𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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Mi cuerpo comienza a temblar al escuchar hablar a la pelirroja, Billy ha tardado menos de lo que yo pensaba en saber que íbamos a estar aquí aunque para eso no hay que ser muy inteligente, inconscientemente me pego más a Eddie en un intento de buscar tranquilidad y es indudable que él me la da cada segundo.

El metalero rodea mi cuello con uno de sus brazos atrayendome a él mientras acaricia mi pelo con suavidad para tranquilizarme, esto se va a poner muy feo.

—Tranquilos, saldré yo, no va a tener cojones a entrar aqui—murmura Steve entre dientes caminando hacia la puerta.

Eddie, Nancy, Max y yo nos ponemos de rodillas en el sofá para tener una buena vista del exterior, estas ventanas son de papel prácticamente y se puede escuchar perfectamente el sonido del exterior.

Billy se baja del coche con un cigarro en su boca y su sonrisa vacilante de siempre, Steve mientras tanto se mantiene quieto en su sitio cruzado de brazos, estoy completamente segura de que su expresión es de repugnancia absoluta en este instante.

—¿Estoy soñando o eres tú Harington?—pregubta Billy en tono arrogante, Dios como lo odio.

—Si soy yo, cuidado no te corras al verme, Hargrove. ¿Que haces aquí?—cuestiona Steve con un tono cansado, sé que él también odia esa actitud de chulo de Billy.

—Estoy buscando a tu hermana y ya de paso a Max también, iba a traerlas como siempre pero sorpresa, no estaban—rie irónicamente acercándose a Steve—No me toques los huevos y dime dónde están

—Ni lo sé ni me importa, no controlo a mi hermana ni a la tuya, deberías de tener más cuidado—responde mi hermano viendo cómo aprieta sus puños.

—¿No? ¿Entonces me explicas eso?—Billy señala hacia la ventana haciendo que nos agachemos rápidamente.

Mi pecho sube y baja con fuerza a causa de la adrenalina que recorre mi cuerpo ahora mismo, ha sido muy tonto de nuestra parte ponernos en la ventana.

Puedo alcanzar a ver cómo Steve cae al suelo y segundos después la puerta se abre bruscamente haciendo que todos saltemos de nuestro sitio; Billy entra por la puerta y dirije su vista a mi que al verme sonríe inmediatamente haciendo que una inquietud recorra mi espina dorsal.

—Vaya, vaya ¿A quien tenemos aquí? Si es Munson—dice sin parar de sonreír acercándose a paso lento hasta nosotros.

—Billy, largate de aqui—interviene Max rápidamente adelantando un par de pasos para quedar frente a él.

Eddie me pone detrás de él sin soltar mi mano, mis piernas están como gelatina y creo que en cualquier momento me voy a desmayar de los nervios.

—Tu callate—escupe con asco apartando a Max continuando su camino hacia mí pero topándose con Eddie.

—Vete de aquí Hargrove, no pintas una mierda aquí—escucho decir a Eddie con repugnancia en su voz.

Billy sonríe irónicamente mientras niega con su cabeza e inmediatamente posa su vista en mi a pesar de que estoy detrás de Eddie muerta de miedo.

—Alice, me has desobecedido....¿Sabes lo que pasa cuando lo haces?—murmura entre dientes cambiando su expresión a una más seria—Rompo cosas—de un momento a otro agarra a Eddie de la chaqueta empujándolo hacia uno de los muebles.

Ahogo un grito desesperada sin saber que hacer, Eddie a penas puede defenderse ya que lo tiene acorralado pero sus ojos están llenos de rabia, si tiene la oportunidad Billy de aquí no sale vivo pero por su actitud sé que viene drogado hasta arriba, sus pupilas están dilatadas, suda ligeramente y no para de sorber su nariz.

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora