Capítulo 3
Allí estaba, finalmente preparado para su día. No podía esperar más. Nunca había sentido aquella necesidad de tomar dicha decisión... Hasta que ella llegó a su vida como un huracán, arrasando todo lo que él creía.
Ni siquiera era aquel Christopher que había sido antes. Se miró por último en aquel inmenso espejo que se encontraba en su habitación. Y decisión salir. Su chófer le esperaba en el estacionamiento para llevarle al lugar donde se llevaría la recepción de su boda.
Salió y llamó al ascensor. No había tiempo que perder. La puerta pronto se abrió y se encontró en frente de un hombre de su misma contextura, vistiendo una ropa deportiva.
- Buenos días.- expresó por educación.
- Buenos días.- le respondió, mientras éste le miraba con cierta extrañeza- ¿Padrino de boda?
- No, el novio...
- Felicidades...
- Gracias...
El ascenso finalmente llegó a planta baja, y ambos tomaron caminos opuestos. Sin saber lo irónica que podía ser la vida. Tiempo atrás Christopher pensaba como aquel hombre. Y ese hombre, quizás tendría que aprender lo que había aprendido Christopher duramente.
Mientras Christopher se dirigía al estacionamiento, Sebastian salía por la entrada principal. Ese día había despertado con ganas de salir a correr. La noche anterior no había podido hacer aquel ejercicio que a su cuerpo le deleitaba.
Y la tensión muscular, a causa de ello, tampoco le ayudaba de mucho.
Bufó para así cuando se encontró con aquel hombre que se había subido a su ascensor. ¿Cómo un hombre en su sano juicio se permitía cometer tal error desastroso y descomunal? ¿Acaso no sabía que ese paso simplemente significaba ponerse una soga en el cuello para morir en aquel instante en que dijera: "Sí, acepto"?
Cuando finalmente se encontró afuera, decidió ponerse a trotar. Se había colocado su iPod. Odiándose a sí mismo por haber perdido su oportunidad de saciar su deseo. Había podido elegir a otra mujer, pero se había encaprichado con aquella que le había ignorado.
Sabrina se miraba por última vez en el espejo, antes de subir a aquella limusina donde se llevaban al todo el cuadro de damas de honor con la novia. Sonrió alegremente. Se sentía en una especie de cuento de hadas, aunque era consciente que no era el suyo.
Sin embargo, jamás había sido una dama de honor. Sino una invitada más. En ese instante se sentía afortunada. Era una dama de honor y era la boda de su querido primo.
- Es hora de partir...- indicó Amy y todas las damas de honor se prepararon a subir, después de la novia.
Simplemente era un grupo pequeño. Las amigas de Amy, su hermana menor y ella.
Christopher finalmente llegó, se encontró con los invitados por parte de su familia. Encontrándose con su padre y algunos conocidos que había tenido que invitar por mero protocolo familiar al ser el hijo del duque Stafford. Su madre no estaba allí, como lo suponía que sucedería. Excusándose antes los presentes por motivo de salud.
- Aunque no es de mi agrado saber que te casarás con alguien inferior a ti, no puedo negar que me siento orgulloso de ti. Al menos sabré que el linaje de nuestra familia seguirá en pie, después de que dejé de existir. Y tendré el placer de tener nietos. Muchos nietos...
- ¡Padre! Apenas es el día de mi boda. Los hijos vendrán después.
- Pero se planifican al momento que unes tu vida con alguien... Yo hubiese deseado tener más hijos. Pero la salud de tu madre era delicada después de tu nacimiento y...-guardó silencio al recordar aquel ayer- Es tu día. No te atosigaré con mi pasado.
- Prometo que tendrás nietos... Aunque no será un equipo de fútbol.
- Me encantará verlos y escucharles decirme abuelo... Bueno, no te quito más tiempo. Es momento de que esperes a la novia en el lugar que te corresponde. Amy debe estar por llegar...
- Gracias padre...
- ¿Gracias por qué?- le expresó con cierta curiosidad.
- Por estar aquí presente en un día tan especial para mí...
- Tenía que venir... Eres mi único hijo. Y a pesar de que sienta que a veces no compartimos las mismas opiniones. Eres mi heredero y el futuro duque de Stafford.- abrazó a su hijo, de la manera que jamás lo había hecho. Haciéndole ver a su hijo que no era un hombre tan rígido como lo había tratado ser el resto de su vida- ¡Vamos! ¡Ve a tomar tu lugar!
Y así hizo.
Amy apareció minutos después, como había estado programado. Él la admiró, sin poder evitarlo. Era la novia más hermosa ante sus ojos. Y era suya. Sólo suya. Esperó impaciente a que ella llegará hasta su lado y el señor Paul Parker se la entregará. Cuando esto sucedió, finalmente empezó la ceremonia.
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Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")
RomanceHa pasado mucho tiempo desde que el amor llegó a su vida y se marchó, sin decirle adiós. Ahora la simpática Sabrina Stewart verá como la vida le tiene una sorpresa, en el mismo lugar, en dónde su primo Christhoper Williams lo encontró. En la ciud...