Cualquiera pensaría que Alex tenía un alma muy bondadosa y un corazón muy gigante. Para Lucero, Alex era un completo tonto.Resopló aburrida, verlo llorar tan destruído durante diez minutos sobre la tumba de su difunda esposa resultaba - hasta cierta punto- exasperante por una mujer que murió dándose a la fuga con sus amantes.
- ¿Terminaste?
El pelinegro asintió sorbiendo sus mocos, un par de pañuelos fueron tendidos a su dirección. Avergonzado, limpió su rostro empapado en lágrimas.
-Lo sien-
-Sí eso era todo, - Hizo un ademán con la mano para callarlo. - podemos irnos de una vez de este lugar. Ya me están molestando los insectos. ¡Rápido! salgamos de aquí.- La voz de la futura baronesa hacia notar su irritación. Alex la observó alejarse a pasos apresurados, su caminar era algo hipnótico. No dejaba de lucir como un ángel aún cuándo todo parecía darle repelus en donde quiera que estuviera.- ¿Qué haces ahí parado? ¡Andando, no tengo todo el tiempo del mundo!
Aunque su encanto disminuía al abrir su boca. Echó un último vistazo a la grisácea tumba, el nombre de su difunda amada grabada en el mármol le dieron una última despedida antes de emprender marcha hacia la impaciente mujer, que lo esperaba al lado del carruaje con las mejillas rojas, el ceño fruncido y un pronunciado puchero en los labios.
Antes de dar el último paso fuera del cementerio, volvió la mirada hacia atrás preguntándose con un nudo en la garganta cuándo sería la próxima vez que volvería pisar aquel lugar. O aquella ciudad.
Probablemente, no en un largo tiempo. Pensó.
Al llegar a su lado, ésta le echó una filosa mirada antes de volverse y subir con ayuda de su sirviente al carruaje sin emitir una palabra más.
Suspiró profundo, de ahora en adelante su vida sería otra; una muy distinta a la que conocía. Y todo gracias a esa jovencita cascarrabias que aguardaba por él. Por él, no a alguien más pero... ¿Por qué aquello le resultaba tan incorrecto?
Tras montarse en el carruaje, el mayordomo de la joven amo a su lado dió las últimas indicaciones al chófer encargado de llevarlos de vuelta a la hacienda, partiendo atrás de ellos con el atardecer al horizonte. Alejándose de allí para siempre.
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FanfictionAlex es un hombre viudo, desempleado y con una casa que fue embargada por el banco; con tan solo un par de monedas en sus bolsillos decidido a gastarlos en el licor más barato de aquel bar de mala muerte. Leyla es una joven noble con un puesto socia...