𝗜𝗡𝗗𝗘𝗠𝗡𝗘 | ❝ ¿Es que acaso aún no lo ves, Eve? Todo este tiempo, lo hemos estado construyendo con un sólo propósito... Lo hemos construido especialmente para ti. ❞
━━ Para Helena el adaptarse
a esa pequeña y misteriosa
lo...
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07. ʟᴀ ᴅᴇsᴀᴘᴀʀɪᴄɪᴏ́ɴ ᴅᴇʟ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏ ᴅᴇ ᴊᴏɴᴀᴛʜᴀɴ.
No sé cuánto tiempo pasa antes de que todo el encanto a mi alrededor, finalmente, se rompa. Me quedo estática sobre mi lugar cuando diviso a Steve avanzar a toda prisa hacia la puerta de la casa para abandonar el lugar sin siquiera mirar atrás. Mis ojos se cruzan con los de Fiona, quien tiene la misma reacción que yo ante lo que acaba de pasar.
Jonathan dirige su vista a la dirección en donde Steve había seguido a Nancy luego de que el trago de la muchacha ensuciara su blusa cuando el castaño trataba de quitárselo. No parece pensárselo dos veces ya que cruza la estancia de forma apresurada con Fiona pisándole los talones.
Doy un paso al frente esquivando a la pareja que baila a mi lado con toda intención de seguir a mis amigos, pero como si algo me tomase de los pies, me congelo sobre mi lugar. En un abrir y cerrar de ojos, todo a mi alrededor se detiene y, con otro parpadeo, el lugar en el que me encuentro se convierte en una oscura versión de sí misma.
El pánico me arrebata el aliento y un nudo se forma en mi garganta. De nuevo estaba sucediendo. De nuevo estaba teniendo una pesadilla...
El terror se construye en mis entrañas cuando el viscoso material que se enreda a las paredes comienza a moverse, creando un sonido que me provoca arcadas. Trato de retroceder, pero termino tropezando con mis propios pies y caigo al suelo de golpe.
Un par de miradas están puestas en mí como si fuese el ser más extraño en la faz de la tierra, sin embargo, me ignoran en cuestión de segundos. Me encuentro con el rostro de Evan cuando levanto la cabeza y rápidamente me extiende su mano para ayudarme a ponerme de pie. Luce preocupado y extrañado en ese momento, pero yo apenas si puedo recuperar el aliento.
—¿Estás bien? —sus palabras son opacadas por el fuerte sonido de la música, pero aún así las entiendo.
Estoy a punto de responderle, cuando un leve pinchazo toca mi ojo derecho. Lo cierro de inmediato, dejando que mi cara se desfigure en una mueca adolorida. El chico frente a mí me toma de los hombros, alarmado.
—Helena, ¿qué pasa? —la preocupación tiñe su voz cuando me observa, sin embargo, mi respuesta no lo reconforta.
—Mi ojo... —murmuro, llevando una mano a la zona afectada—. Me duele.
—Déjame ver —pide, desesperado. Yo niego de inmediato.
—Estoy bien, estoy bien. Sólo llévame afuera, por favor.
No paso por alto cómo me toma por la cintura en el momento en que nos encaminamos a la salida. Un intenso enojo me sacude fuertemente por dentro y por poco me obliga a decirle que no me toque y que me dé un poco de espacio, sin embargo, el sentimiento desaparece una vez que estamos afuera.
