CAPÍTULO DOCE: UNA CITA Y DOS CONFESIONES

330 23 0
                                    

Simplemente la había seguido por inercia, su sonrisa lo había tomado desprevenido y ahora se encontraba a su lado con una extraña sensación de incomodidad al recordar a Tootie.

—¿Qué querías pedirme? —pregunto el castaño, pero ella solo lo tomo del brazo y volvió a sonreír.

Siguieron caminando sin un rumbo fijo, Turner no sabía hacia donde se dirigía y Trixie tampoco, lo único que ella no quería era que él y Tootie estuvieran solos. Así que la única opción que encontró para evitar aquella situación fue llevárselo repentinamente sin ningún plan en concreto. Pero al girar la esquina la solución llegó con la aparición de un carrito de helados.

—Quería comer un helado contigo, ¿no puedo? —dijo en el tono más dulce e inocente que encontró.

Eso sorprendió al castaño, ¿acaso la pelinegra lo estaba indirectamente invitando a una cita?

—¿Me llamaste solo para eso? —preguntó el muchacho, a lo que ella asintió un poco nerviosa.

—Vamos Timmy, será divertido—habló un tanto coqueta acercándose a él.

—Esto... ¿es una cita? —preguntó un poco intrigado, esperándose una negación por parte de la chica, pero ella solo le dio una coqueta sonrisa, se acercó a su oído y le susurró "Podría ser".

Por alguna extraña razón se tendría que sentir una extrema felicidad por la invitación de la pelinegra de una posible cita, pero no entendía porque estaba no sentía tal euforia con aquella noticia. No lo malinterpreten, estaba feliz, pero no sentía un deslumbrante cumulo de felices sensaciones como las que creyó. En esos momentos no sabía muy bien que pensar, había esperado esos por mucho así que tal vez por el simple hecho de que le costó mucho conseguirlo accedió ante la petición de la azabache.

Ambos chicos se acercaron al carrito y ella le pidió un helado de menta y él se pidió uno de fresa.

—¿Entonces qué piensas de mi nuevo corte? —dijo Trixie lamiendo su helado provocativamente, pero no hubo reacción en el castaño.

Lo que ocurría es que el chico se preguntaba porque había escogido ese helado cuando no era su favorito, sino el de Tootie.

Trixie ya no sabía qué hacer para captar la atención del chico, ella se estaba esforzando para que la tomara en serio, pero él parecía perdido en sus pensamientos y eso la enfurecía.

—¡Timmy! —gritó ya sin saber que más hacer, pegando al chico un susto logrando que tirase su helado que ya se estaba derritiendo.

El grito de la chica le hizo salir de la ensoñación y solo tenía un pensamiento en la cabeza, había vuelto a dejar sola a Tootie y no se había podido disculpar y eso de alguna manera lo molestaba.

—Trixie, gracias por todo, pero tengo que hacer algo, ya nos veremos—dijo para luego marcharse por el mismo camino por el cual habían ido.

El pecho de Trixie se oprimió al ver como la figura del chico desaparecía a lo lejos, no se había dado cuenta cuando este se había vuelto tan importante para ella.

El castaño se dirigió hacia la escuela en busca de la pelinegra, sabía que seguramente ya no la encontrará allí pero igual quería intentarlo.

—Ya dicen que los asesinos vuelen al lugar del crimen—habló Wanda con sarcasmo, pero Timmy hizo oídos sordos.

—Te equivocaste—dijo Cosmo. —Hasta yo me di cuenta—terminó de decir.

—Ya lo sé, pero estamos hablando de Trixie, pensé, no sé...—se defendió el chico.

—Mal, pooff pooff—dijo el pequeño bebe mágico.

. . . .

Remy y su "novia" se encontraban en frente de la casa de ella. Después del incidente con su chofer Remy tenía un deseo que cobrarle a la muchacha.

—Entonces como he hecho lo que me has pedido ahora te toca cumplir con tu palabra—habló el rubio con una arrogante sonrisa en sus labios.

Tootie solo suspiró resignada, conociendo el carácter del blondo seguro que lo que le iba a pedir no era algo sencillo, mejor ya se iba preparando.

—Sé mi novia—habló serio agarrándola de la mano tomándola desprevenida.

—¿Q-que? Y-yo-y-o—tartamudeo la pelinegra.

Remy se esperaba una reacción así, sabía que ella aún tenía fuertes sentimientos hacia Turner, por ello le tenía que decir cómo se sentía para que lo tomara en serio y su relación pudiera avanzar.

—¡No te burles de mí! —exclamó Tootie molesta.

—No lo hago, tú eres importante para mí. En tan poco tiempo me has mostrado muchas cosas, sin ti todavía pensaría que Josh no me tiene afecto—dijo serio.

. . . .

Cuando el ojo azul llegó el instituto se encontraba cerrado y no había ni un alma en 500 m a la redonda, pero aun así él quería hablar con ella y no se quería quedar sin disculparse en este día.

—Deseo ver lo que ahora mismo está haciendo Tootie—pidió el muchacho haciendo que sus padrinos agitaran sus varitas para cumplir con su petición.

Un portal se abrió y le mostró la figura de la azabache, acompañada de una masculina silueta que Timmy aborrecía.

—Antes te dije que te tendrías que hacer responsable—terminó de decir el blondo para darle un beso en la frente para luego irse dejando a una sorprendida azabache.

Turner pidió que cerraran el portal, no quería seguir viendo aquella melosa escena que malinterpretó por completo.

A punto estaba de entrar a su casa cuando lo tomaron de la espalda y le dieron la vuelta encontrándose con unos ojos azules pertenecientes a una popular pelinegra.

—¡Salgamos juntos! —pidió la chica tomando el cuello de la camisa del chico y acercando sus labios para fundirlos en un beso que dejó paralizo al castaño. 

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora