Un Girasol Marchito.

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El invierno marchita hasta la flor más hermosa, no importa, ninguna sobrevive. Poco a poco sus pétalos caen sin poder evitarlo, no hay misericordia era la naturaleza, vivir y algún día finalmente morir.

Un destino que todos compartían sin excepción alguna, Neji no estaba del todo equivocado después de todo. Es cierto la vida por si sola no tiene sentido pero después de pensar y reflexionar puedes llegar a saber como quieres vivirla. Una decisión propia que puede ser comúnmente poco valorada.

Para Itachi el peor escenario de su vida sucedió en el momento al verlo caer al suelo sobre sus rodillas mientras se sujetaba el pecho, su rostro mostraba un inmenso dolor además de los jadeantes gemidos provenientes de su boca hasta que finalmente se desplomó en el centro de la cosina de la casa que compartían desde hace unos años.

Recuerda haber llegado pidiendo ayuda desesperado, el eco que se creó por los pasos apresurados de médicos y enfermeras no se hizo esperar así como obtener las miradas curiosas de algunas personas que estaban ahí. Le pidieron ponerlo sobre una camilla, él tembloroso lo hizo con a duras penas un poco de su cordura su instinto le pedía a gritos no separarse de su pareja.

Después de todo eso habían prometido estar juntos en las buenas y en las malas. Un mal presentimiento albergaba su destruido corazón que solo aquella persona podía curar, solo él. Los médicos y algunos hombres forcejearon con el para mantenerlo quieto en su sitio y no entrara a donde estaba su adoración.

Tsunade había sido directa cuando dijo que estaba prohibido, que le dejara la vida de su pareja en sus manos y eso medianamente le trajo alivio.

Y entonces las horas pasaban lentas, la angustia y preocupación estaban en su límite. Aquel hombre caracterizado por su infinita paciencia había desaparecido dando paso a uno completamente desesperado. La angustia le carcomida el alma y poco a poco consumía cada pensamiento positivo.

¡necesitaba verlo! ¡que le dijeran que estaba  bien!.

¿Ya cuento había pasado?. 

Nadie da noticias.

¿Por qué demoran?.

Despertó cuando su cuerpo fue ligeramente zarandeado, abriendo los ojos notó la mirada preocupada de su hermano menor. Seguramente la noticia se había divulgado, mal momento cuando su esposo era el Hokage de la aldea.

Su hermano le alentó  regalándole las palabras necesarias para darle un poco de esperanza.

Sasuke le extendió un vaso desechable de café cargado sabiendo que lo necesitaba por el aspecto desvelado de su hermano. Y ambos se pusieron de pie al ver a Tsunase aún en bata y cubrebocas caminar hacia ellos atrás de ella Karin y Sakura caminaban con la mirada baja, no era buena señal.

—¿Que paso?— pregunto al instante rezando con todo su corazón de que todo esto fuera un sueño.

Tsunade se mentalizado para dar la noticia, respiro cansada para poder hablar. 

—Itachi, su chakra... se está volviendo inestable... y aún no damos idea de lo que pueda ser.

Desvio la mirada, el séptimo Hokage era su nieto y esto también era difícil para ella.

Sasuke se removió inquieto,  su mejor amigo gozaba de un grandioso estado de salud.

—¿Que significa eso?.— se atrevió a preguntar.

—Llamalo una enfermedad, una de la que no tenemos idea, nunca se había visto algo similar. Su chakra estaba inestable y puede que en el futuro no moldee  más chakra, sin embargo eso no es lo que nos preocupa. Si no que esto esta afectando progresivamente a más partes y áreas de su cuerpo. Su propio cuerpo lo está matando. —Suspiro para continuar — sin idea a que nos enfrentamos, no podremos hacer una cura a tiempo y aún si lo intentamos no sabremos de que forma pueda afectarlo. Ya sea positiva o negativamente.

Itachi contenía la respiración h cada palabra era una daga en su corazón. ¿Que nunca podía ser feliz?, ¿por qué tenía que ver como las personas que amaba se le estaban abandonando?.

—¿Mi esposo puede morir?— cuestionó.

Tsunade no supo como responder, no tenía respuesta. — Haremos todo lo posible para salvarlo, quizá Amado o Orochimaru sepan algo...

—¡De ninguna manera! No pondré la vida de Naruto en manos de ese par de locos!.— Grita exaltado. Lo último que quiere es ver a su esposo como conejillo de indias.

—Si no eres capaz de negociar hasta cin el diablo por la vida del doncel que amas, entonces te recomiendo hacerlo feliz hasta... — aspira y su voz comienza a romperse — hasta que muera.

No podía elegir,  nunca podría hacerlo. La vida de Naruto o dejar que experimenten con él.

Sasuke colocó una mano en el hombro de su hermano mayor, mejor que nadie sabe lo que Itachi sufre.

—Tsunade-Sama. Deje que mi aniki lo piense...

La rubia asintió — pondré más supresores y medicamentos para controlar esto. Lo siento mucho Itachi. — dio media vuelta para irse.

Los dos hermanos se miraron entre ellos, era una situación difícil.

—¿Que hay de Kurama?— cuestiona el menor.

Si lograban una pista de la enfermedad podían conseguir una posible cura. Itahi primero subio a la habitación donde Naruto descansaba inconsciente, tan relajado y despreocupado.

Su cabello se esparcía por la almohada el único ruido presente era el del monitor que verificaba la oxigenación de sangre junto al ritmo cardiaco.

Miraba con devoción al chico, su rubio de apenas 29 años. Su juventud estaba en pleno apogeo,  miro con detalle su rostro, las hermosas pestañas del que era poseedor y esas curiosas marcas en las mejillas que ante sus ojos lo hacía ver adorable. Tenían una década de ser esposos, después de la guerra ninja y convivir juntos logró convencerlo de casarse con el.

No podía ahora dejarlo solo.

Él no.

Ya había perdido a su madre y a su padre, a su amigo Shisui, y estaba por perder la vida. Naruto lo convenció de seguir adelante que no sabía que hacer si Naruto ya no estaba para alumbrar su camino.

—Amor... se que eres fuerte... tienes que resistir ¿si?. — besa su frente, las lágrimas caen sobre el rostro de su amado. Y gradualmente los sollozos escapan de su garganta. — No me dejes...

No me enseñaste a vivir sin ti...

inevitable despedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora