III

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[1]

Loomis y Vargas vivían cerca, por lo tanto casi siempre se dirigían a casa juntos. En este momento él se ofreció a llevarla directamente a la puerta de su casa.

"Estás muy callada"
le miró de reojo meintras acomodó su cabello hacia atrás. Estaban caminando a un paso calmado, obviamente el chico al tener piernas más altas que las de ella tuvo que acortar su paso para andar a la par.

Ella saliendo de su trance dejó de mirar la acera que pisaba y le miró.
"¡Oh! ¿E-es así?" nerviosa respondió "no, no lo creo... No" miró al frente.

"¿Tanto te duele que haya muerto Steven?"
Billy runció los labios y gruñó con cierto recelo.

La pregunta evidentemente impactó a Lilith, tal vez podía parecer un poco obvio, se trataba del fallecimiento de una persona a quien conocía.
"No sé... Desde que me engañó y dijo cosas malas de mi, dejé de sentir ese cariño por él" comenzó a juguetear con las ruedas de su patinera la cual cargaba en brazos.

Billy le miró con más curiosidad.
"Es verdad, hizo una estupidez contigo... No te merecía" reiteró ese comentario, denotando más el tono lleno de resentimiento, más de lo que Lilith expresaba por el fallecido. Siendo esta una acción con la que esperó ver la respuesta de la chica, quien no mostró otra reacción en su cuerpo más que tristeza.

Hubo un corto silencio entre ellos hasta que Lilith comentó.
"He estado pensando... Tal vez se merece lo que le pasó" dijo entre dientes, frunció sus labios y su agarre a su patineta se hizo más fuerte. Sentía mucha decepción por que su primer novio, primer beso... Le hizo daño.
Pero, al darse cuenta de la sorprendida reacción de su compañero paró su caminar y arrepentimiento se mostró en su rostro. "Yo-Billy, dije algo muy grosero y... Uhm... "

El chico se acercó más a ella y le acarició su mejilla suavemente
"No, no te excuses Lilith" comenzó a relajarla y bajó la patineta que servía como muro para la chica.
"Es normal que pienses en eso, te lastimó mucho antes, yo vi como te sentías" los ojos de la chica comenzaron a aguadarse cuando comenzó a recordar esos momentos de llanto viniendo de ella y consuelo de él.
La atrapó en sus brazos, su mejilla chocó con su cómodo pecho y lágrimas rebeldes cayeron fuera de sus ojos. Ella no lo pensó mucho y pasó sus brazos por su espalda, tratando de relajar su respiración entrecortada.

Sentir las grandes y delgadas manos de su amigo de la infancia acariciar su cabello y espalda le calmaron un poco, pero más ese último comentario.

"Yo también me alegro que haya muerto, Lilith" seguido de un beso en su cabeza.

Por eso lo amaba, por que no la juzgaba por como se sentía.
Lo amaba demasiado, lástima que también tuviese novia.

»Tal vez Sidney tenga sus labios...« comenzó a pasar por su mente »pero yo tengo su corazón« se aferró a su abrazo por un tiempo mientras en su rostro se manifestaba una suave sonrisa.

Después de unos minutos cuando ella calmó su suave llanto, continuaron su camino hasta que se despidieron en el porche de la casa Vargas.

















[2]


"Oh, chica..." jadearon por la otra línea "Puedo ver perfectamente tus hermosas piernas. Buena camiseta"

A pesar que Wham! Sonaba en la cocina, parecía escuchar mucho más esa voz tosca del otro lado de la línea telefónica.

Este día había vuelto a llamar aquél vougerista. Una persona normal lo llamaría acosador y temblaría de miedo por saber que una persona le vigila desde su jardín, pero ella no. Por que desde la primera llamada el se mostró ser distinto a cualquier acosador.

Primero comenzaron con llamadas a ve es dulces que extrañamente comenzaban cuando ella estaba llorando en su habitación, sola. Su tía trabajaba todo el día en su estudio, su tío viajaba demasiado.
A pesar que las llamadas aumentaban, el calor dentro de esas conversaciones subía cada vez más, y eso nos lleva al presente.

"¿Te parecen lindas?" dijo después de tomar unas cuantas palomitas del cuenco a su lado "¿Qué más te parece lindo de mi? Dilo..." ordenó con un suave jadeo. Abriendo sus piernas y levantando un poco su camisa de The Beatles, estaba sentada sobre la encimera.

"Mierda" Gruñó fuertemente, lo que provocó un escalofrío hacia la entrepierna de la chica y esta suspiró fuertemente, acariciando sutilmente su clitoris sobre sus panties negras de encaje "Eres tan jodidamente sexy..."

Ella sonrió y miró hacia su jardín trasero, donde al parecer su espectador se encontraba.

Pasaron los minutos y al parecer ambos lados se derretían de total placer hasta que ambos llegaron a sus límites. Acabando así su llamada.

"Te escucharé luego, princesa" y colgó.

¿Por que ella seguía aceptando esas llamadas? Tal vez por que desde su rompimiento había soñado con volver a ser amada, esta vez a un nivel más extremo, como a veces esa persona era. Amaba esa dualidad sádica y dulce de cada llamada.

Además que tenía ciertas teorías sobre el autor de esas llamadas. Una de ellas es que no eran una, sino dos personas. Por el simplemente hecho que en cada llamada variaba su actitud. Otra de ellas que posiblemente se tratase de gente cercana a ella, sino no sabría su número telefónico, aquella manera que disfruta que le hablen e incluso los horarios de su familia. Tal vez por ello no hacía nada, quería encarar a los autores del juego y comer sus bocas.



"¿No te enteraste?" ahora estaba llamando a su buen amigo Marc mientras ella veía por décima vez aquella película, Carrie. Una de sus preferidas.

"¿Sobre qué?" metió otro puño de palomitas a su boca.

"Billy Loomis fue arrestado" las palomitas se atoraron en su garganta y mientras tosía; Marc seguía relatando "Su novia dijo que él fue quien asesinó a su madre y la estuvo acosando."

"Espera, ¿¡Qué!?" logró de ir cuando su garganta se liberó "¿¡Sidney dijo eso!? ¡Pero sí ella es su novia!" dijo lo obvio.

"Lo es, cierto-" antes que dijera algo más fue interrumpido.

"¡Esa maldita perra..!" exclamó por impulso. Cortó la llamada y se quedó mirando a la nada unos segundos.

Sentía un mar de emociones.
Antes de que pudiera siquiera moverse tocaron la puerta. Si no hubiera visto por la ventana de quien se trataba, lo más seguro y no abriría.

"¡Stu!" exclamó lanzándose al pecho del chico. Este, sorprendido pero satisfecho de tal reacción pasó sus brazos por su cuerpo.

Así él pudo percibir el aroma de su cabello de manera profunda, cítricos. También la gran diferencia de tamaño; ella era de complexión media, pero no pasaba del un metro sesenta.

Y ella por su lado, pudo sentir su ejercitado pecho y abdominales chocando con su rostro y propio pecho. Su olor masculino combinado con perfume. Una preciosa combinación dulce y amaderada.

Un ligero escalofrío recorrió el cuerpo de ambos cuando ella miró hacia arriba chocando con los ojos claros de él, quien miró hacia abajo, teniendo una maravillosa vista de ella. A sus ojos, parecía una preciosa muñeca.
En su boca se formó una mueca y comenzó a desvelar el motivo de su visita.

The Witch | ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora