Capítulo IV
Esa noche Liam no pudo dormir, se había quedado con la imagen de ese mesero, esa sonrisa nerviosa, esas mejillas sonrojadas, la confusión en sus ojos. Se le hacía muy familiar y muy extraña a la vez. Jamás había sentido que conocía a una persona pero que no tenía ni la más mínima idea de quien era. Pensó que quizás estaba enloqueciendo, y que debía dormir un poco más y tener menos sexo.
Todas las noches concurría a Sexto Sentido y pasaba la noche con Z, incluso pagaba de más si alguien ya lo había reservado. Estaba fascinado con el morocho, incluso, cuando el sexo terminaba tenían unas buenas conversaciones acerca de estupideces, pero le permitía escuchar esa hermosa y sensual voz cambiando de tono dependiendo de la intención de su oración. Quería llevárselo, pasar días enteros con él, tomarse unas vacaciones y pasar una semana en otra parte del mundo solo con él. No quería a nadie más. Pero el morocho parecía negársele rotundamente cada vez que le sacaba el tema, ni siquiera le había aceptado el trago que le ofreció la otra noche. Z le quería hacer saber que la fiesta y su relación, terminaban cuando se cruzaba el umbral de la salida. Pero Liam no entendía, estaba tan acostumbrado a que todos cayeran a sus pies, que se deslomaran por dormir en su cama, despertar a su lado y que este le preparara el desayuno. No comprendía por qué era tan complicado de convencer, había funcionado con personas más caras y con mayor reputación.
Era increíble porque había pasado muy poco con Z para sentir que no existía nadie más que lo calentara así. Y es que no había forma de cansarse, porque el morocho lo dejaba con ganas de más todas las noches. Sin embargo, con los otros hombres con los que había estado, pasaba demasiado tiempo, los llevaba a su casa, dormía con ellos, desayunaba, comía, los llevaba al trabajo, y si eso era poco, no dejaba de mensajearles. Z no le había dado si quiera su verdadero nombre, peor aún, no conocía ni su rostro completamente.
¡Esto está mal, Liam! Pensó. ¡Tú nunca eres así!
¡Lo quiero!
Quizás era un capricho de niños, un simple reproche al darse cuenta de que no era el jefe de todos, y que no todos eran unos lame-botas. Z hacía lo que quería, y desde el primer día le hizo entender eso, ¿Era así con todos sus clientes? Porque necesitaba saber si era tan hipnótico para todos, al punto de dejar por completo el juego a su mando.
Liam era el jefe, siempre lo había sido. Además de tener voz en la empresa, siempre había hecho su trabajo de forma admirable, de manera que tenía aún más a todos a su merced, cumpliendo cada uno de sus deseos, y corriendo a conseguirle lo que fuera. Y ahora se encontraba con un gigoló que rechazaba cada una de sus propuestas, y que hasta ahora lo había mantenido bajo sus reglas. No tenía su teléfono, no conocía su cara, no sabía su nombre, y no conseguía que lo sacara de ese lugar. Quería tener algo con Z, pero sabía que era algo difícil de concretar, él nunca lo dejaría. Pasar tiempo con él era genial, pero terminaba todo cuando salía del boliche. Necesitaba algo real... Si tan solo existiera en realidad. Si tan solo supiera quien era y se lo encontrara por casualidad por la vida.
***
Z gateó sobre el cuerpo desnudo de Liam, y este lo miró en silencio y detenidamente. Cuando el morocho se le acercó a los labios pudo sentir su aliento acariciarle las mejillas, sus labios sobre los ojos, la frente, la barbilla y luego de vuelta a su boca. Liam sonrió y le pasó las manos por el costado de su rostro y le apartó el sudor que cubría delicadamente su piel.
—¿Pensaste que se despegaba con el sudor? —preguntó Z en un susurro.
Liam se rio.
—Dime que no creíste que era tan idiota—le volvió a susurrar besándole las orejas, y el cuello.
—Hubiera sido genial ver tu rostro—comentó Liam.
—¿Por qué estás tan seguro? —preguntó Z.
Liam no supo qué contestar y luego pensó que quizás Z tenía algún tipo de deformación o defecto que lo llenara de inseguridades, y se sintió estúpido por forzarlo a quitarse el antifaz.
Z sonrió de repente.
—Las máscaras no solo ocultan rostros, Liam—le dijo Z.
Liam mantuvo la mirada en sus dedos que se movían lentamente sin ninguna razón en particular más que mantener su atención en otra cosa que no sea Z y ese antifaz que lo estaba volviendo loco.
—Quiero verte, Z—le dijo Liam casi inaudible.
—Me estás viendo—le dijo Z de la misma forma. —¡Ahora, levántate que ya estoy listo para la segunda vuelta!
***
Bajando en la larga agenda del teléfono, Liam se sintió frustrado. Levantó la vista del celular para sentir el aire frío que consiguió despabilarlo. El cartel Morning, London se alzaba resplandeciente a la luz del sol, logró sacarle una sonrisa, quizás pudiera ver a ese camarero otra vez para que su día empezara mejor.
Cuando ingresó todo estaba silencioso, muy diferente a la última vez que fue, era más tarde y había más gente. Deseaba ver a ese hermoso morocho por ahí, además de tomar algo para tomarse la mañana con más calma. Una joven rubia se le acercó con una libreta en la mano:
—¡Buen día, Señor! ¿Qué desea ordenar? —le preguntó amablemente.
—Buen día. Un café con crema. —le informó y alzó la mirada buscando al chico a la distancia. La chica dio la vuelta e ingresó en la cocina.
El camarero no estaba. Ese chico le había dado buena impresión de verdad, era muy hermoso. Deseaba encontrárselo otra vez, quizás podía pedirle que salieran, o invitarle algo para tomar como para pasar el rato. Hacía mucho que no tenía una relación seria, hacía mucho que no se preocupaba por alguien. Quizás el punto no era buscar una relación, sino esperar a que el mundo lo sorprenda.
Terminó el café, organizó su agenda, leyó las noticias de la empresa en su teléfono y luego se dignó a irse. Definitivamente, el camarero no estaba.
—-
Cortísimo. Por lo menos para mí está corto. Espero que les guste, la historia se pondrá mucho más misteriosa. Estoy fascinada con esta historia espero que a ustedes les esté pasando lo mismo.
Besito.
Comenten, necesito saber sus opiniones :)
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Restart (Ziam Fanfiction)
FanfictionBajo el antifaz esconde más de un secreto… y Liam moverá cielo y tierra para descubrirlos. ¿Te animas conocerlos?