El número uno.

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No sé por dónde comenzar, pero siempre se cómo terminar...

Desde pequeño, desde que tengo memoria, siempre veía a los demás como simples actores fanfarrones. ¿Cómo? Es obvio, el notar y presenciar como las cosas más fáciles, eran difíciles para la mayoría de los demás niños e incluso mayores.

Si, eso es lo que yo, Miyabi Nagumo, tenía en mente cada ves que otro infante como yo, se quedaba sin hacer nada en aquel pizarrón del aula. No, no solo eso, sino también en los deportes, miraba como había gente que tenía miedo de recibir algún golpe por alguna pelota o tenía un rendimiento muy pobre en los ejercicios. Todo eso me causaba irritación.

Quizá yo era especial, ya que todo se me daba con una facultad increíble para los demás y banal para mí. Es cuando en los últimos días de la primaria empecé a sentirme mejor conmigo mismo, el ser superior a cualquier persona que me pusieran en frente. El saber que aún cuando se me pusiera alguien con experiencia, yo lo alcanzaría en un abrir y cerrar de ojos, y todo por mi envidiable talento.

En esa época, dónde hacia y deshacía por mera satisfacción, me sentía bien, más que bien... Nadie podía tomar mi lugar, siempre fui el primero en todo, incluso en popularidad con el sexo opuesto. Era simplemente lo mejor.

- Que aburrido. -

Fue cuando me gradué y comencé mi época en la secundaria... Todo el placer, toda la grandeza y toda la popularidad, se volvieron tan rutinarias que ya no eran lo mejor.

Una ves se dijo, de que te sirve ser tan rico, sino tienes a nadie con quien compartir... Una frase que la gente usa como "humildad" para reprochar su pobreza, pero, esa frase casi encajaba conmigo, ¿De me servía ser el mejor en todo? Si no había con quién competir... El hecho de siempre ser el número uno, aburre, porque ya no hay diversión en la competencia, solo la popularidad te complace.

Durante mi primer año en la secundaria, sin dificultad por mencionar, logré ponerme en una posición igual a la de mis Senpais de segundo y tercer año... Aunque hubo diversión de por medio, al final, se repitió la historia.

Al ser una escuela nueva con compañeros nuevos, pude sentir de nuevo esa grandeza, pues escuela nueva, juguetes nuevos.

La habilidad académica y atlética ya no eran mi pasión, solo rutinas que completaba con indiferencia... Quizá necesitaba algo nuevo, una nueva forma de divertirme, por supuesto, con todos mis juguetes en mano.

Quizá la cizaña, quizá la conquista de chicas que ya tengan pareja... No. Aunque aún no lo sentía tan fuerte como antes, sentía un pequeño desprecio por los no talentosos, por los fracasos... Así que, ¿Por qué no deshacerse de la basura esparcida de escuela?

- ¿Habrá alguien que se me oponga? -

Sonriente, hice lo que tenía que hacer.

Para el primer año, como presa, me fui por quién se suponía, era el estudiante estrella del colegio, el presidente del consejo estudiantil... Alguien que sin dudas era inteligente y bueno en las pruebas académicas, pero nada más. No resaltaba en nada más que eso, no era popular con las chicas, no era el mejor atleta, ni mucho menos tenía la personalidad para gobernar.

- Fuera. -

Aunque pareciese una forma fácil de narrar, el hecho está en que si se puede manipular a las personas, la reputación de una en específico, empeorará al punto de quebrar a esa persona, para así, tirar la toalla sin siquiera luchar.

Eso fue, él faltó tanto a clases que la tolerancia que el colegio le dió por ser un excelente estudiante, se acabó. No era como si hiciera falta, pues me tenían a mi, el único que hacía ver a ese ex-presidente del consejo estudiantil, como una pulga.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2022 ⏰

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