Salimos corriendo de Hogwarts, yo, de una mano sujetaba mi vestido, con la otra, entrelazaban mis dedos con los suyos. No podía parar de reírme.
–¡¡Corre!!
Mattheo solo me mira de reojo y sonríe.
Dejamos de correr cuando llegamos al Lago Negro.
Hay luciérnagas que iluminan el cielo y peces brillantes que relucen con el agua. Todo parece una película, un momento, un destino perfecto.
– ¿Quieres bailar? –No me imaginaba que me lo fuera a pedir. Yo me giro en su dirección.
–Claro.
Sin esperar más me sube en sus brazos, como una princesa y me da vueltas, después me baja y empezamos a bailar muy animados, nada aburrido como ahí dentro.
Solo bailando.
Más, mucho más que la última vez, aunque acabamos igual, bailando pegados y sin dejar de mirarnos.
– ¿Quieres que te lleve a tu habitación?
–Nos verán.
–Me da completamente igual, Daila, debes estar cansada, déjame llevarte.
Solo puedo sonreírle, y en un susurro casi inaudible, presa de sus encantos se lo agradezco.
Me vuelve a subir a sus brazos y nos dirigimos hacia mi habitación.
Cuando llegamos al castillo, nos encontramos a varios alumnos, la mayoría besándose por las esquinas.
La verdad, ni siquiera nos importó.
Yo solo pensaba en el tacto que estábamos teniendo, en como mi dedo índice dibujaba los pectorales que se le marcaban por encima de la camiseta.
Cuando llegamos a mi habitación, me bajo de sus brazos y se ofrece a deshacerme el nudo que sujetaba mi vestido por la espalda.
Se agacha lentamente y, sin quitarme los ojos de encima, me desata los tacones. Se siente tan suave, tan íntimo, tan nuestro. Cuando acaba le agarro el mentón y hago que suba lentamente, cuando está a mi altura, le agradezco el gesto.
Pero hay un problema, uno muy grande y excitante. No puedo apartar la mirada de sus labios, y él, tampoco.
Sin pensar más, le agarro de la nuca y me abalanzo sobre ellos, siento como poco a poco las comisuras de sus labios se abren y se cierran conforme mi roce. Al principio es un beso salvaje y descontrolado, después nos ceñimos al ritmo perfecto para la ocasión.
No puede evitarlo y me agarra de la cintura fuertemente mientras me echa para atrás, haciendo que me siente en la cama y, posteriormente, tumbarme, después, con mis piernas enrolladas en sus caderas, me termina de bajar el vestido.
– ¿Segura? Podemos parar si no te sientes cómoda, en serio, cuando quieras.
No puedo evitar soltar una risilla. Aprecio su caballerismo, pero no lo necesito en este momento.
De repente soy consciente de cómo me mira, su mirada penetrante, llena de preocupación. Solo con sus ojos me puede decir: "Tranquila, aquí estaré yo, no pasa nada" y sinceramente, no sé cómo me hace sentir eso. No, de hecho, creo que lo sé muy bien, Mattheo Riddle se ha convertido en mi lugar seguro, mi refugio, mi hogar...
Vuelvo al momento en cuanto él baja su recorrido de besos hasta mi cuello, donde se detiene, chupando y succionando. Creo que eso, definitivamente, dejará marcas.
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El próximo capítulo será largo e intenso, no me sean cochinas, hay que enseñarles lo purxs que somos a estos dos ya que ellos no lo son.
PD: En mi TikTok: @_daila.black_ os he subido un TikTok de como me imagino los vestidos de las chicas. Pasaros para verlos!! 👀

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Lo que nunca te diría [Mattheo Riddle]
FanfictionDaila Black es una mortífaga muy solitaria pero que le gusta mucho jugar con fuego. Esta vez, se encontrará con un pirómano de apellido Riddle, que le hará estallar el volcán más grande e inimaginable que Daila haya experimentado jamás.