Capítulo 4; Tendré Que Educarte De Otra Manera.

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Al- Max que... ¿Qué significa esto? ¿Por qué?

Ma- Shhh; calla el bebé esta apunto de dormirse, deja que se duerma y después hablamos.

Yo tuve que hacerle caso pues mi bebé estaba de por medio, luego de unos minutos mi esposo se llevó a mi bebé y el regreso.

Ma- Bueno ahora sí.

Al- Ahora sí ¿Qué? ¿Por qué me esposaste?

M- Te dije que cuidaras el cómo me hablabas.

Te la pase por que estabas dando a luz, pero ahora ya no hay problemas en que tú y yo juguemos un rato.

Al- ¿Qué? Espera Max ¿Qué vas a hacerme?

Él se me quedo viendo y esa mirada que tenía me dio escalofríos y mucho miedo; miedo en verdad, no sé qué rayos le pasaba, de repente detrás de su espalda sacó su mano con un cuchillo.

Al- No Máx ¿qué vas a hacer?

Un sudor frio sentí bajar por mi cuerpo; me imaginé que ahora de plano ya estaba desquiciado y me iba a matar, sentí aún más miedo, mucho miedo de que me fuese a matar, a mi hijo y hermano también.

Al- ¿Max?

Ma- Sabes ya me estoy hartando de ti.

Como que aún no te cae el 20 de que eres de mi propiedad y que tu hermano no te salvará, he sido bueno contigo en muchos sentidos.

Al- ¿Bueno conmigo, hablas enserio?

Ma- Si, aunque tu no lo hayas visto

Al- No sé de qué hablas, porque no sueltas ese cuchillo y hablamos.

Ma- ¿Hablar? pues si eso estamos haciendo.

Al- Es que con eso en tu mano no puedo hablar. _temblando-

Ma- ¿Así? no me digas y ¿¡por qué será!?

Max se empezó a acercar a mí con el cuchillo en su mano, yo sentía que el miedo crecía más y más.

Al- Por favor no me hagas una locura; cálmate, no me mates te lo suplico mi hijo me necesitara, por piedad Máx.

Max- Veamos; violarte salvajemente suena divertido, pero como que ya no me es suficiente.

Alex- ¿Qué? ¿Hablas enserio? ¿Quieres violarme justo ahora?

Máx por favor no, acabo de dar a luz y mi cuerpo enserio me duele demasiado como nunca antes me había dolido por favor ten piedad.

Ma- ¿No oíste? Dije que ya no me conformo con eso.

Al- ¿Entonces que planeas?

Ma- Bueno, primero quiero que veas esto.

Mientras estabas inconsciente fui a buscar unas cositas.

Al- ¿Cositas?

Max se acercó a mí y me mostró un estuche que contenía una especie de veladores rojas y un bisturí, también había unos aros pequeños; parecía como aretes y había unas hojas con dibujos extraños y diferentes cuchillas.

_dije tartamudeando_

- ¿Qué planeas hacer con todo aquello?

Máx por favor debes reaccionar, no estas bien debes darte cuenta, actúas como un trastornado mental.

M- ¿Me estás diciendo desquiciado mental?

Eso solo lo hizo enojar más, no medí lo que dije y me enterró el cuchillo en una de mis piernas.

Al- Ahhhhhhh _grito fuerte_ ¿Por qué? Max detente, estás loco.

Ma- Cómo demonios quieres que te diga que midas; por los mil demonios, tus palabras o es que acaso sólo dices estupideces para hacerme rabiar.

Mis lágrimas, lloriqueos y quejidos no paraban, aunque yo intentase callarme para no hacerlo enojar más.

Al- No Máx te lo juro yo no lo hago propósito, por piedad no me hagas más daño te lo ruego, prometo no volver a insultarte.

Ma- Así me gusta; hasta que actúas como un chico de tu edad. Sabes, así deberías comportarte.

Al- No entiendo, ¿a qué te refieres?

Ma- Ponte a pensar por un momento.

Desde que estas en mis manos tu actitud no es la "correcta" al principio me temiste, pero luego te revelaste una y otra y otra vez. No es algo normal en un joven de tu edad.

Al- ¿¡Normal!? ¿Entonces que es para ti lo normal? _llorando y hipeando_

Ma- Que seas sumiso, temeroso, obediente y dócil.

Al- ¿Qué? ¿Hablas enserio?

Mi mente no podía con tanta ridiculez y palabras sin sentido.

Ma- Si.

Pero espero pronto resolver eso, ya que amenazarte con tu hermano no es muy útil y a mi hijo no lo puedo matar y tampoco usarlo como amenaza para ti, tendré que usar otros métodos... como la tortura.

Al- No por favor, Máx por favor detente, te lo pido no hagas eso.

Mi herida en la pierna dolía y sangraba, pero el miedo me estaba atormentado aún más, el agarró las velas y las prendió, luego las puso en la mesita de madera que estaba cerca y prosiguió, me embroco en aquella cama y nada más moverme era un suplicio.

Mi Única Esperanza 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora