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Un suspiro salió de su labios una vez había llegado a su hogar, estaba muy cansada, apenas eran las cinco de la tarde y aún tenía que terminar unas tareas de su curso. No caminó ni siquiera dos pasos cuando algo la tiró al piso con fuerza y le siguieron una buena sesión de lamidas en su rostro.

—  ¿Chiquito? —Separó un poco al animal para verlo y efectivamente era su mascota, irónicamente a pesar de tener dicho nombre de chiquito no tenía nada ya que era un gran danes— ¡Chiquito! ¡Mi amor bello hermoso! — Su tono cambió a uno más melosos en lo que abrazaba al canino.

— ¡Sobrina querida! —Hayden tembló y de un brinco ya estaba de pie, tan solo con echar un repaso rápido en la sala se cruzó con la maleta de su tía y esa maldita maleta significaba peligro.

— ¡Lo siento, depa’ equivocado! —Tomó del collar a su perro para jalarlo y tratar de huir, aunque no le salió bien la jugada pues su mascota se sentó sin intenciones de moverse— Mueve chiquito que voy a sufrir.

Muy tarde, su tía ya estaba frente a ella con los brazos cruzados— ¿Así me recibes después de meses? Eres muy cruel.

— Solo pasaron unas semanas, no seas dramática —Su tono expresaba su rendición, ya la había atrapado así que no le quedó de otra que entrar a su hogar —Pensé que estabas con ese marinovio tuyo.

Hablo ya cuando estaba adentro, se llevó una sorpresa al ver a su gato dormido en el sofá pero solo se limitó a expresarlo con una sonrisa. Camino hasta la cocina para buscar una copa y una botella, conocía a su tía y fijo que necesita licor en su sangre.

— ¿Hablas de Stefano? El está ocupado mi niña —Tan solo estiro su mano para recibir la copa llena— Asumo que tu padre te puso a trabajar en ya tu sabes.

— Me tiene hasta las huevas —Hablo apenas se sentó en el sofá al frente de su tía.

Revisó su teléfono con dificultad, pues tan pronto lo hizo sus mascotas ya estaban sobre ella. Por otro lado Dominic se levantó con copa en mano y haciendo resonar sus tacones, caminando sin perder de vista ningún detalle.

A los ojos de la señora estaban varios bocetos que asume eran parte de los proyectos que mandaba esa “Escuela de cuarta” como solía llamarla, también algo que no pasó desapercibido era el celular que era claro no le pertenecía o en su defecto era un celular nuevo.

— Tu padre tiene la manía de ser muy rompe huevos, creo que lo tiene de herencia —Habló luego de un rato, tomando entre sus manos esos bocetos de ropa— ¿Sabes? Hoy me estuvieron llamando repetidas veces a mi teléfono —Miro de reojo a su sobrina, quien mucha atención no le prestaba por tener su atención en su teléfono propio—, era de la preparatoria JaeWon ¿No es donde te inscribió tu padre? —Aguanto su risa por ver como su sobrina buscaba activamente como huir— Según palabras del director, acabas de entrar y hace como una semana que nos has asistido a clases.

— ¿Estoy en problemas? —Hayden se calmó con la negación de su familiar— ¿Entons?

Una sonrisa se formó en el rostro de la señora quien a paso lento camino hasta la maleta que estaba al lado del mueble en donde anteriormente estuvo sentada— Te voy a ayudar, pero tendrá que ser bajo mis —Le dio un leve golpe a la maleta con el pie, acto con el cual se abrió— condiciones~

— Ave Maria purísima 

— Sin pecado concebido —Le siguió la frase a su sobrina— Veamos si esa escuela te enseño lo suficiente.

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Otro día comenzó lo más normal que se podía esperar, los alumnos llegaban a montones a la preparatoria JaeWon sin dejar esa costumbre de hablar sobre el aspecto de la gente. El cuchicheo ya era de por sí muy intenso, aumentó con la llegada de Crystal en aquel cuerpo con apariencia casi celestial y se potenció aún más con la llegada de las extranjeras.

Crystal al darse cuenta de la presencia de la pelirroja se acercó, notando casi de inmediato que Hayden temblaba de impotencia y su caminar se notaba incómodo e inquieto— Hayden cálmate.

— Odio estos zapatos —Dijo casi de inmediato sujetándose a la coreana, la cual soltó una pequeña risa.

— Lo estas haciendo bien —Crystal intentaba con muchas fuerzas soportar a la pelirroja que extrañamente estaba portando ropa formal, cosa que no parecía agradarle a su amiga.

— Bromeas ¿Cierto? He usado tacones y plataformas pero con estas cosas creo que me voy a caer —¿La queja principal? Unos zapatos de tacón en punta que le estaban matando los pies— ¿Cómo caminas con estas cosas? It's not possible! —Esta vez las palabras eran para su tía que cargaba tacones del mismo estilo casi siempre y caminaba con toda naturalidad.

— Soy alguien que vive de la moda, tener esta apariencia me define, mi niña —La señora acomodo su corto cabello bajo la mirada cansada de la joven.

La verdad a veces Hayden se arrepentía de haber conocido a su familiar...

Pero mientras ellas estaban metidas en su burbuja, muchos miraron detenidamente a las tres. La mayor a pesar de tener una edad ya casi rozando los 40 se veía muy bien y estilizada, y las miradas que recaen en las dos jóvenes eran simplemente de impresión dado a que uno era catalogada como la chica más hermosa que hayan visto y la otra como una flor que no todos los días podrías presenciar. Sin duda son un tema de que hablar en la escuela.

Rosas y Espinas  |《Lookism》|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora