𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐

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                                               Eddie Munson

He pasado muchas cosas dolorosas en mi vida pero separarme de Alice es sin duda lo peor y más doloroso que he experimentado nunca; ella me había traído la felicidad que siempre me ha faltado, hacia que me sintiera más que un friki que juega a un juego de fantasía, me ha hecho sentir que soy más que un bicho raro en este pueblo de mierda.

Pero ahora nuestros caminos se tienen que separar, no por decisión de ambos, si no por personas ajenas; ayer cuando deje el encargo que tenía que hacer me topé con Billy lo que me sorprendió bastante, pensaba que no iba a tener los huevos de dar la cara después de lo que le hizo.

Mis ganas de partirle la cara por todo lo que pasó son muy grandes pero en cambio decidí controlarme, prefiero no buscarme problemas, todo el mundo pensará que soy igual que mi padre y es justo lo que no quiero.

(...)

—Vaya, vaya, ¿A quién tenemos por aquí? Si es el friki Munson—escucho la voz de Billy que me hace rodar los ojos.

—¿Que coño quieres Hargrove? No tengo tiempo para tus mierdas, tengo mejores cosas que hacer—escupo con asco acercándome hacia mi furgoneta.

Mejores cosas como cuales. ¿Follarte a Alice por ejemplo?su tono es irónico cosa que hace que mi sangre hierva—No es raro que lo hayas hecho, le encanta abrirse de piernas con cualquiera.

Mi paciencia se agota al escuchar sus palabras así que le agarro de la camiseta con fuerza empujándole hacia la camioneta haciendo que su espalda choque con la misma; me cabrea mucho más esa sonrisa de mierda que tiene en la cara.

—No voy a dejar que hables de mi novia de esa forma, pedazo de imbécil, cuidado con lo que hablas o haces porque te juro que te parto los dientes. ¿Estamos?. Si tu la humillabas y la insultabas yo no voy a consentir que lo hagas—mi rostro es completamente serio mientras mis ojos se clavan en los suyos.

—¿Novia?—suelta una carcajada dándome un empujón para alejarme de él—Vamos Munson, no digas gilipolleces—esta vez su expresión cambia a una más seria—No creo que seas como tu padre y quieras acabar en la cárcel, aunque tal vez vas bien encaminado. ¿Que es eso de vender droga en un instituto?—rie irónicamente dándome otro empujón.

Ni le doy tiempo a terminar cuando mi puño impacta en su cara haciendo que se aleje unos metros, antes de que tenga tiempo para reaccionar vuelvo a repetir la misma acción y agarro su cuello con fuerza; no me gusta que toquen el tema de mi padre, menos aún que me comparen con esa persona.

—Te voy a matar hijo de puta—respiro algo agitado por la adrenalina recibiendo un golpe en mis costillas que me hace retroceder y retorcerme del dolor.

Billy agarra mi chaqueta estampandome contra un árbol haciendo que me quede inmovilizado.

—Escuchame friki, eres un puto bicho raro que solo tiene al pobre de su tío, Alice está contigo por pena. ¿Por qué si no? ¿Por qué te quiere?—rie ironicamente—Si no quieres pudrirte en la cárcel como la mierda de tu padre más te vale alejarte de ella para siempre o la policía se va a enterar de lo que haces—suelta mi chaqueta con brusquedad.

Yo me quedo callado al escucharle, no me conviene que la policía sepa a lo que me dedico porque puedo buscarme un buen problema; tal vez tenga razón y yo solo este destinado a ser la misma mierda que es mi padre.

Le empujo lejos de mí y sin decir ni una palabra me dirijo hacia mi camioneta para poner rumbo a mi casa, necesito drogarme para despejar la cabeza y pensar en que coño hacer.

(...)

Lo mejor es que yo me aleje de ella, no se merece una persona como yo al lado, por eso no puedo venderle droga en este puto momento pero al escuchar sus palabras siento como algo se rompe dentro de mi; claro que la quiero, la quiero más de lo que me puedo llegar a querer yo a mi mismo, ella es lo más bonito que me ha podido pasar nunca por eso me duele que me trate de ese modo.

Sé perfectamente que en a penas un día ha pasado de estar feliz a volver a la mierda que tenía antes pero yo no puedo protegerla desde la cárcel, al menos estando aquí puedo verificar que está bien y en este momento no lo está; ojalá poder decirle todo lo que pasa, me arrepiento de cada palabra que le dije.

Me he pasado toda la noche llorando ya que a mi cabeza venían todos los recuerdos bonitos que habíamos pasado, la manera en la que me miraba y en como me hacía sonreír; jamás había experimentado esta sensación y ahora que sé que no la voy a volver a tener tengo un vacío muy grande que dudo volver a llenar.

Alice ha sido la luz que me ha iluminado las ideas, había dejado las drogas porque no tenía ningún motivo para querer estar bajo su efecto, con ella me siento tan vivo que no me hace falta nada más, pero ahora que ha ocurrido esto es la mejor manera de poder pasar por el mal trago.

Sus ojos están completamente tristes y oír que va a volver a consumir me parte el alma en mil pedazos pero tengo que actuar como si no me importase así que no me queda otra que acceder a vendérsela por mucho que no quiera.

En cuanto llegamos a un lugar más apartado saco de mi mochila una pequeña caja en la que tengo un par de bolsas de cocaína.

—Treinta dólares, esto es medio gramo—hablo con un tono frío extendiéndole las bolsitas—No pienso venderte más droga, Alice, que te quede claro

—Me la suda Munson, deja de hacer como si te importase, he vuelto con Billy y es lo único que me interesa en este momento; tú me dejaste bien claro que no me querías y que no eras suficiente, quizás tengas razon—escupe con asco extendiéndome el dinero.

Sus palabras se clavan en mi cerebro una y otra vez tratando de procesarlas, ha vuelto con Billy, eso hace que mi preocupación vaya en aumento, sin quererlo la había lanzado a la boca del lobo otra vez de donde tanto me costó sacarla.

Necesito abrazarla y suplicarle que vuelva conmigo, que todo lo que dije no es cierto y que ese cabron me ha amenazado pero quién sabe si la habrá hecho lo mismo con ella, tengo ganas de echarme a llorar como un niño pequeño en este momento.

—Si tan solo supieras que estar alejado de ti lo estoy haciendo por tu bien no dirías lo mismo—respondo encogiéndome de hombros.

—No me interesa lo que me digas, ya no somos nada, te he dicho que no te preocupes por mí, me dejaste claro que no me quieres—responde seca para después alejarse de ahí.

Me quedo observando cómo se aleja y siento como mis ojos comienzan a humedecerse, juro que me encantaría salir corriendo detrás de Alice para decirle que todo es una amenaza del imbécil de Billy pero eso nos traería consecuencias a ambos.

—Claro que te quiero, siempre lo he hecho y siempre lo haré—murmuro para mi soltando un suspiro y comienzo a caminar hacia mi camioneta.

Necesito drogarme para olvidarme de esto.

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Hooolaaa.

¡YA SOMOS CASI 7K, ESTE CAPITULO DE REGALO!

Me ha encantado escribir este capítulo desde la perspectiva de Eddie. 🥺

Siento acabar con vuestra estabilidad emocional JAJAJAJA.

Gracias por leer. 💘

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora