Capítulo 8

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Hoseok

Faltaban unas horas para la fiesta y decidí entrar a la ducha en lugar de la bañera, a pesar de tener buen tiempo para quedarme un rato en la tina, ahora esa maldita tina me recordaba que había dejado algo pendiente y hoy no tengo ganas de hacerme el adolescente. Preferiría tenerla a ella.

Ya no era difícil verla, ahora era doloroso. Me volvía loco al punto de sentir un nudo en mi estomago cada que la veía, pero no podia. Mi padre me mataría esta vez.

Salí de bañarme y con la bata enredada a mi cintura salí a la habitación. Me había duchado con agua muy caliente y me encantaba sentir el contraste con el frío de mi cuarto. Tome mi celular y puse música para no pensar, hoy vería a mi padre y eso me ponía tenso.

Regrese al lavabo a ponerme crema en el rostro y lavarme los dientes. Estaba haciendo tiempo para vestirme ya que usar los trajes, aunque ya es normal en nosotros, sigue siendo incómodo, más cuando son trajes de gala. Escuche la puerta de mi habitación abrirse y supuse que era alguno de los chicos. Me asome y vi a mi padre inspeccionando el lugar.

-¿Qué quieres?- dije sin ningún pesar por hablarle así. Es mi padre y lo amo, pero con el tiempo se ha ganado mi despresio y mi rencor, aparte de saber que no es nada amoroso así que esto no le afectará en lo más mínimo.
-Vengo a ver como esta mi hijo- su risa era burlona -y más que nada vengo a ver a tu Princesa.
-Esto es un concurso, aun no es mi Princesa.
-Namjoon ya tiene a la suya
-Si padre, pero lo mío de verdad es un arreglo, estoy rompiendo las reglas del concurso y si de todos modos me quedare con ella, no hay que ser tan obvios.
-Si, si. Lo que digas. Solo no te quieras pasar de listo conmigo, hicimos un trato.
-No, tu hiciste el trato y solo me embarraste en el como siempre.- soltó una carcajada
-Cuando seas Rey sabrás que hay cosas que se deben hacer para estar bien.
-No he visto a ninguno de mis tíos sacrificar a sus hijos para lograrlo, pero esta claro que tu no eres como ellos.- vi contener su rabia y a pesar de sentir miedo, me quedé ahí de pie. Subió una mano y palmeo mi rostro con demasiada fuerza para amenazarme pero no tan fuerte como para lastimarme. No por ahora.
-Vístete que debes bajar, te presentare a algunas personas.
-Vete entonces, para poder hacerlo.- sonrió de lado. Se que lo estoy llevando hasta el límite de su paciencia pero no lo tolero. Salio y cerró la puerta fuertemente detrás de él. Suspire y me deje caer en mi cama.

Me arregle y baje hasta que yo quise, esto era una fiesta para la organización de mi tía, no para hacer sus sucios negocios. Salí de la habitación intentando poner la mente en blanco para no estar de mal humor toda la noche.

-¡Hermano!- escuche chillar a Jin detrás de mi
-¿Qué quieres?
-Necesito tu ayuda
-No- dije y continúe bajando. Francamente no estaba de humor para sus juegos
-Hoseok... Hobi...
-No- continúe mi camino
-Carta de hermanos- dijo el idiota y me detuve, exhale pesada y ruidosamente
-¿Qué quieres?
-Necesito que distraigas a Melissa en lo que coloco esto en su mano.- No puedo creerlo, quería mandarlo a la mierda pero no podia
-¿Ella está enterada de esta cita?- pregunte analizando lo que quería hacer, el negó -practicamente la estas obligando a tener una cita contigo. ¿Eres idiota?
-¿Por qué tanto drama?- se hizo el tonto -Si lo pregunto no creo que diga que no, así que da igual si lo hago o no- quería decirle lo imbecil que era, pero que se ocupe de sus asuntos
-Haz lo que quieras.- camine por el pasillo hacia el ala para salir a la fiesta -Ahí esta ella, hagamos esto rápido.- dije impaciente y el camino hacia Melissa. La chica era linda y creo que se veían bien juntos. Después de unos segundos de que el hablo con ella me acerque

-Princesa- hice una reverencia -¿Necesitas ayuda para que este idiota te deje en paz? La verdad es que no es tan malo como parece, pero si no te gusta que te moleste deberías hacérselo saber. El es muy tonto y aveces no sabe diferenciar cuando quieres que se aleje y cuando quiere que este contigo. Como ahora mismo que quiero que me deje en paz.- empecé a hablar como tonto sin permitirle responder, Jin rodo los ojos cuando escucho que hablaba mal de él. Cuando vi que terminó de colocar la pulsera, sonrei y le hice una reverencia.
-Princesa- salí al jardín sin decir nada más.

El Diario Real: Princesa Lena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora