Capítulo 4

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La vida juega de maneras muy misteriosas

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La vida juega de maneras muy misteriosas. No planeo saber qué cartas juega el destino con esto. En un vago intento de bajar mi presión arterial en estos instantes, me obligo a ver la situación desde un lado positivo, ahora tengo la oportunidad de darle una explicación a aquel extraño del club nocturno, dejarle claro que solo fue un acto atrevido proporcionado por el alcohol en mi organismo. Además, de tener trabajo nuevamente y espero que con personas agradables.

Santino me dejó en la habitación que me ha sido asignada para colocarme el uniforme, el cual consiste en el típico que usan las enfermeras, con la excepción de que en esta ocasión los colores son distintos. Es azul marino, el cuello de borde ancho blanco acompañado de una franja azul celeste delgada.

Acomodo un poco el equipaje en las gavetas del closet. De pronto, el sonido de la puerta al ser tocada del otro lado me saca de mis pensamientos.

—Señorita De Santis, ya Evelyn está por subir a la habitación —dice Santino al otro lado de la puerta—. La espero en la sala.

Salgo lo más rápido posible de la habitación, cuidando la apariencia del uniforme y atando mi cabello en una coleta para lucir una apariencia ordenada.

En la sala se encuentra Santino hablando por teléfono.

—Bruno, ya te dije que tengo todo en orden —dice de manera tajante. Por el tono que usa con su jefe, se puede notar que tienen confianza o en verdad lo sacó de sus casillas—. Deja la angustia, hombre, sabes que Evelyn es una madre para mí, y su salud me preocupa tanto como a ti —dice antes de colgar la llamada.

Hago un poco de ruido para que note mi presencia detrás de él.

— ¿Hay algún problema? —pregunto.

—No es nada, solo es Bruno siendo Bruno —explica con una sonrisa de lado—. Cuando lo conozcas, sabrás a lo que me...

La puerta se abre de par en par para dar paso al botones con algunas maletas, entre ellas resalta una pequeña con perritos dibujados. Es extraño ver a una señora utilizar ese tipo de equipaje.

El botones se hace a un lado para dar paso a una mujer realmente hermosa, de cabello corto y castaño, ojos del mismo color, de piel ligeramente bronceada y de ropa elegante.

—El vuelo fue de lo mejor, pero si me preguntan, al piloto le hace falta practicar sus aterrizajes —dice ella con un tono sutil—. Digo, no sé pilotear un avión, pero esa no es manera de aterrizar uno.

Una pequeña figura hace acto de presencia ante nosotros con un lindo peluche de perrito entre sus brazos. Se trata de una niña de unos seis años, creo. Sospechó que era de ella la maleta que acabo de notar entre el montón.

—Abuela, no fue tan grave, quizás el piloto no tuvo un buen día.

¿Cómo qué abuela?

Seguramente es hija de Bruno y acabé besando a un hombre casado con una niña pequeña producto de un matrimonio lleno de amor, el cual fue manchado por una Alessandra fuera de control un sábado por la noche.

Ante Mis Ojos (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora