Introdiccion

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Ya había terminado el verano y mis queridas vacaciones también, con ello se iban personas Jack, Molly, Harry, Olivia y Peter, mis amigos que conocí en la playa de aquí.Yo vivía en la ciudad en California pero todos los veranos veníamos a pasar en la casa de la abuela a un pequeño pueblo alejado de todo era hermoso, tiene playas, montañas que cuando nieva se ven divinas es el lugar perfecto para vivir pero mis padres no quieren venirse para aquí dicen que es muy lejos y que perdería mis estudios y mi hermano Kalvin también.

Estábamos en la casa de la abuela despidiéndonos de los chicos.Extrañaría mucho a Peter es mi media naranja como dice él.

—¿Me prometes que volverás verdad mi Rose?—toma mis manos y deja un cálido beso en ellas.
—Claro que si mi príncipe— le hago una pequeña reverencia.

Mientras mi hermano se despedía de Molly la hermana de Peter.

—Ey ya deja a mi hermana—grita Kalvin
—Tu deja a la mía—dice el pasando sus manos por mis hombros, él tiene 7 la edad de Kalvin igual que Jack y Harry mientras que nosotros teníamos todas 6.

Con los chicos nos dimos un abrazo grande, nos subimos al auto y mientras se alejaba nos hacíamos adiós.

Volveré mi Príncipe.

Ocho años después.

Estaba encerrada en mi cuarto mientras mis papás peleaban, yo solo lloraba con mi tijera en mano.

Mi papá se enteró que mi madre le estaba siendo infiel con el papá de Peter, se enteró por mi culpa porque un día estaba en llamada con Peter y él me contó que mi madre iba a su casa entonces mi papá escucho pero esto ya hace mucho ya va a hacer 2 años.

Estaba con mi navaja mientras mi hermano golpeaba la puerta para que le abriera,corte,caí al suelo y mis ojos se cerraron de apoco lo último que vi fue la cara de mi hermano con su mano acariciando mi pelo.

Narra Kalvin.

Estaba en el Hospital esperando a que el doctor salga, mis padres estaban también pero el único preocupado era mi papá mientras que mi madre solo se arreglaba.

—Familiares de Rose Gajiola.
—Aquí—dije levantándome de donde estaba.
—Ella está bien solo tiene cortes en tus brazos y en los muslos—solo agache la cabeza.

El doctor se va, dijo que podíamos pasar a verla pero solo uno a la vez.

—Dios está niña no sabe hacer otra cosa para llamar la atención.

Mire fijamente a mi madre.

—Ya basta, entiende tu hija casi se muere por tus malditos insultos, hace dos años que la tienes atormentada de que es su culpa que peleen todo el tiempo—dije con lágrimas por salir pero no las dejé—Ya sepárense firmen los papeles de divorcio y ya está—salgo con dirección a la habitación de mi hermana.

Tres meses después.

Con la muerte de la abuela Amelia nuestro padre decidió irnos a vivir a Dunsmuir.

¿Qué podría pasar?

Lo único que me falta es descubrir que tengo magia, eso si sería una estupidez.

¿O no tan estupidez?

El brillo de tu ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora