Colmillitos [COMPLETA] JinKook.

❝Colmillitos❞

❝COLMILLITOS❞

🥀 Escrito por Ani.
Todos los derechos reservados.
Prohibida su copia o adaptación.

Parte única.

Renuente a beber sangre humana, el vampiro Jeon JungKook se encuentra al borde de la locura. La sed y el hambre le han revuelto la cabeza a tal punto que ya no huele nada más que la sangre a su alrededor, de la gente en los otros departamentos contiguos al suyo. Es incapaz de pensar racionalmente; por lo que sale de su hogar en busca de una presa cerca de la medianoche, incluso si por dentro intenta detenerse y aferrarse a su idea de no cazar humanos. Simplemente habían pasado días desde que consiguió comprar carne de cerdo y un poco de vaca; estaba muerto de hambre y no podía esperar más o iba a recurrir al auto-canibalismo, algo que era tan bajo y repugnante que de sólo pensarlo los colmillos se le encogían.

(Sólo se han dado seis casos de vampiros que se intentaron morder a sí mismos por falta de alimento, y todos fueron marginados sociales después. Si sobrevive a este episodio de hambruna JungKook no desea pasar por eso de ningún modo).

Encuentra a un hombre en una calle solitaria. Huele bien, sano y fuerte, además de que es físicamente hermoso y se mantiene en perfecto estado. Si JungKook hubiese estado en sus cinco sentidos, habría notado que este hombre no olía como una persona, pero fue demasiado tarde. Se lanzó a su cuello dispuesto a hundir sus colmillos en cualquiera de las venas, sólo para acabar con el rostro contra el suelo y sus manos amordazadas detrás de su espalda.

El hombre lo había derribado sin ningún esfuerzo y ahora lo miraba con una ceja levantada en obvio disgusto y arrogancia. Uno de sus pies pisó en la cadera de JungKook, llamando su atención entre los gruñidos que el vampiro liberaba en busca de zafarse.

—¿Qué crees que haces, mocoso? —habla con voz profunda y molesta—. ¿A quién crees que estás atacando?

La mente de JungKook sólo pasaba de un «¿qué rayos?» a un «¿qué demonios?» sin ningún orden, todo hecho un lío, atado y con hambre. Estaba a punto de perder la cabeza en más de un sentido. Seguramente se veía como el demonio de Tasmania.

Entonces, el hombre que lo retenía se agacha para estar a su altura. JungKook posa su mirada en él, asustandose y recobrando un poco la consciencia —de un modo que fue abrumador— cuando se da cuenta de que los ojos del sujeto eran tan carmesíes como la luna que brilló la noche en que fue mordido y eventualmente transformado. Su aroma a vino añejo y los dos puntos en su cuello cubierto por una camisa —pero que JungKook pudo ver por la manera en que se inclinaba hacia su rostro— solo le hicieron darse cuenta del error que acababa de cometer: intentó atacar a otro vampiro. Uno mayor que él, para variar.

—Y-yo... —balbucea—. N-No sabía... qué...

—Silencio o voy a disecarte después de desgarrar tu nuca.