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Minho inclinó la cabeza y besó a Taemin, tomando igualmente su aliento y su corazón. Lo estrechó con fuerza entre sus brazos mientras inhalaba su esencia. El beso fue profundo, erótico, lleno de emociones. Taem correspondió rodeándole el cuello con sus brazos, le acarició el pelo de la nuca. Su cuerpo palpitaba de deseo y no podía negarlo. Mientras sus bocas se fundían, juró que, escuchaba los latidos de ambos corazones.

Se separaron unos instantes para tomar aire y Minho vio unos destellos luminosos en los ojos de su novio, mismos que lo hacían lucir deseoso de probar las mieles del placer.  Le sonrió seductoramente. —Eres hermoso Taem, y te amo demasiado.

—Min yo igual te amo mucho, jamás pensé que está felicidad pudiese ser para mi. Pero ahora mismo pienso que esto es un sueño y no quiero despertar.

Minho recorrió con su índice la columna vertebral de Taemin y este de inmediato se irguió sobresaltado.

—Relájate mi niño. 

 Después paseó la palma de su mano por la espalda. Taemin gimió suavemente y arqueó la columna bajo su toque. Minho sintió ganas de explorar más y le quitó la camiseta sexi que llevaba puesta. Comenzó a girar, subir y bajar un par de dedos por el pecho, clavículas  , estomago y tetillas. La piel era tibia y suave, besó sus hombros. El cuerpo de Taem se estremecía al sentir su tacto, era una sensación exquisita. Tenía ganas de que le tocase el lugar entre las piernas y cuando sintió una mano cerca de esa parte se sobresaltó un poco. Cerró los ojos y percibió el roce de los dedos directo en su erección. Gimió. Mmm.

—¿Te gusta?

Taemin no abrió los ojos, sentía vergüenza. Solo asintió con un movimiento de cabeza.

Minho se sonrió ante ese tierno detalle. Tenía que ser lo más cuidadoso posible, no quería lastimarlo, deseaba que fuese una experiencia increible para su niño mimado.

—Mírame Taem.  —Minho le tomó la cara con las manos.

—Tienes dudas mi niño.

—Nooo. Solo, no sé que hacer.

—Simplemente, déjate llevar.

A partir de entonces todo fue una sensación tras otra. El aroma de un hombre maduro y ardiente, con el de un jovencito inexperto y deseoso, hicieron del momento un festival de olores y sabores.

Taemin sintió fuego entre las piernas, una presión ardiente que pedía liberación. Pero también quería algo más, se moría por sentir a Minho dentro. Se asombró al escuchar sus propios gemidos de deseo. Y el modo en que su cuerpo le pedía entregarse a él. 

Minho lo deseaba como jamás había deseado a nadie, él también estaba durísimo. Entre los dos se desnudaron, jugueteando y con sonrisas. Minho le hizo el amor con la boca sin impotarle nada, Taemin alzó las caderas, agitó la cabeza de lado a lado y gimió suavemente —¡Ahhhh!.

Minho preparó rápidamente la intimidad de Taemin, pues sabía que no aguantaría mucho. Le alzó las caderas y entró en él suavemente y despacio. Lo oyó gritar.

—!Duele! —Minho dudó en continuar.  —Tranquilo amor. 

 Ya no se movió, el dolor tendría que aminorar. Y si no, se saldría y pararía todo intento. Lo que menos deseaba era lastimarlo.

Pero de pronto todo cambió cuando Taemin lo envolvió con sus piernas y sus brazos.  Ya no pudo pensar más, penetró el caliente y apretado terciopelo de su intimidad. Ambos se entregaron a la maravillosa sensación que sus cuerpos cálidos les prodigaban. Taemin lo acompañó con sus movimientos empuje tras empuje, le clavó las uñas desesperadamente.

Taemin sintió como llegaba al orgasmo en una violenta oleada de calor y pasión. Minho se dejó ir también. Gimió cuando su cuerpo por fin se alivió. Ambos se estremecieron al haber llegado a la cima del placer. Entrelazados sus cuerpos, yacieron en la cama. 

Taemin esperó a que su corazón se calmara y que su respiración volviera a la normalidad. La piel de Minho estaba húmeda, su respiración agitada, irregular, como la suya.

—Fue increible.  —Murmuró Taemin.

—Fue más que eso, mi niño. Fue tocar el cielo con las manos y encontrarme contigo en el paraíso. Eres tan hermoso.  Minho lo apretó junto a él, acaricio su cabello, se lo apartó de la cara y le dio un beso en la frente. 

—Me hiciste esperar demasiado, Taem, estuve a punto de volverme loco. Todos los días fueron un suplicio.

—Yo nunca dije nada por temor a que me rechazaras, no estaba seguro que me desearas, creí que no te atraía mi cuerpo delgado y sin chiste. 

—No, eso jamás. Tienes un cuerpo perfecto y ahora he podido comprobar que encajas con el mío. Taem, no quiero que te vayas.

—No me iré, me quedaré toda la noche. Le avisaré a Kai que no me espere.

—No me refiero solo a esta noche. Quiero que te mudes aquí. Anhelo despertar y ver tu carita todas las mañanas. Estoy cansado de tener que dejarte en tu departamento cada noche y esperar hasta el día siguiente para poder verte. ¿Te gustaría, mi niño?

Taemin sintió un cosquilleo recorrer todo su ser. Su corazón comenzó a latir desbocado, y apenas pudo susurrar un débil:

—Sí...

No podía decir más; su garganta era un nudo espeso, atrapado en la emoción de saber que Minho lo quería junto a él, todos los días, todo el tiempo. Lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas; aquello era demasiado para alguien que siempre había sido considerado un callejero sin derecho a la felicidad, sin derecho a ser amado por un hombre como Choi Minho.

—No llores, pequeño. Pensé que lo querías tanto como yo... pero si no estás se...

—¡Shhh! Min, no digas más, por favor. ¿No ves que estoy llorando de felicidad? ¿Cómo no hacerlo si el hombre más guapo del mundo me acaba de pedir que vivamos juntos?

—No soy el más guapo, pero sí soy quien más te ama. Quiero protegerte siempre, que te sientas seguro conmigo. Quiero darte todo lo que mereces.

—Min, yo solo quiero tu amor, lo demás no me importa.

Minho se inclinó sobre él y comenzó a acariciar suavemente su rostro y su cuerpo, sellando con sus gestos todo lo que las palabras no podían decir.

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 Minho estaba en la ducha cuando Taemin se despertó por la mañana. El sonido de la regadera lo hizo abrir los ojos. Se incorporó lentamente, ya que no podía hacerlo con normalidad; una fuerte punzada en el coxis lo detuvo en seco.

—¡Mierdaaa! —exclamó con dolor.

En ese momento, la puerta del baño se abrió, y un  Minho semidesnudo le sonrió.

—¿Sucede algo Taem? 

Taemin sacudió una mano y contestó.  —Creo que no voy a volver a caminar, me has dejado inválido.

Minho se quedó unos instantes parado, sin decir nada. Pero luego casí de inmediato fue hasta la cama y lo abrazó con infinita ternura.  —Lo siento, solo debimos haberlo hecho una sola vez, fue demasiado tres veces para un virgen.

 —Min, eres un tonto. Solo dame algo para el dolor y estaré listo. Quiero desayunar, me muero de hambre.

—Ya pedí comida a la cafetería —dijo, besándole la mejilla—. Mi niño, necesitamos hablar. Creo que tienes cosas que contarme.

El estómago de Taemin se revolvió. Sabía que el momento de decir todo había llegado. A pesar de haber pasado una noche tan extraordinariamente maravillosa, sentía cierto temor por la reacción de Minho. No sabía qué esperar, sobre todo cuando las cosas parecían ir perfectas con su padre y su hermano.

CONTINUARÁ...

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O TÚ O NADA. (2MIN)🔞🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora