Capítulo 14

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Holis, quería empezar el capítulo dando las gracias a todxs lsx que os habéis animado a darle una oportunidad al libro y, sobre todo, a aquellas personitas que votan, comentan y me siguen, MUCHÍSIMAS GRACIAS. <3

Dulce odio no hubiera llegado tan lejos sin vuestro apoyo, os lo aseguro. Gracias por las 3.000 leídas.


Chloe

Tenía que darle las gracias a Lottie y a Charlotte. 

Ellas habían sido mis cómplices en todo esto, me habían conseguido los horarios del entrenamiento de baloncesto y, además, siempre habían sido muy amables conmigo.

Debería salir más a menudo con ellas.

Me habían dado un enorme abrazo nada más verme salir de tecnología, y justo en ese nanosegundo, me di cuenta de que hacía mucho tiempo desde la última vez que recibí algo de afecto y calor humano.

Triste, ¿cierto?

Layla era la única persona en este mundo que me abrazaba, sin motivo alguno, solo por mostrarme su cariño hacia mí.

Y extrañamente, había estado desaparecida esta semana, la había saludado en dos ocasiones nada más.

La echo bastante de menos, pensé, a la par que me peinaba el cabello con los dedos y lo ataba en un moño desaliñado y un poco malhecho.

Adam seguía sin abrir la boca desde que nos habíamos subido al vehículo, tenía los labios fruncidos y el ceño muy apretado. Con su mano izquierda jugaba con la cadena de su colgante de plata, original, no del mercadillo ni de los grandes almacenes del Primark como mis botas beige.

Incluso ese pequeño detalle me repugnaba hasta los huesos, es decir, me recordaba la gran diferencia social que siempre había definido nuestra relación cuando solo éramos unos simples críos.

Él iba a una conocida escuela de hípica todos los domingos; yo, al parque público.

Sus padres le regalaban en su cumpleaños juguetes que costaban más de quinientas libras, mientras que yo me ponía a pegar saltitos al abrir el regalo de mi tía, un libro de Harry Potter o de algún escritor de fantasía nuevo.

En resumen, mi mejor amigo vivía en un mundo lleno de lujos y exquisiteces, a diferencia de mí, que necesitaba trabajar para costearme los estudios y las clases de ballet cada mes en el bar de la madre de Nicky.

A veces, las personas nacen con oro en la frente y privilegios en su ADN.

Y como no es mi caso, me propuse llegar a lo más alto, ser médico y ayudar a los más indefensos.

Porque todos los seres humanos nos merecemos a alguien que nos cure y cuide con una sonrisa en los labios cuando lo necesitamos.


◊◊◊

Adam

La castaña estaba muy tranquila, hecho que me enervaba, es decir, Chloe Adeleen Flitcher nunca estaba calmada.

Nunca.

Tenía que estar tramando algún plan la muy sabihonda, ufff, cuánto la odiaba.

Se metía en mi mente, en mi vida, y ahora...¿en mi casa?

Ni Beethoven sufrió tanto por una chica. 

Bueno en realidad sí, pero ya me entendéis, ¿cierto?

Estábamos en la mesa del salón, buscando datos esenciales sobre la revolución francesa como si no nos detestáramos por lo que sucedió en el pasado, y no se acordara de que, por mi culpa, la llamaban guarra por los pasillos de la academia cada mañana.

Dulce odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora