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Mi infancia era bastante entretenida, solía salir todos los días junto a mis amigos a jugar hasta el cansancio, por lo que era muy raro que yo estubiera dentro de casa.

Las niñas del vecindario no solían juntarse con nosotros, y es que jamás las dejábamos en paz con nuestras bromas. Claro que cuando creció Himawari y se empezó a juntar con ellas me delataba con mis padres (aún así nos queríamos)

A los ocho años empezamos a frecuentar a la casa de Jiraija, a quienes lo apodamos como el gran viejo sabio pervertido, a quién nunca dudabamos en hacerle bromas, Aveces algo pasadas de tono, a lo que el pronto le llegaba a mi madre y está me daba un sermón del porque debía portarme bien.

No fui Santo, pero tampoco un delincuente específicamente.

Todo era perfecto, solo eran risas y diversión hasta que el sol empezaba a ocultarse.

Hasta que esos ojos azabaches flecharon los míos.

Exactamente no había pasado mucho desde que cumplí doce años cuando los Uchiha se mudaron al vecindario.

Exactamente en la casa de a lado.

Estaba sentado en el porche de la casa mientras acompañaba a Himawari mientras jugaba. Los dos pusimos atención a aquel auto en color negro del que salían tres personas.

Había un hombre más o menos de la edad de mi padre, quien mostraba un aura de seriedad que emanaba de cada parte de su ser, después este abrió la puerta de atrás, dónde salió otra mujer de mismo rasgos fisicos aunque algo más vieja,está al contrario de él le llegó a sonreír con dulzura para luego colocarse a un lado de el.

Y luego salió ella, aquella niña tenía el cabello corto un poco más arriba del hombro, era quien más parecido tenía al hombre de allí, no solo en físico, sino también en su mirada, está en un movimiento ligero y sin inmutarse capto mi presencia, dónde Sus ojos tan negros como la oscuridad pura conectaron con los míos.

Rápidamente desvíe la mirada, fingiendo concentrarme en algo más, una vez que ellos entraron yo gire de nuevo a su dirección una última vez para luego seguir dibujando junto a Hima.

-¿Vecinos nuevos? Que emoción! -exclamo mi hermana en voz alta.

-Hima! No tan alto ttebasa -le hablé casi susurrando.

Ella se levantó del suelo y me vio de frente con una sonrisa.

-hay que recibirlos, hay una niña, tal vez quiera salir un rato a jugar, no?

Yo dejé de observarla y volví a concentrarme en la hoja de papel que tenía en mi regazo, había algo en esa familia que no parecía del todo normal para mí.

-no lo sé Hima, mejor pregúntale a mamá..

Días más tarde confirme que había algo extraño, pero no en todos, si no más bien en aquella niña azabache.

Todas las noches se sentaba sola en la barandilla del balcon, apoyando su espalda en el pequeño muro y así mirar hacia el cielo nocturno, mientras Aveces la escuchaba susurrar cosas que no lograba entender.

Y su rutina me creo una a mi, ya que todas las noches me quedé despierto observándola y preguntándome qué le ocurría, o porque siempre se mostraba siempre triste o incluso hasta molesta.

En las tardes cuando salía junto a Shikadai e inojin podía observarla en la ventana del segundo piso, recostada en su cam mientras leía algún libro, esperando a que al menos este le causará alguna reacción diferente a la habitual, cosa que jamas pasó o eso pensé.

Mi madre junto a mi padre les ofrecieron ir a cenar a nuestra casa como bienvenida, cosa que aceptaron gustosos, más que todo la mujer que los otros dos.

Mikoto era la mayor, era la abuela de la niña, era bastante dulce, casi tanto como mi mamá, ella fue quien nos contó más de la vida de ellos.

Sasuke era el padre de la menor, era bastante serio más en ningún momento fue grosero, incluso de alguna forma "halagó" la comida de mi madre.

Más la única que ni siquiera una mirada regalo fue la niña
Quien en un momento de la cena prefirió sentarse afuera a seguir allí, cosa que a todos en mi familia nos desconcertó.

-al parecer su hija es muy timida, es muy linda, Sasuke-san -le comentó mi mamá con dulzura.

-mil disculpas, con permiso, voy a hablar con ella -hablo Sasuke mientras se levantaba de la mesa.

-de verdad perdonenla, creanme que en realidad Sarada en el fondo es una niña muy dulce, tan solo está algo dolida -confezo su abuela bajando la mirada.

-no se preocupe Mikoto-san, de echo, perdóneme a mi por preguntar lo que no me incumbe pero ¿Porque dolida? -esta vez fue mi papá quien habló.

-bueno.. vera, no ha pasado mucho tiempo desde que la madre de Sarada, mi querida nuera falleció -explico con algo de dolor -Sakura tenia cáncer, tristemente cuando nos enteramos ella ya estaba en su etapa culminante.

Ahora todo tenía un poco más dé sentido del por qué ella era así.

Se puede decir que gracias a mis padres aprendo a ser comprensivo con las personas, por lo que puede que si me diera algo de lastima saber que ella enterró su felicidad en la tumba de su madre.

Hubo un silenció por un momento, lo único que se podía escuchar eran posiblemente los pasos del señor Sasuke acercándose a la mesa, sin ser acompañado por su hija.

Después de un rato los Uchiha se retiraron, más en miente solo vagaba Sarada y un montón de preguntas respecto a ella.

A los siguientes días tome valor y fui así casa para invitarla a jugar, más Mikoto-san siempre me daría la misma respuesta.

-que pena cielo, creo que hoy ella no está de ánimo, pero tal vez la próxima, si? -me dijo la dulce mujer a mi yo de tan solo doce años.

Siempre era la misma respuesta
Más eso no me detuvo...
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Buenas buenasssss

Cómo están? :3
Espero que bien ;v

Aquí les traigo un nuevo dice que recién creé ayer si soy sincera XD

Pero está bueno, o eso creo yo :v

Espero y les guste.

:v

Aquí el dibujo de la semana:

Aquí el dibujo de la semana:

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Por si acaso las dudas, le base en una imagen de Pinterest así que no andén y que, "iy si pligii li siñiri"

Ok no XD
Pero ci :v

Ahora sí, los dejo, tomen awita, coman y sean felices :v

Adius :3

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2022 ⏰

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