Cleveland

8.3K 324 135
                                    


En la penumbra de la mañana, me despierto con un presentimiento inquietante que se aferra a mi mente como una sombra persistente.

"¿Vas a trabajar en un psiquiátrico?" Las palabras de mi mejor amiga resonaron en mi mente como un eco persistente, reviviendo la conversación que habíamos tenido días atrás. Sentí el peso de su preocupación colgando en el aire, como una sombra que amenazaba con oscurecer mis esperanzas recién nacidas.

"¿Se te ha ido la cabeza?" Su tono era una mezcla de incredulidad y temor, como si el simple hecho de considerar trabajar en un psiquiátrico fuera una locura en sí misma. Me vi a mí misma reflejada en sus ojos azules, buscando algún indicio de cordura en mi decisión aparentemente irracional.

"Hay gente muy peligrosa, y no quiero que en tu primer día ya te pase algo." Sus palabras me recordaron los riesgos y peligros que acechaban en las sombras del psiquiátrico. Me pregunté si había subestimado la magnitud de la situación, si había sido demasiado ingenua al pensar que podía manejarlo todo sola.

Pero al instante regreso al presente, compartiendo un momento tranquilo con mi abuela en la calidez reconfortante de nuestra cocina familiar. Mientras disfruto de mi desayuno, noto que su mirada sabia se posa en mí con un brillo particular, como si pudiera leer mis pensamientos antes incluso de que yo los exprese en palabras.

- Nana, ¿cómo sabes siempre lo que pienso? - le pregunto con una sonrisa juguetona, aunque en el fondo sé que no hay nada que pueda ocultarle a esa mujer tan especial en mi vida.

Ella responde con una risita suave y un destello travieso en sus ojos arrugados.

- Oh, querida Leah, he pasado suficiente tiempo contigo para conocer cada una de tus expresiones - dice con ternura, tomando mi mano con un gesto reconfortante.

Inevitablemente, su sabiduría me abruma y me encuentro bajando la mirada, incapaz de ocultar la ansiedad que me consume por dentro. Antes de que pueda articular mis preocupaciones, ella las aborda con una serenidad que solo puede provenir de una vida de experiencias y amor incondicional.

-¿Estás preocupada por tu nuevo trabajo, verdad? - Su pregunta es suave pero directa, como si hubiera leído mis pensamientos más profundos con una precisión asombrosa.

Asiento con un suspiro resignado, sintiendo un peso aliviado al saber que no tengo que ocultar mis miedos ante ella.

-Sí, un poco - admito con sinceridad, dejando que la vulnerabilidad se filtre a través de mis palabras.

Nana me mira con una mezcla de comprensión y afecto, sus ojos transmitiendo una confianza inquebrantable que me llena de determinación.

- No te preocupes, querida - dice con suavidad, apretando mi mano con firmeza reconfortante. - Confío plenamente en ti y en tu capacidad para superar cualquier desafío que se te presente.

Sus palabras son como un bálsamo reconfortante para mi alma inquieta, recordándome que no estoy sola en mi camino hacia el futuro incierto que me espera en el psiquiátrico. Con el amor y el apoyo de mi nana a mi lado, sé que puedo enfrentar cualquier desafío con valentía y determinación.

Con una sonrisa agradecida, me levanto de la mesa y me despido con un beso en la mejilla. Sin embargo, apenas doy unos pasos hacia la puerta cuando me doy cuenta de que estoy terriblemente atrasada para mi primer día de trabajo.

- ¡Ay, Dios mío! ¡Voy a llegar tarde! - Exclamo preocupada,  mi corazón late un poco más rápido de lo habitual ante la perspectiva de enfrentarme al día que me espera.

Corro hacia mi habitación con la gracia de un elefante en una tienda de porcelana, tropezando con mis propios pies en mi afán por llegar rápido. Mientras busco frenéticamente entre mi montaña de ropa, me pregunto si alguna vez lograré dominar el arte de la puntualidad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MI DEBILIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora