CAPÍTULO 31

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LÍA

Me da miedo hablar con James y que se lo tome mal. Obviamente actúe con conciencia y sé que solo fue un juego, pero en el fondo siento como si le estuviera fallando. Tenemos una relación bonita y no quiero que se estropee por algo así.

Sinceramente, no creo que vuelva a jugar si proponen hacerlo de nuevo. No quiero sentirme mal después y quiero tener la conciencia tranquila ante todo.

Le mando un mensaje diciendo que estoy fuera y espero unos minutos a que salga.

– Hola bonita – me sonríe.

– Hola – sonrío también.

Me acerco a él y le doy un abrazo que me reconforta bastante.

– ¿Has tenido algún problema? - pregunta extrañado.

Hemos quedado inesperadamente y es normal que piense que me haya pasado algo.

– No – lo tranquilizo – solo quiero hablar contigo sobre una cosa.

– Vale, ¿quieres ir a tomar algo?

– Claro – asiento.

Vamos a un bar que hay cerca y cada uno nos pedimos una bebida.

– Cuéntame – sonríe.

James es una persona que trasmite tranquilidad y confianza. Me siento libre cuando hablo con él de cualquier tema, pero eso no quita que ahora mismo esté nerviosa por lo que pueda pensar. Nunca me he sentido con nadie así y solo espero que pueda entenderme.

– Sé que no tenemos ninguna relación – empiezo diciendo – pero me siento mejor contándotelo...

– Si has conocido a alguien, no tienes que darme explicaciones – me interrumpe.

– Quiero hacerlo – asiento segura.

El camarero trae las bebidas y le doy un sorbo a mi refresco.

– Lo primero, no he conocido a nadie – dejo claro.

– Vale – asiente.

Remuevo las manos sobre la mesa nerviosa y no sé como empezar.

– Tranquila Lía – me coge una mano.

– Es que me siento mal – bajo la mirada.

– Sabes que conmigo puedes hablar de todo – me sonríe – No te preocupes por nada.

– El otro día salí con mis primos y otros amigos – explico – y decidieron jugar a un juego.

Me paro y suspiro. No solo tengo miedo, sino vergüenza. El es mayor y puede que contándole esto me vea como una cría.

– ¿Quieres que vayamos a un sitio más íntimo?

– No es por el sitio – niego.

– Dime donde estás más cómoda para hablar.

– Si es que da igual – me paso una mano por la frente.

Llama al camarero y le pide la cuenta. Si él prefiere estar en otro sitio, no me voy a oponer. Saco mi monedero y me detiene levantando la mano.

– Pago yo – dice firme.

– No hace falta.

– Déjame hacerlo, me apetece.

– Está bien – sonrío tímida.

Paga las dos bebidas y salimos de nuevo.

– Podemos ir a mi casa si quieres. Tengo un jardín bonito y se está agusto.

CABAÑA 001 [+21] [TERCERA PARTE DE CELDA 001] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora