Capítulo 23: De camino a Ross (II)

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Al día siguiente después de despertarme, Sela abrió mi tienda de campaña y me dejó salir. Ella me dijo "Buenos días" y empezó a desmontar la tienda. Le ayudé a desmontarla junto a otros dos aldeanos. El proceso duró menos de diez minutos. Cuando quería ayudar a desmontar las otras tiendas, resultó que los aldeanos ya las estaban empacando en los carromatos llenos de equipaje. El trabajo de los aldeanos era rápido.

Con todas las tiendas ya empacadas, los aldeanos se subieron en sus respectivos carromatos y continuamos el viaje hacia Ross. En el carromato en el que me encontraba había una alegre charla entre los aldeanos que había ahí conmigo, eran sucesos o recuerdos que habían pasado en la aldea.

"Fue entonces que Jailer, saltó para agarrar la vaca del cuello pero la vaca lo vio y se movió de ahí haciendo que Jailer siguiera recto y terminara con la cara llena de estiércol"

Cuando el aldeano terminó de contar, los demás aldeanos estallaron en carcajadas, a excepción de uno el cual miraba al que acaba de contar la historia con la cara roja y los ojos llorosos.

"Bueno, bueno. Mi turno"

Uno de los aldeanos pasó su lengua y empezó a hablar. Me sentía a gusto con este ambiente de camaradería el cual me hacía volver a mis momentos de felicidad. Volteé a mirar a Sela, ella estaba recostada sobre el asiento mientras tenía una de sus manos en la cara, su piel estaba un poco pálida. Un aldeano la vio y se acercó a ella poniendo una de sus manos en el hombro.

"Oh querida. <Gran Jamill, permite a este pequeño ser la dicha de alguien que es sano y descansar un poco en tu reino>. <Pequeño Descanso>"

El color de piel de Sela volvió a ser el normal y miró al aldeano que le ayudó.

"Gracias señor Anton"

Sela se reincorporó viéndose un poco más saludable.

"Pero no se esfuerce mucho Sela, recuerde que es <Pequeño Descanso>, los mareos volverán al cabo de un buen rato así que no se esfuerce demasiado"

El aldeano le palmeó suavemente el hombro y volvió hacia donde sus compañeros narraban sus historias.

Con las casi interminables historias de los aldeanos, la noche se hizo presente y como no me podía quedar sin hacer nada, ayudé a armar las tiendas. Ya terminadas, los aldeanos descansaron unos cuantos minutos antes de irse a dormir, yo hice lo mismo. No tomó mucho tiempo para que me quedara dormido, al parecer me encontraba muy cansado a pesar de no parecerlo.

Cuando me desperté al día siguiente, me encontraba en uno de los carromatos con Sela a mi lado. No sabía cómo me habían movido desde la tienda de campaña hasta el carromato. Me levanté y saludé a Sela.

"Buen día Sela"

Sela que estaba de espalda hacia mí, giró su cabeza y me miró.

"Buen día señor"

Sacando fruto a este momento, decidí preguntarle como carajos fui movido de lugar mientras dormía y, sobre todo, sin siquiera despertarme.

"Sela, ¿cómo me movieron?"

Sela parpadeó perpleja y me respondió.

"Lo levantaron y lo subieron al carromato"

Cerré mis ojos tratando de imaginar la escena donde fui levantado y llevado al carromato. Mi mente caía cada vez más profundo en mis pensamientos, tanto que hasta pensé en voz alta.

"...Tal parece estuve muy relajado"

"Sí, de hecho se le veía muy tranquilo, tanto que me dio un poco de sueño"

El surgimiento de un guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora