SiYeon:
La suavidad con la que sus labios se movían contra los míos me estaba volviendo completamente loca. Gemí una vez más al sentir como su lengua acariciaba la mía y sus labios pedían permiso en cada movimiento. Me había sorprendido de que ambas pensáramos lo mismo.
Estaba discutiendo mentalmente si hacerlo o no. Pero al sentir que ella fue quien tomó la iniciativa, no hice más que hundirme en su boca y probar su adictivo sabor. Aunque sabía que esto estaba mal, todo yo decía otra cosa.
Quería creer que esto estaba bien y que luego no tendría que arrepentirme, pero no podía. Yo era su sexóloga y ella mi paciente. Nada podría pasar entre nosotras, ni siquiera un par de besos o siquiera tocarnos las manos por equivocación.
La carne era débil. Y si seguíamos con esto, no podría parar y le haría demasiado daño. Así que me separé de ella luego de probar mil veces su boca. Y no abrí los ojos hasta segundos después. Su mirada atemorizada me causó un escalofrío por toda la espalda; tenía miedo de que yo me arrepintiera.
Pero las cosas debían ser así, esto jamás debió haber pasado. Sus ojos marrones me miraron una vez más suplicando. Ella se había dado cuenta. Nuestro beso se había rompido un poco después de que nuestros labios se juntaran y yo me había apartado bruscamente de ella.
─No te arrepientas─suplicó en un susurro. Tragué fuerte, poniendo mis manos en sus hombros para verla mejor.
─Sabes que esto no tuvo que haber pasado─murmuré a centímetros de sus labios. Los cuales en este momento actuaban como un poderoso imán. Ella suspiró, alejándose un poco. Pero se lo impedí, volviendo a poner mis manos como estaban hace unos minutos.
─Lo sé, pero tenía muchísimas ganas de hacerlo.
─Yo también─lo reconocí y sonrió sin mostrar aquellas perfectas perlas blancas─Pero entre nosotras no puede ocurrir absolutamente nada y eso lo sabes muy bien.
─¿Qué hay de malo en unos besos locos?─preguntó y reí suspirando, cerrando los ojos al sentir sus brazos rodearme el cuello.
─Mucho─respondí, inclinándome. Y siendo, ahora yo, quien besaba sus labios. Sonreí contra su boca al sentir como su cuerpo se contraía de la impresión y seguí moviendo mis labios contra los suyos hasta recibir su grata respuesta. Luego habría tiempo para arrepentirse, ahora solo debíamos disfrutar.
(...)
Sabía que ya era hora de parar. Habíamos estado todo este tiempo besándonos y yo, tenía la cordura al igual que la de un perro hambriento y un trozo de carne. Podía olvidar en un santiamén el problema que ella tenía y hacerle el amor allí mismo sobre mi escritorio o en el sofá que usaba todos los lunes cuando venía.
Me separé y nuestros labios hicieron un gracioso sonido al despegarse. Ella estaba con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa. Sus labios estaban dos veces más rojos que de costumbre y sus mejillas ligeramente sonrojadas. Su cabello estaba desordenado y tenía una perfecta cara que decía acabo-de-follar. Aunque eso es todo lo contrario, no podía negar que me gustaría despertar a su lado algún día y ver aquella cara.
─¿Por qué estas despeinada?─pregunté divertida. Aniquilando aquel incómodo silencio que nos invadía. Ella rió peinando aquellos fugitivos cabellos, quedando exactamente igual que cuando llegó.
─Quizá porque tú me acariciabas el cabello y por el momento, subió un poco la temperatura ¿No crees?
Si tan solo supiera que eso en realidad había sucedido, pero ella era tan inocente. Y esa era una de las cosas que más me gustaba. Su completa inocencia, aquella inocencia que no se veía en todas las chicas. Y eso era más que un problema, un privilegio.
─¿Por qué me miras así?─preguntó en un susurro. Pasé una mano por mi cabello al darme cuenta de que, por segunda vez, me había quedado mirándola como una completa estúpida. Me había divertido el saber que esto era una debilidad para las mujeres y solía hacerlo frecuentemente. Además, que me encantaba aquella cara que ponía BoRa, igual a la que debía tener yo en este momento.
─Es que...te ves divertida─se escapó de mi boca y ella frunció el ceño ¿Te ves divertida? ¿Realmente eso era lo mejor que tenía para decir? Su rostro de confusión me dió risa. Aunque esa no era la respuesta correcta, ella se veía preciosa y eso era lo que yo siempre miraba de ella; su increíble belleza.
─Pues, si eso es un cumplido. Tú también te ves divertida─dijo elevando la barbilla y me incliné.
─Bueno, señorita. Gracias, es un honor que usted también me encuentre divertida─digo riendo y niega con la cabeza. Viendo claramente la decepción en sus ojos. Sabíamos muy bien que nuestra "Sesión de besos locos" había terminado. Aunque ninguna de las dos lo quisiera.
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Virgin | SuaYeon G!P
RomanceSu mala experiencia sexual le hace tomar medidas desesperadas: pedirle consejos a su mejor amiga quién le recomienda visitar a una famosa sexóloga llamada Lee Si Yeon. Ella realmente interesada por el problema de BoRa, decide ayudarla, dándole conse...