Epílogo

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La mañana que se casaron, la lluvia les había decidido dar una tregua. Llevaba lloviendo más de una semana y Anahí pensaba que tendrían que celebrar la boda en el interior de la casa. Por suerte no había sido así y desde la ventana vio como los diferentes empleados que habían contestado para ese día colocaban todo.

— ¿Cómo vas, cariño?
— Papá —sonrió.

Felipe había salido del hospital dos semanas después de su ataque al corazón. Llevaba dos meses recuperándose y, aunque ya había empezado a trabajar, lo hacía desde casa y solamente un par de horas al día. Anahí había pasado de ser la secretaria de Alfonso a ser la de su padre, aunque en realidad trabajaba para los dos porque era la que les trasladaba la información uno a otro.

Su padre entró en la habitación por completo y se abrazaron con fuerza.

— Estaba a punto de ponerme el vestido —sonrió—. En realidad me he entretenido más de la cuenta mirando como colocan todo. Está quedando precioso, ¿verdad?
— Tú sí que eres preciosa. No sabes lo que me hubiese gustado ver a tu madre con un vestido blanco de camino al altar —se le humedecieron los ojos—. Por eso me alegra tanto poderte acompañar a ti hasta allí, será como si, de alguna manera, la llevásemos a ella también.

Anahí volvió a abrazar a su padre antes de ponerse a llorar. Desde que habían hablado sobre el tema, se habían vuelto muy unidos e incluso ella había interferido para que volviese a hablar con Rubén. No habían vuelto a ser amigos, pero había aprendido a perdonarle, o por lo menos entenderle. Anahí hablaba mucho de su madre, de las cosas que le había enseñado, de lo que había hecho por ella... Y a cambio, Felipe le había contado cosas de su madre de joven, así ambos habían conocido ambas versiones de ella.

Dos horas después, caminaron juntos hasta el altar, donde Alfonso los esperaba con una amplia sonrisa y los ojos vidriosos de la emoción. Cuando llegó hasta él lo agarró con fuerza de la mano y Alfonso se la besó con dulzura antes de girarse hacia el cura y que la ceremonia empezase.

Anahí sentía como su corazón latía con fuerza y como sus manos sudaban agarrando el ramo y a Alfonso, pero a él parecía darle igual porque no soltó su mano hasta que tuvo que volverse a recoger el anillo, para ponérselo junto al anillo de compromiso de turquesa que llevaba desde la tarde que se lo dio.

— Puede besar a la novia.

Alfonso besó a su mujer, bajo la atenta mirada de todos los invitados junto con sus vítores. Sentía a Anahí sonreír entre beso y beso, así que la estrechó con más fuerza entre sus brazos y la alzó en el aire antes de separarse.

— Te amo.
— Te amo —repitió ella—. Para siempre.

Ambos caminaron por el pasillo entre aplausos y celebraciones, juntos y felices. Listos para empezar a construir su futuro unidos.

FIN
❤️

Esta vez no tardé tanto en subir otra historia 😂 Pero si os digo que la tenía en stand by desde hace más de un año... 🙈 Pero bueno, por fin vio la luz, aunque me haya costado mil siglos escribirla.

Espero que os haya gustado y ahora si, no prometo nada, pero espero volver pronto por aquí.

¡Nos vemos!

Hija ocultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora