"Querida Meg, nuestro tiempo hablando a sido muy agradable, me ha echo sentir bien y he sentido que nuestra cercanía ha comenzado a llegar más allá de una simple amistad, por eso me gustaría invitarla está noche a ver las estrellas juntas, he leído sin fines de libros sobre astrología y sé que a usted le encantará cuando las vea, si es que acepta está irrespetuosa invitación, la veré bajo la gran campana, estoy segura de que le agradará."Si algo era sabido en todo el convento era que nadie podía salir después de que las luces se apagaran y adivinen qué lugar estaba completamente obscuro ahora mismo, sería castigada si era encontrada fuera; pero ella también quería verla ¿No pensaba en las consecuencias? Lo pensé por mucho tiempo antes de mandar todo al carajo y ponerme nuevamente la ropa pues en ese momento estaba solo en bata con la cual dormía, estaba loca por seguir mis instintos en lugar de mi razonamiento pero ya nada importaba mi corazón anelaba ver esos hermosos ojos azules... ¿Que estaba pensando? siento sus mejillas calientes e intentó negar todo, era una vergüenza que alguien como ella pensara así de otra mujer; un sacrilegio.
Salió de su habitación con todo el sigilo que poseía, una vez fuera subió las escaleras de la torre donde se encontraba la campana, rezaba de todo corazón que no fuera a resbalar y morir por su tonta decisión pues las escaleras de aquel lugar eran estrechas y la piedra que ocuparon era resbalosa, termino subiendo casi a gatas pero lo logro y entonces lo supo, algo no estaba bien con ella; su mirada se había quedado quieta en cuanta vio los cabellos dorados de esa mujer bailar a compaz del viento era algo hermoso de apreciar, tenía puesta la bata de dormir ¿Como pudo venir así? Sus pensamientos fueron interrumpidos gracias a una aguda voz que decía su nombre a lo lejos
-pensé que no vendrías- aquella mujer rubia dejo salir la risa más encantadora de todas, la mejilla de la albina terminaron totalmente rojas pero agradecía de mil maneras que estuviera lo suficientemente obscuro para que no se notará
-solo quería saber que estabas bien, cómo es que se te ocurre salir a esta hora - Subí completamente para estar a su lado, lo que dijo claro que solo era una escusa no podía decirle que había ido porque también quería verla, su corazón latió rápidamente cuando pensó en aquello aunque quería mantener la calma lo más que pudiera
Aquella chica rubia solo sonrió para después perder su mirada en el hermoso brillo natural del cielo estrellado.
-es hermoso ¿No lo crees?-
Sentí como en ese momento todo se quedó paralizado lo único que podía ver eran sus bellos ojos azules que reflejaban las estrellas, de sus labios dejo escapar las palabras "bello" pero al darse cuenta bajo rápidamente la mirada se encontraba confundida, ¿Por qué actuaba así? ¿Que era ese sentimiento?
Esa noche se fue a la cama con esas incógnitas dando vueltas en su cabeza, jamás había amado a nadie por eso se le hacía algo tan complicado además de que... la persona de la que estaba enamorada era otra mujer ¿Cómo debía reaccionar a eso? Simplemente era algo tonto y en cuanto más lo pensaba menos comprendía los hechos, se sentía como una pecadora por sentir eso por otra mujer y sin duda la persona a la que quería también le parecería extraño ese sentimiento.
A la mañana siguiente siguió sus actividades como cualquier otro día solo que está vez evitaba la mirada de la rubia cada que se la encontraba, así estuvo hasta el medio día cuando todas las monjas se reunían para recibir los sagrados alimentos, ahí estaría la rubia y no estaba preparada para aceptar lo que sentía, no quería aceptarlo por lo que decidió saltarse la comida con la excusa de que iría a rezar más.
En el centro del convento había un patio enorme y muy lindo adornado con rosas y una fuente, le gustaba ir ahí cada que se sentía perdido, ese momento era indicado para estar en ese lugar, en un principio tuvo intención de dejar el convento sabía que no era correcto estar ahí cuando ella sabía que era una pecadora por tener sentimientos de amor por su compañera, bajo la mirada mientras dejaba salir un largo y pesado suspiro que le hacía sentir aún más triste pero grande fue su sorpresa al levantar la mirada y encontrarse con los bellos ojos azules que una noche anterior le aclararon que era su condena admirarlos.
Joy me tomo de la muñeca y me llevo a un lugar apartado en donde hizo algo inesperado, ella puso sus brazos a cada lado de mi cabeza, me sentí tan pequeña pero a la misma vez todos esos sentidos de amor de agitaron esperando más, aquello la hizo sentir bastante culpable y es que culpa era lo único que podía sentir por ser una pecadora.
-¿Por qué me has estado evitando?- fue lo que la rubia pregunto antes de apartarse y bajar la mirada, aquello me dolió bastante ella era alguien hermosa para que sus bellos ojos reflejarán tristeza y decepción, tenía tantas ganas de abrazarla y pedirle disculpas aunque se contuvo y tomo aire lo más profundo que pudo.
-creo que es mejor que dejemos de hablar- la expresión de sorpresa de la contaría era indescriptible y mi pecho comenzó a doler, las crueles palabras que salieron de mi boca gritaban mentira, pero mi rostro se encontraba fruncido como si no atuviera enojada; lo estaba estaba enojada por decir esas cosas, por tener que guardar lo que sentía por miedo a ser criticada, era una cobarde y eso no era discutible cualquiera que sepa mi historia diría lo mismo.
-¿es por qué te hice salir tan noche ayer?- susurró la pequeña de ojos azules - Prometo que no volveré a ser tan imprudente, seré una mejor persona incluso haré un mejor trabajo - está vez soltó una risita algo quebrado -o es por qué me gustas...- aquello último fue un susurró uno tan bajo que cualquier persona normal no escucharía pero yo lo oí perfectamente ¿Le gustaba? ¿Acaso se estaba escuchando?
-¿gustar?- respondí sin darme cuenta, la rubia se dio cuenta de lo que había dicho y solo optó por desviar la mirada para después limpiar sus ojos húmedos.
-Crees que gustar de una mujer es asqueroso ¿Verdad?- me miró por última vez antes de comenzar a caminar en una dirección contrario aunque tome su túnica antes de que siguiera avanzando ¿Por qué había echo eso? No tenía intenciones de confesar mis sentimientos pero tampoco quería que se siguiera alejando más de mi.
-no creo que sea asqueroso- susurró tiernamente, mordí mi labio para después salir casi corriendo de ahí mis palabras quizá fueron muy sorprendentes pues la otra mujer no se molestó en seguirme solo se quedó ahí parada viéndome partir sin marcha atrás, ahora estaba claro no había justificación a lo que había pasado y sabía que el sentimiento era mutuo pero ¿Cuánto les duraría?