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Changbin empezó a trabajar en su gimnasio favorito hace un año, amaba hacer ejercicio pero también amaba enseñar lo que sabía así que en cuanto le dieron la oferta de trabajo no dudo en aceptarla.

Así podría ayudar a sus padres en cuanto a sus estudios, podría pagar una gran parte de su matrícula y así no presionar tanto a sus padres con el tema del dinero, después de todo estudiar arquitectura era algo costoso pero era lo que el amaba.

Sus horarios eran flexibles por lo que no tenía problema con su horario escolar, era un buen balance.

— Seo — hablo Jeongin, el recepcionista del gimnasio una vez que vio a Changbin pasar por aquellas puertas automáticas.

— ¿Que hay Innie?.

Changbin camino por el recinto hasta que una cabellera rubia llamo su atención, estaba hablando con su amigo, no podía verle el rostro porque estaba de espaldas, se acercó a ellos y decidió saludar.

— ¡Hey Bang, que sorpresa verte por acá! — ambos amigos se saludaron chocando los puños, fue ahí cuando pudo ver el rostro del rubio.

Labios finos, ojos claros y algo grandes, nariz pequeña y redonda, su rostro estaba bañado por pecas, parecía irreal.

Por su parte Felix había quedado impresionado por aquel sujeto, su cabello era negro, estaba rapado de los lados, sus ojos eran pequeños, sus labios algo pronunciados, mandíbula marcada, sus brazos le habían llamado mucho la atención y su voz grave, sentía que se moría.

— Changbin, el es Felix mi primo, Lixie el es Changbin un amigo que conocí aquí en el gimnasio — hablo Chan.

— Un gusto Felix — saludo con una reverencia Changbin.

— El gusto es mío — Felix sonrió — Se te cayó un papel — Changbin miro al piso tratando de encontrar aquella basura — En la que venías envuelto, bombón.

El rostro de Changbin se volvió rojo, Chan se había tapado su cara, quería reír.

Felix sonrió orgulloso, tal vez no era mala idea ir al gimnasio.

Entrenador Bin ⟨ Changlix ⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora