01: Surgiendo de las cenizas

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No siempre encajamos en nuestra familia. Te habrá pasado, alguna vez, que no compartías cualidades con tu entorno familiar, al margen de que podías sentir su cariño te sentías un poco desorientado/a... Sucede que hay que aprender a aceptar que formamos parte de un grupo de personas individuales que poseen distintos sueños, pensamientos, anhelos, creencias, costumbres, etcétera.

Nacemos de la misma magia de la concepción y así como caen las estrellas sin previo aviso así llegamos a nuestro hogar. Ese es el juego de la vida en donde habrá luchas cotidianas. Justo ahí subsisten los osados y valientes.
Recuerdo (sin querer parecer a la protagonista de el Titanic) el olor a humo que quedó impregnado en las ruinas de la casa en la que vivía con mis padres y hermanos, allá por el año 1983.

Creo que ése fue el primer golpe de mí vida..,
A penas si había cumplido 9 años. Estaba pasando por uno de mis mejores momentos infantiles. Me sentía bien. Feliz. Alegre, pero esa noche todo se desplomó.

Sonaron las sirenas de las dotaciones de bomberos, los vecinos corrían desesperados sin saber qué hacer. No podían romper la puerta de entrada para rescatarnos de las feroces llamas que ya superaban los dos metros de altura y en medio de todo eso estaba presente la incertidumbre, ¿Quién estaría adentro? ¿Quién no?
Para cuando llegaron los bomberos el fuego había concluido con su labor, ya no había nada en pie, todo era literalmente cenizas, solo sobrevivió el hierro y el metal.
Irónicamente esas clases de situaciones sirven para darte cuenta que ahí donde a veces no encajas,a quienes no siempre comprendes ,son los que estarán contigo incondicionalmente. Pase lo que pase, siempre contarás con su presencia,su apoyo, sus cuidados y consejos.
El día anterior al siniestro que me traumatizo varios años (ya lo verás más adelante) mi mamá viajó de urgencia a la casa de su madre que vivía en otra provincia. Y nos repartieron de la siguiente manera: una de mis hermanas acompañó a mi mamá, otra se quedó junto a mi en la casa de uno de mis hermanos y otro hermano se quedó en casa. Mi padre trabajaba en el sur de la República Argentina, muy lejos de casa.

Esa organización interna y tomada a la ligera no era de conocimiento público,por ello los vecinos vivieron en carne propia la desesperación en su máximo esplendor, convencidos de que toda la familia sería víctima del fuego incesante y devastador.

No fue sino hasta que la casa se redujo a cenizas que recién ahí pudieron divisar que no había nadie adentro.
Como verás aún en el peor de una circunstancia puede florecer lo mejor, sólo debes verlo de ese modo. En mi caso estábamos vivos, sin nada más que un par de prendas pero vivos. Con una nueva oportunidad de seguir juntos y en familia.
No he de negar que resulta muy difícil seguir adelante y volver a empezar, sobre todo para los adultos porque los niños tenemos un gran poder de renovación parecida a las de las aves fénix.

Destellos De Libertad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora