Capítulo 9

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Los ojos me pesan, respire rápido y se me erizo la piel. Volví a intentar abrirlos y vi una sombra sentada en un sofá. Me altere e intente moverme pero tenía agujas y cables conectados en mis brazos y pecho.

Cuando pude enfocar mi vista, note que era mi madre que venía hacía mi.

-Oh Marie- dijo besando muchas veces mi frente. Comenzó a llorar- voy por las enfermeras, ¿ok?

Tres enfermeras llegaron y controlaron como estaba reaccionando mi cuerpo. Fueron super cuidadosas o así las vi hasta que entendí por qué. Había estado 3 días internada.

-¡oye!- dije interrumpiendo su charla, creían que estaba durmiendo- ¡yo no intente suicidarme!- su rostros estaban palidos- Yo jamás haría eso...¡Las voces lo hicieron!

Me miraron extrañas.

-quiero que llamen a mi mamá, ahora...

Se miraron entre ellas y se marcharon. Una vez sola comencé a llorar. Creía que mi madre comenzaba a entenderme pero no fue así.

-¡hija! ¿estas bien? Las enfermeras me...
-¡¿POR QUÉ MENTISTE?!- su rostro estaba confundido- ¡Por que carajo!-golpee la mesa de luz.
-calmate...por favor...
-¿Que no vez que a mi también me cuesta esto? Suficiente tengo siendo una espécimen toda mi puta vida ¡y vos por vergüenza de mi, venis y decis que intente suicidarme!- comencé a reírme a carcajadas- Tranquila, que he pensando hacerlo muchas veces...-las lágrimas comenzaron a llenar mi rostro- pero siempre he pensado en como te afectaría...

Quedó pálida, tomó asiento y se tapó la cara con sus manos.

Solloce.

-¿no vas a decir nada? -hubo segundos de silencio, pero no contesto- veo cosas mamá, ¡veo c-o-s-a-s!

Ella se paró y comenzó a caminar por toda la habitación. Estaba tensa.

-los objetos en mi casa se caen y no hay quien las tiré- respire hondo- veo... sombras hace poco tiempo y... hay voces en mi cabeza todo el tiempo que me susurran que están allí y no se van a ir, porque existen en mi puta cabeza.

Trague grueso y la mire. Se quedó quieta, note tristeza en su rostro.

Oí que susurro algo muy bajo, justo cuando un doctor entro con dos enfermeros y suministros.

-¿qué dijiste madre?

Estos comenzaron a buscar mi ropa y guardarla, el doctor comenzó a hablar y mi madre a llorar. Fue como si no pudiese entenderlo.

-¿Que dijiste? Mamá...¡contéstame!- ella sólo lloraba.
-Lo siento...hija...

Sentí el cuerpo caliente y tenso, el doctor hablaba pero lo escuché a lo lejos. Gire mi rostro y vi al enfermero colocar el líquido de su jeringa en mi suero. Todo se paro y transcurría en lentitud.

Con el cuerpo débil la mire, pero ella tenía algo que le pesaba dentro, que ni siquiera podía mirarme.

Sin mas cerré mis ojos.

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