𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 16

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Camila está tan confundida, las piernas le siguen temblando y Jonathan vuelve a tomarla desde la cintura. Sus ojos la miran con tanto amor y arrepentimiento.
-Te amo Camila, lograste que quiera acabar con este juego de mierda y quiera empezar a tener una pareja estable conmigo.
La cabeza de Camila le está hablando a los gritos, mareándola por completo porque su corazón está entregado a él. Jonathan utiliza sus pulgares para limpiar las lagrimas que se le desparraman por sus mejillas.
-Te juro que no vas a llorar nunca más por mi culpa porque no voy a volver a lastimarte.
No quiere creerle, cierra los ojos para no mirarlo y caer en sus redes, sin embargo, el boxeador la besa y cae rendida a sus brazos, besándolo con tanta pasión anhelada.

Los labios de Jonathan se mueven tan lentamente, queriendo mantener en su memoria sus labios maravillosos y beber de ella

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Los labios de Jonathan se mueven tan lentamente, queriendo mantener en su memoria sus labios maravillosos y beber de ella.
Su mano izquierda la toma de la nuca para acercarla aún más y se agacha para tomar sus piernas, alzándola. Ella envuelve sus piernas en las caderas de Jonathan y la lleva a la habitación.
No deja de besarla porque sus labios son su única fuente de oxigeno para su corazón, sus manos la acarician con tanta suavidad, cuidándola como si fuese frágil, delicada y quiere hacerla sentirse única.
Fue despojándola de su ropa y ambos yacen desnudos sobre la cama, la habitación está a oscuras y lo único que se escuchan son sus respiraciones erráticas.
-Te amo gatita... mi corazón es tuyo.
Camila no dijo nada, solamente le envuelve el cuello con sus brazos y se besan apasionadamente.
Y la penetro con tanto cuidado, ambos disfrutando de la calidez de sus cuerpos, convirtiéndose en uno solo. Jonathan le da gracias a Dios por ese momento y la observa por un momento, una sonrisa sincera se hace ver en su rostro y solo puede verla gracias a la luz de la noche.
Empieza a moverse suavemente, transmitiéndole tantas sensaciones a Camila quien tiene los ojos cerrados, disfrutando de las embestidas suaves del boxeador. La abraza con tanta devoción, sintiendo el calor que se negó sentir por tanto tiempo y se arrepiente del tiempo que perdió. Corre su cabello largo hacia atrás y besa todo su rostro, arrastrando sus besos desde el mentón hasta sus senos, tomándolos con su boca y succionando con delicadeza. Los gemidos de la mujer se hacen escuchar y se remueve en la cama, acompañándolo con el ritmo. Siente tantas mariposas en su estómago, ella sonríe al fin y le clava las uñas en su fuerte espalda, volviendo loco al joven.
-Ay, ay. -Arquea la espalda. -Ahhh.
Empieza a acelerar sus embestidas, saliendo y entrando, una y otra vez sumergiéndola a unas increíbles olas de placer. Jonathan gruñe con tanta satisfacción, haciéndole el amor a la mujer que ama.
-Ahhh gatita. -Gime con fuerza y apoya la cabeza en su hombro.
Las embestidas son bestiales y ella grita con él, derritiéndose en sus brazos y delira por el placer que la está ahogando.
-Así, así. -Cierra los ojos y su cuerpo empieza a convulsionar. -Por dios, ahhhhh.
Grita desde lo más profundo de su garganta y ambos se vienen. Jonathan se hace a un lado y la atrae con su brazo envolviendo su cuerpo. Hace meses que Camila deseo que la tomara así, con tanto amor y ahora no puede dejar de sonreír. El boxeador acaricia su mejilla y ve las gotas de sudor que se acumulan en la frente de su amor.
En el ambiente solo hay amor, ya no hay odio, despecho en el corazón de Jonathan. De una vez por todas acepto que ama con locura a Camila y está decidido a recompensarla por todo el mal que le hizo. El boxeador le sonríe y la besa con anhelo.
Al otro día, Camila está durmiendo dándole la espalda y este la abraza por detrás. Jonathan es el primero en despertar y sonríe de oreja a oreja por tenerla en sus brazos. Apoya la nariz en su hermoso cabello, oliendo su aroma a rosas y besa su nuca.
Siente tanta paz de decir lo que tanto siente por ella y que las cosas hayan salido bien, no sabe como hubiera tomado la separación, no podría aguantar mucho tiempo estando lejos de ella y no quiere salir de la cama. Sigue abrazándola y lo hace con cuidado para no despertarla.
Hoy es la pelea y eso no le interesa, lo más importante es su gatita y quiere quedarse con ella, pasar el día solos. En pocos minutos, Camila abre los ojos, despertándose abrazada. Se mueve para mirarlo y Jonathan le regala su mejor sonrisa.
-Buenos días gatita.
-Buenos días.
La besa apasionadamente y aparta el cabello que se le pega en el rostro.
- ¿Cómo dormiste?
-Muy bien, ¿y tú?
-Maravillosamente bien.
La atrae hacia su pecho y ella pasa sus manos sobre sus omoplatos.
-Tendríamos que desayunar pero no quiero salir de la cama. -Le confiesa.
Ella se ríe y pasa los dedos en su barba.
-Quiero quedarme un poquito más contigo. -Metiéndose más entre las sabanas.
-Pero un poquito. -Ella sonríe.
-Un poquito solamente.
El boxeador sonríe contento, apoyando la nariz en su rostro y ve como los moretones están colorados.
-Hay que pasarte un poco de hielo.
-Eso no importa, lo importante es que estamos juntos. -Besa la punta de su nariz. -Con tus mimos veras como voy a mejorar.
La mira son una sonrisa y captura sus labios, pasando la lengua por sus labios y la besa apasionadamente.
Hicieron el amor de nuevo con tanta pasión, entregándose en cuerpo y alma, olvidándose del mal rato y Camila se levanto para cepillar sus dientes, se mira al espejo y ve como su rostro está distinto, se nota más feliz y desapareció el tono rojizo de sus ojos por el llanto.
Pasa sus dedos por el rostro, su piel está mucho más suave y se siente rejuvenecida, suspira feliz y sonríe con suavidad. Se muerde el labio mientras se pierde en sus pensamientos.

Devorame otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora