Capítulo 13.- Asesina (parte 2) / Un asesino en Lakewood.

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El automóvil parecía avanzar muy, muy lento, al menos para ella era así, contaba los segundos desde que descendió del tren, oraba en su interior para que su esposo estuviese bien, para que todos en la familia estuviesen sanos y salvos. Por su parte Eleonor, quien sujetaba la mano de su nuera y con el corazón trémulo, por primera vez en muchos años volvió elevar una plegaria; a pesar de que esta no sería escuchada, no después de lo que fue capaz de hacer, motivo por el que nunca más se sintió digna dirigirse a Dios y mucho menos pedirle algo; así que esta vez, solo repetía sin cesar, "por favor señor, óyela a ella", "hazlo por ellos".

Al llegar a la mansión, sin detenerse a esperar ser anunciada o recibida, buscó a alguien, a cualquiera que le diese explicaciones.

─ Terry!, Albert! ─ gritaba abriendo las puertas de la planta baja de la mansión, el personal de servicio salió a su paso acongojados por la angustia que Candy reflejaba, pero ninguno se atrevía a dar las recientes y tristes noticias sobre el padre adoptivo de la mujer.

─ ¡Candy! ─ escuchó a su hermana, quien bajaba las escaleras a toda prisa.

─ ¡Oh! Annie, que gusto verte!, qué alegría encontrarte a salvo─ respondió mientras se fundían en un emotivo abrazo.

─ ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo regresaste a América?

─ Terry sabe que venía, pero quería que lo esperase en New York, pero no pude quedarme allá sabiendo que ustedes estaban en peligro, y mucho menos después de enterarme del atentado que tuvo y de la muerte de uno de los detectives.

─ ¿Qué? Pero, ¿entonces Terry, está acá en Chicago? ─ Annie no comprendía parte de la historia que le contaba su hermana, no estaba al tanto de la identidad que se había creado el esposo de esta, así que confundida negó con la cabeza ─ no Candy, él no ha venido, ya nos hubiese venido a ver.

─ ¿Cómo? ¿acaso no está aquí?, ─ tanto Candice como Eleonor quedaron pasmadas ante esa noticia.

─ Calma señoras, todo tiene una explicación... pero por favor, me gustaría que lo conversemos en privado. ─ llegaba Hartson junto a ellas, dándose cuenta que quizás Terrence aún no hubiese develado su verdadero rostro frente a la familia.

Una vez en el estudio, procedió a detallar la mascarada que se había ideado Terrence para pasar desapercibido.

─ Entonces si Terry, ha tenido que esconderse tras el disfraz del tal Thompson, para poder llegar hasta aquí, significa que ha estado en peligro verdadero. ─ reflexionaba a punto del llanto Candy.

─ No tema señora Grandchester, él está bien, todos estos días se ha mantenido en contacto con nosotros, al igual que el señor Williams y Victoria Elis.

─ ¿Victoria también está en Chicago? ─ preguntaba Annie bastante sorprendida ya que ella no había tenido noticias de ninguno de los dos. ─ el señor Albert, tampoco nos ha mencionado nada sobre ella.

─ Al igual que Terrence, ella también está encubierta, ella finge ser Clara, la esposa del sr. Wallas Thompson.

─ ¡¡¿La que??!! ─ gritaron las mujeres al unísono.

Por su parte, Clara Thompson había decidido salir de la mansión, por un motivo inquietante, aprovechando de que Sara la dejó sola y dejó de lado su mordaz interrogatorio, se dedicó a husmear por la casa buscando indicios, por pequeño que estos fueran.

Un tanto frustrada por no encontrar nada y sintiéndose inútil por no poder ir tras la pista de Albert junto a los hombres, se asomó a la terraza acongojada de solo pensar en él; a pesar de, estar abstraída en sus pensamientos pudo ver, a través de los ventanales como alguien, de una capa larga de capucha y de color marrón, se escurría hacia los jardines.

ASESINA (II) / UN ASESINO EN LAKEWOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora