta sobre sí mismo frente a sus amigos, nervioso por el resultado de su arduo trabajo de 3 horas—. ¿Algo anda mal? —preguntó de nuevo ante el silencio de sus amigos.
—Oh, por Dios, Tae... —susurró Nayeon, posando ambas manos en su boca abierta.
—Yo... ¿Eras así de guapo cuando te conocí? —cuestionó repentinamente Jimin, con ojos abiertos y asombrados.
Jeongyeon soltó una risa ante ambas reacciones y negó suavemente, alzando ambos pulgares.
—Te ves increíble, Taehyung —terminó por decir.
El aludido suspiró aliviado.
—Que bueno, por su silencio creí otra cosa —soltó un risita.
―En lo absoluto —se levantó Nayeon—. Jamás dudes de ti mismo y tu encanto —animó, dándole un par de palmadas en el hombro.
—Gracias, Nay —sonrió en su dirección, agradecido—. En fin, creo que me adelantaré. Inicia en una hora, pero debo estar allí para los últimos ajustes y organización total —terminó, tomando el saco oscuro para llevarlo en su brazo, pues se lo colocaría al iniciar. Tomó sus llaves junto a las del auto y salió, moviendo sus manos—. Adiós, chicos.
—Nos vemos en un rato, Tae. Todo saldrá bien —se despidieron, alzando pulgares.
—Y bueno, ¿qué les parece comer algo antes de que debamos ir a la galería?
—¿Un McDonalds?
—Nayeon, ¿acaso no reparas en tu ropa?
Se giró hacia su prometida con un gesto enojado y ambas manos en sus caderas.
—¿Vas a juzgar mis antojos, Jeongyeon? —le observó con una ceja alzada, tratando de intimidarla.
Giró los ojos.
—Como desee la reina, entonces —exclamó señalando con ambas manos la puerta y haciendo una reverencia "real".
—Muy bien.
La rubia soltó un gruñido que hizo a Jimin reír, saliendo tras ellas.
Los minutos transcurrieron rápidamente, y ahora se hallaban de camino al lugar en el que su mejor amigo estaría cumpliendo uno de sus sueños. Jimin conducía su auto –el cual recuperó el día anterior– con música sonando en el reproductor, y Nayeon moviéndose a su ritmo a medida que avanzaban, provocando que ambos rubios sonrieran. Después de un ligero tráfico, unos cuantos semáforos y varias cuadras, el auto se detuvo frente a la galería de arte.
Bien, ya estaban ahí.
Y la realización de esto perturbó a Jimin, quien desde la mañana había evitado pensar en él hecho de que su antiguo amor estaría allí y volvería a verlo. ¿Jungkook le hablaría siquiera? ¿Le diría que lo había extrañado como el demonio? De la misma forma en que él lo hizo. ¿Estaría con su esposa? Probablemente. Aunque Taehyung no lo mencionara, seguro estaría allí. Tal vez estaban compartiendo este tiempo en familia, luego de que Tae le comentara sobre sus problemas. Él estaría dando todo de sí para hacerla sentir bien que sepa que aún la ama, aunque ahora no lo demuestre como antes. Jungkook se esmeraba mucho en mejorar rasgos negativos.
Por dios, sería incómodo, pues a pesar de haber cambiado en diversos aspectos y se lo negara cada noche, ese intenso amor que sintió por el pelinegro estaba guardado por allí. Y no quería tener que lidiar con la posibilidad de que quisieran revivir.
No, habíamos acabado con ello. Debía ser maduro y afrontar los hechos. Luchó mucho para asumir que la vida llevaba el curso que debía, por lo que si él y Jungkook no estaban destinados, lo mejor era confrontar la situación de una vez por todas.
Eso era cosa del pasado.
No saldría afectado por ver a Jungkook, ¿cierto?
Por sus pensamientos Jimin se hallaba paralizado en su lugar, con los latidos acelerados y nervios alterados. Tragaba saliva, y evitaba ver al lugar frente a ellos.
Nayeon se dio cuenta de esto al salir del auto y notar que el chico no hacía nada por acompañarles.
—¿Jimin? ―al no obtener respuesta, volvió a llamarle, y el rubio giró su cabeza lentamente para prestarle atención―. ¿Todo bien? Creí que quien debería estar de esa forma es Tae —soltó una risita, bromeando un poco, pero al ver el rostro afligido de su amigo, supo que algo andaba verdaderamente mal—. Dime qué sucede, cariño.
Jeongyeon, creyendo que era momento para dejarlos solos, decidió avisarle a Nayeon que les esperaría cruzando la calle. No debían tardar demasiado, pues Tae los estaba esperando.
—No estoy listo, Nayeon ―soltó por fin, confundiendo a la castaña—. Él... Yo lo dejé solo y lo lastimé, pero no creo que él entendiera que lo hice por nuestro bien. Él estaba por casarse y no podía seguir creyendo que estaba "enamorado" de mí. No, no podía destruir eso.
Sin dejar de observarlo, soltó un suspiro.
―Siempre fuiste bastante idiota, Minnie —sonrió levemente—. Hay cosas que, aparentemente, te niegas a querer saber ―negó con un bufido y se acercó a su amigo, bajando las manos que escondían su rostro—. Escucha, probablemente te encuentres a Jungkook ahí, eso es claro. Y tal vez él tenga ese recuerdo amargo de su separación, pero, al menos esta vez, habla con él. No huyas, por favor, sólo conversen como adultos. Permítete escucharlo, ¿bien? —con una caricia en su mejilla y una sonrisa cariñosa, salió auto, cerrando la puerta―. Es hora de ser feliz, Minnie —terminó por decir antes de cruzar hasta su chica.
Soltó un suspiro, un poco confundido por las palabras de Nayeon. ¿Qué era eso que se negaba a saber? Tae también había intentado decirle algo desde hace tiempo, pero estaba tan enfrascado en sus sentimientos, que jamás escuchó aquello.
Ahora se retractaba de no dejar hablar a Tae de Jungkook. ¿Acaso había sucedido algo? ¿Por qué se lo cuestionaba hasta ahora? Jamás notó señales, jamás quiso retomar aquello que quedó incompleto y acabado. Su corazón, latiendo rápido y aquel cosquilleo que aún le provocaba saber que estaría cerca del pelinegro, le indicaron que era lo mejor.
Por lo que sin dejar que sus pensamientos contradictorios le siguieran atacando, salió del auto y alisó suavemente la camisa blanca que cubría su cuerpo. Sin más, aseguró las puertas del auto y cruzó en dirección al sitio.
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𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐞𝐬 ᥫ᭡ • kookmin
Fanfic"𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔 𝚟𝚊 𝚊 𝚌𝚊𝚜𝚊𝚛𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚊 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚞𝚜 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘𝚜, 𝚢 𝙹𝚒𝚖𝚒𝚗 𝚎𝚜 𝚜𝚞 𝚖𝚎𝚓𝚘𝚛 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘, 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚗 𝚕𝚎 𝚊𝚙𝚘𝚢𝚊 𝚒𝚗𝚌𝚘𝚗𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚕𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎. 𝙿𝚎𝚛𝚘, ¿𝚙𝚘𝚛 𝚚𝚞é 𝚍𝚎𝚜𝚊𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚍�...