𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸 𝓚𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲.

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- ¡Oye Kirishima-kun! - Mina se aproximaba a él para tomarlo por el cuello y colgarse de este, riendo y sonriendo.

Kirishima le miro incómodo, para después sonreírle y apartarla un poco tomándola de los hombros.

Era una buena amiga suya, pero el contacto físico no era realmente algo que le gustará demasiado.

El era un muchacho tímido de secundaria, con cabello negro hasta sus hombros, y ojos carmín.
Era reservado y no hablaba mucho con los demás chicos, solo existía ahí con un promedio regular y pasando desapercibido.

Aunque no demasiado para ciertos ojos...

Unos ojos afilados y brillantes como rubíes, los cuales decoraban una atractiva cara enmarcada por rubios mechones cenizos.

Bakugo Katsuki tenía su macabra mirada justo encima de Eijiro Kirishima, y no dejaba que nadie más apreciará a ese bello ser.

Recordaba muy bien cuando comenzó, el pelinegro le pasó por un lado como si nada, mirando hacia abajo y con unos ojos perdidos.

Choco contra su hombro, y cuando voltearon los dos al mismo tiempo, todo se detuvo en su mundo.

Eran los ojos más grandes y bonitos que había visto en toda su vida, de un color fuerte y cálido, una cara morena clara linda, y una cicatriz en su párpado derecho.

El chico solo se disculpó asustado y se fue rápidamente.

Y el se quedó ahí parado mientras repasaba una y otra vez la imagen por su mente.

"Amor a primera vista", nah.

Fue cuando empezó a espiarlo...

Kirishima Eijirou, 15 años.
Sabía su cumpleaños, su signo zodiacal, su talla de ropa y zapatos, su color favorito y personaje igual.

En ese momento sabía que era algo bastante raro, pero se le hizo tan normal que ya lo hacia como si nada.

Era hasta enfermizo el como recolectaba cosas que el muchacho olvidaba o tiraba, iban para su colección especial de objetos, la cual aumentaba preocupantemente.
Pero hasta eso le parecía normal, era porque el muchacho le gustaba, y el nunca había estado enamorado antes, y eso era normal ¿No?

Eso es lo que pensaba incluso cuando la sangre le hervía y sentía ganas de vomitar cuando veía que alguien más se le acercaba de otra forma a su Eijiro...
No tenía mayor problema con chicos o chicas que fueran amigos del pelinegro, pero la cosa cambiaba cuando esos "amigos" incomodaban o molestaban a Kirishima.

La primera vez fueron unos imbéciles que quisieron molestarlo haciendole caer al piso.

Y se aseguró de romper sus piernas.

O cuando otro grupo de idiotas quisieron  propasarse con el al enterarse que al pelinegro le gustaban los hombres.
(Un secreto a voces entre los pasillos del último año)

Al crear un disturbio y distraer a los críos aprovechados, logro identificar sus caras perfectamente, y dandole tiempo de huir a Eijiro.

Rompió cada parte de sus brazos.

Y así había muchas más, ninguna llegó a algo mortal, eran "advertencias", cosas menores que alertaban de que el lindo Ei-chan tenía a alguien que lo estaba cuidando.

Pero este no sabía.

<3

Las cosas eran normales, aunque viéndole de lejos sin hablarle en lo más mínimo, tal vez roces accidentales o miraditas discretas y compartidas.

&quot;𝒊 𝒂𝒅𝒐𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖...&quot;; Kiribaku ʸᵃⁿᵈᵉʳᵉ ᵃᵘ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora