Era un día nublado. Máximo, en su biblioteca; mantenía aquella chimenea encendida ya que el ambiente se sentía como invierno.
—¿Ya acomodaste las piezas? —. Pregunto Máximo colocando más leña de pino al fuego.
—Sí, listo—. Respondió Roger, terminando de poner las piezas, en el tablero de ajedrez.
— A ver...—. Comento acercándose a la mesa. —Típico de un principiante—. Dijo riéndose tras tomar asiento y ver el tablero con detalle.
—¿Ahora qué? —. Un poco confuso.
—Las damas siempre van en su respectivo color de casilla—. Respondió corrigiendo el error. —Ahora sí, comienza. —Continuo.
—Entiendo...
Comenzaron su partida. Máximo tenía un rostro muy tranquilo al momento de mover sus piezas. Y Roger, todo lo contrario, su mirada era concentración pura. Comenzó a mover a los caballos seguido de sus peones y alfiles al centro, luego enroco conectando sus torres.
—Aprendes rápido, muchacho—. Suspiro Máximo intentando averiguar la estrategia de su oponente.
Tras varios movimientos, comenzaron a comer pieza tras piezas, dejando el tablero casi vacío. Roger con un mal movimiento hizo caer un caballo en el suelo por accidente, al momento de recogerlo se percató de un cuadro que no había visto.
—¿Te rindes? —. Pregunto Máximo, tras una risa malévola.
—¡Aun nooo!—. Respondió volviendo a su puesto. —¡A penas inicio! —Continuo, viendo con más detalle aquel cuadro. Era la pintura de un pez bigote y en el fondo, un lago en el bosque, algo que le dio mucha curiosidad. —¿Te gustan muchos los peces bigotes? —. Pregunto, Observando el cuadro.
—La verdad no, solo me recuerda el lugar de donde vengo....
En ese momento el timbre sonó interrumpiéndolos. —De seguro es San—. Aclaro Máximo.
Susan enseguida abrió la puerta para recibirlo.
—¡Buenaaas!—. Dijo Andanela, alzando la voz.
—Me da gusto verte—. Comentó Máximo al verlo entrar con Zeus.
—¿Cómo esta Sr Andanela?—. Dijo Roger. —Jugamos al ajedrez.
—Muy bien, ya veo. —Respondió viendo la partida.
—Si.... ¿Te gustaría jugar?—. Pregunto Roger realizando su siguiente movimiento.
—Quizás más ahora...—. Respondió Andanela. —Disculpa que los interrumpa, logre conseguir un par de libros, no sé si quieras echarle una ojeada—. Continuo, dejándolos en mesa.
Máximo por mera curiosidad, se acercó a los nuevos libros para verlos con detalle.
—Espero te ayude. Son libros de alquimia que logro conseguir mi sobrina.
—¿Y esto que es? —. Pregunto Máximo, abriendo un pequeño libro similar al du diario.
— Ese relata seres místicos provenientes de una supuesta isla, cerca de los países asiáticos.
— "Esperaba su llegada para que acabara con mi vida. Lo que hacía era enviar sus cómplices iluminarias para ser torturado. Solo quiero salir de aquí..."—. Leyó Máximo. —Ya no logro entender las siguientes líneas. —Continuo.
—Son varios fragmentos de escrituras que se lograron restaurar...—Aclaro Andanela. —Aparentemente.... Se cree que unos viejos excursionistas pudieron contemplarlo mientras navegaban cerca de esa zona.
ESTÁS LEYENDO
Los Alquímicos: INICIOS
Ficção CientíficaCuenta la historia del detective Miguel Ángel, quien a principios de la década de 1906, viaja a Celsus City, la ciudad de la alquimia. Para interrogar a un asesino misterioso, queda atormentado al darse cuenta que muertes paranormales ocurren mientr...