❝Te juro que te amaré por siempre❞
Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...
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Esa misma mañana, Hermione había despertado. Su mano rozaba con la de Ron que seguía dormido, ella sonrió. Luego se levantó del sofá, Harry no estaba y supuso que probablemente estaría en los pisos de arriba.
Ella iba a subir cuando escuchó unos aleteos familiares en la ventana. Cuando miró, era la lechuza de Isabella.
Con cuidado de que Ron no despierte, se acercaba para abrir la ventana con delicadeza. La lechuza entró, Hermione le indicaba que no hiciera ruido y la lechuza obedientemente se quedó muy silenciosa mientras ella abría la carta.
Querida Hermione:
Espero que estén bien, necesito saberlo. Supe que anoche se encontraron con dos mortífagos y bueno... al menos escaparon con bien pero tienen que tener mucho más cuidado. Por ningún motivo deben pronunciar el nombre del Señor Tenebroso, ya que así los van a rastrear al instante. Ahora espero que estén en un lugar seguro, ellos siguen buscándolos y no se detendrán hasta encontrarlos.
Siempre recuerden que los quiero.
Isabella
Hermione se guardó la carta de Isabella, para luego de su bolsa sacar pluma y pergamino para escribir una respuesta, mirando por momentos que Ron no se despierte.
Cuando terminó, le entregó la carta a la lechuza y después de acariciarla, volvió a emprender vuelo.
...
Isabella estaba impaciente caminando en círculos junto a su ventana, en espera de su lechuza. Quería saber como estaban sus tres amigos Gryffindor, si estaban bien y seguros. Ahora solo sabía que en la boda nadie había muerto, o bueno eso fue lo que le contó Bellatrix con gran pesar.
De pronto alguien tocó la puerta de la habitación de Isabella, ella ya sabía quien era.
— ¡Puedes pasar! —le dijo Isabella.
Draco no perdía esa costumbre de tocar para entrar a la habitación de Isabella, seguía siendo tan educado con ella. Solamente en el colegio hubo sus excepciones por la confianza que ya se tenían, pero en la mansión era un poco diferente. Tenían menos intimidad, pero eso no evitó que algunos besos llegaran a algo más en ciertas ocaciones.
Draco entraba a la habitación de Isabella y fue hasta donde ella estaba junto a la ventana, abrazándola por detrás y apoyando su cabeza en el hombro de Isabella.
— ¿Aún no llega la respuesta de Hermione? —le preguntó Draco.
— No, aún no —respondió Isabella.
— Ya llegará. Lo más probable es que estén en Grimmauld Place y no está muy cerca —le dice Draco.
— Si están ahí espero que averigüen lo de Regulus Black —dijo Isabella.
