Rincón de Gonzalo

Lo que el cáncer me enseñó

Quisiera alzar la voz, dejar por escrito lo que he sentido al enterarme de la noticia. Ayer 22 de Agosto Carlos Sarriá, conocido como Charlie en sus redes, fue finalmente abatido tras una intensa lucha de sudor y lágrimas, por un miserable cáncer. Lo conocía por sus vídeos de humor negro, pero no sabía de él desde hacía tiempo. Desconocía la gravedad de su enfermedad,  y al enterarme de lo ocurrido oí en mi interior un llanto, uno que no cesa. Mi objetivo no es en absoluto contribuir al dolor de las personas realmente afligidas con este asunto, sino todo lo contrario. Deseo que leer estas palabras aporten algo de luz a sus vidas, porque jamás existirá un dolor más fuerte que perder a alguien.

Cuando veo las redes volcadas ante uno asunto como este, veo con claridad que no todo es blanco y negro. Que siempre habrá gente compasiva y con el corazón lleno de pasión. Me enternece leer las palabras de amor dedicadas al chico, siento caricias y lágrimas en mi piel y no son mías. No puedo quedarme de brazos cruzados, por eso escribo estas palabras mientras pasan fugaces imágenes de él. Desde que he empezado con este artículo tengo claro que el mensaje que nos deja Charlie es ahora una nueva regla de vida para muchos. Su muerte no ha sido en vano, su vida forma parte de nosotros ahora. Los valientes no mueren, descansan en las mentes de otros valientes.

¿Estaba listo para una despedida? supongo que no, pero así funciona eso a lo que llamamos destino. Eligió llevarse a Carlos consigo, aunque todos sabemos que mientras mantengamos su esencia en el corazón seguirá vivo. Solo espero que en el lugar que lo entierren haya un patio de recreo al lado, así nos aseguramos de que esté donde esté su alma, bailará entre risas, jugará y disfrutará para siempre. Siempre me he preguntado cual era su fórmula para ser feliz, para aceptar todos sus problemas y acarrear con ellos como si nada. Esperaba una respuesta, de la vida supongo. Agradezco sin duda también a sus amigos, su familia y su pareja por hacer que la vida de este chico fuera estupenda, por crearle recuerdos con los que poder llorar durante las últimas miradas. Mostraron que el amor no tiene límites y que ninguna sensación supera al lazo que tenemos entre almas. Eso me alivia, el amor que he visto me hace sentir en paz con el mundo.

Estoy convencido de que existen dos vidas, la primera dura hasta que te das cuenta de que algo tiene que cambiar. Yo voy por la segunda vida, digamos que tengo unos cuatro años. Todo empezó cuando descubrí a Albert Espinosa y cambió mi vida con sus palabras. Esta noticia, me recuerda a una frase de él que me acompaña desde la primera vez que la leí: " La felicidad no existe, lo que existe es ser feliz día a día". Que razón tiene , quien, tras haber superado varios cancéres y haber logrado continuar su vida con esperanza, ha sabido descifrar el código para que seamos felices. ¿ Cómo es posible que alguien después de una vida de miseria se vea capaz para escribir libros "salvaheridas" , dirigir películas inspiradoras y dar charlas alentadoras sobre la muerte ? Solo alguien con el corazón de muchos otros podría lograrlo. Alguien que ha aprendido de los demás como nadie, un ejemplo a seguir cuya religión es la gente buena . Con esto quiero decir que todos podemos ser Charlie o Albert, que si compartimos lo que sabemos, lo que amamos y lo que nos aterra podremos vivir una vida lo más alejada del dolor posible. Al fin y al cabo las pérdidas son ganancias, y la muerte de nuestro querido Carlos ha servido para mostrar al mundo que la vida hay que disfrutarla, exprimir cada momento y sentir con más fuerza. Que lo más importante no es la fama o la riqueza, sino ser valiente en la vida, en la muerte , y en el amor.

La gente teme que acabe todo, como si la muerte se tratara de eso. Creo que la pandemia ya nos cambió a muchos, pero otros tantos aún no han logrado entender que fallecer no es más que un punto y aparte. No banalizo la muerte, simplemente considero que vivir obsesionado con ella es lo mismo que morir. Pasar tus días creyendo que desaparecerás te hacer estar muerto en vida, no sientes lo que deberías. No puedes apreciar las minucias de la vida, esos momentos que hacen que te despiertes ilusionado. Por eso intento que cada día tenga algo único como ver una charla que me haga soñar, leer unas páginas que me creen ganas de volar y ver películas que me hagan viajar a otros corazones, a otras historias. " Cualquiera que tenga la capacidad de ver la belleza nunca envejece " decía Kafka, y que razón tenía, haz que tu vida sea tu capítulo favorito de un libro.

Charlie era un guerrero cuyo lema era Memento Mori, un soldado que ha vivido todos sus días como si fueran los últimos y ha disfrutado como si fueran los primeros. Así que su muerte más que dolor debería aportar luz a nuestras vidas, su luz. Y aunque por algunos días suframos por su marcha y nos sea imposible ser felices del todo, hemos de procurar fervientemente de defender la alegría. Esa que le caracterizaba en su vida y que logró transmitir a las personas de su entorno primero y de sus redes después. Es necesario parar el mundo para moverlo, detenerse y mejorar con detenimiento para volver a una vida mejor y más sana. Es más, estoy seguro de que él no querría ver llantos ni sollozos, sino sonrisas de melancolía que nos valdrían para ver el mundo como él lo hacía. No cabe duda de que ese sería su deseo.

Este artículo va dedicado a todos los que no se rinden, a los saben que detrás de cada golpe hay que levantarse. A esos voleadores de vida que persisten en hacer de su mundo y de la gente que los rodea algo maravilloso. Me refiero, especialmente, a aquellos que por desgracia tienen cáncer. Hoy resumo la filosofía de vida de Albert Espinosa, y ahora de Carlos, quienes me enseñaron que en la vida no hay tiempo para complicarse, solo para hacer lo que te apasione con gente que te ame, sin temer al que dirán; y muchos menos a la muerte. Ahora que recorren mis mejillas lágrimas de felicidad, dejo primero el poema que marcó la vida de Albert y después el que me hizon ver que no hay que rendirse nunca.

Descansa en paz, te aseguro que tus sonrisas perdurarán para siempre.