CAPITULO 1

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Creo que muchos estarían de acuerdo conmigo cuando digo que la vida sería más fácil si tan solo hubiera un manual de cómo vivirla. No me refiero a que me diga específicamente qué pasos seguir -para eso está mi madre-, pero me conformaría con consejos vagos que me guien, como las galletas de la fortuna.

Era un pensamiento un tanto oscuro para comenzar la mañana, pero que más podía pensar en un día gris como aquel. Me desperté esa mañana con el sonido de la odiosa alarma de un gallo. No me juzguen, era la única manera de ponerme de pie, pero como me es costumbre, volví a la cama tan solo para contemplar mis zapatos, abandonados en la esquina de mi habitación. Estaban sucios, y justo al lado, sobre un sillón – que funcionaba como acumulador de ropa- estaba el conjunto que prepare la noche anterior.

Pensándolo un poco mejor, de hecho sí existía ese manual, más o menos. Los mandatos sociales establecidos en épocas casi tan antiguas como los dinosaurios podían hacer el trabajo de igual manera, porque yo sabía que el abuelo Ed apenas terminó la universidad, consiguió un buen trabajo donde conoció a su gran amor, salieron un par de veces y ¡puf! Se casaron, y por supuesto luego vino un bebé, mi madre, quien de hecho siguió los mismos pasos. Esa era la formula, ¿No? Universidad, matrimonio, bebé. Simple. Ahí estaba el manual.

Para cuando termine de bañarme estaba aún más triste que cuando desperté.

¿Eso es todo? Porque en esa parte del manual yo no sería mi abuelo o mi madre, no señor, porque yo tuve la "fortuna" de salir omega, así que mi vida se limita a esperar que alguien se quede lo suficientemente flechado conmigo como para embarazarme y proveerme por el resto de mis días.

Bueno no sonaba tan mal de hecho...

La camisa me quedaba algo suelta pero se compensaba con el pantalón ajustado en mi cintura. Limpie un poco mis zapatos, no tanto porque no quería que se note que me esforcé en mi apariencia pero a quien engaño si tenia tres kilos de producto para peinar en el cabello, pero mierda, qué bien me veo.

Mientras preparaba café en un vaso para llevar pensé que si fuera el omega trofeo de algún empresario millonario no tendría necesidad de prepararme un café en un vaso para llevar. Podría tomarlo desde la cama, dentro de un buen par de horas, y luego quedarme otro rato en la cama, porque ¿Qué mejor manera de preservar mi belleza que un buen descanso?

Me di una última mirada en el espejo, con mi humilde vaso no tan térmico en la mano izquierda y el maletín en la derecha.

Cabello bien, rostro bien, traje excelente, zapatos bien. Ya podía irme.

Me dirigí a la puerta del departamento y mientras salía buscaba las llaves, sin éxito. Necesitaba un nuevo maletín, de preferencia uno que tenga un bolsillo color neón y que sea específico para poner las llaves. Termine por vaciar todo el contenido en el suelo logrando que se desparramaran mis pertenencias por todas partes. Mientras buscaba las llaves en ese desastre escuche otra puerta cerrarse.

-No hace falta que hagas todo ese alboroto para llamar mi atención, ¿Sabes? Solo tienes que tocar mi timbre, decirme lo guapo que me veo hoy, y pedirme amablemente que te lleve al trabajo.

Niall vivía en el departamento de enfrente, y no solo era el mejor vecino del mundo sino que también era mi mejor amigo. Divertido, guapo, leal, chef y encantador como él solo, pero lo más importante, tenía auto.

-Buenos días Niall! Hoy te ves particularmente atractivo, pero lo serias más si me ayudaras a encontrar mis llaves.

Lo vi de reojo sonriendo mientras recogía mi agenda decorada con stickers de corazones, y de pronto, escuche el sonido de las llaves. Me gire de inmediato y lo vi sosteniéndolas asqueado.

-Okey, eso es todo. Cierras esa puerta y me das las llaves para sacar dos copias. Con razón no las encuentras nunca, ¿Qué color es este? ¿Oxidado estilo repugnante?

-No están tan mal, además no hay presupuesto para nuevas llaves porque estoy en quiebra luego de comprar los libros para la universidad. Consejo: no estudies Derecho.

Niall termino de recoger mis cosas mientras yo cerraba la puerta. Mis llaves no eran repugnantes, solo un poco... viejas. Además tenía este adorable oso de peluche que alguna vez fue color crema y hoy es 90% polvo y tierra.

-¿Vamos?- Le dije con mi mejor sonrisa.

Le entregue las llaves del departamento y tomamos el ascensor hacia el garage.

-¿Por qué dos copias?

-Una para ti y otra para mí, obvio.

No tenía problema con Niall en mi departamento, prácticamente vivíamos pasando por el pasillo de un hogar al otro, pero quería molestarlo un poco.

-¡De ninguna manera! Ya no podré traer alfas a casa sabiendo que puedes entrar en cualquier momento.- Lo vi ponerse rojo hasta las orejas.

-¿Disculpa? ¡Eso es muy peligroso Louis! ¿Desde cuándo traes alfas desconocidos al edificio? Me pones en la incómoda situación de denunciarte con el Consorcio.

-No tienes como probarlo Niall, y si lo haces, te demandare por difamación.

-¡Demandarme! Recuérdame de nuevo quien es tu chofer y cocinero por favor? Prácticamente soy tu perra Louis, sin mi vivirías a base de comida chatarra y llegando tarde a todos lados.

Totalmente cierto.

Ya estábamos por llegar al bufet para ese momento, así que aproveche el semáforo y tome su mano. Le mordí la muñeca y mirándolo a los ojos le dije

-Tienes razón Niall. No debo morder la mano que me da de comer.

No me gustaban mucho los rompecabezas, pero si disfrutaba ser uno para Niall.

Me miro con una desorbitante sonrisa

-No me decido si bajarte aquí o llevarte a un maldito psiquiátrico.

...

El Dr. Frederick Thomas Ludwig era uno de los mejores abogados de Inglaterra, y un viejo amigo de mi padre. Cuando se enteró que ingrese a la Escuela de Derecho en Harvard se comunicó de inmediato conmigo para que pase los últimos meses antes de iniciar las clases en su firma y pueda introducirme de a poco en un mundo que esperaba, me apasionara tanto como a él.

Ya sé. ¿Trabajar en vacaciones? ¿Qué clase de perdedor sin vida social sale de la Escuela directo a trabajar? Si se lo escuchara a alguien pensaría lo mismo, pero es mucho mejor ocuparme de algo productivo en vez de quedarme en casa, triste y solo todos los días. La otra persona que consideraba mi mejor amigo, Olli, se había ido de vacaciones con su familia y luego se iría directo a la universidad, así que él ya estaba fuera de la imagen. Además, todo lo que se relacionara con mi padre era música para mis oídos, y por suerte el Dr. Ludwig era un ser humano increíble. A pesar de la diferencia de edad, nos llevábamos excelente, y para mi sorpresa escuchábamos la misma música. Las vacaciones llegaban a su fin, y no le tenía ninguna clase de arrepentimiento a la vida que escogí desde que me fui de casa. Pase mis días en compañía del mejor jefe que uno puede desear, haciendo un trabajo que casi no calificaba como tal pues solo me pedía que lo acompañara a sus reuniones y tomara notas de ello para luego redactar un informe. Cuando no estaba con él, estaba con Niall probando sus nuevas recetas, y cuando la soledad de mi departamento me era abrumadora, visitaba el campus por fuera para familiarizarme con la nueva vida que comenzaría dentro de nada. No me molestaba ni mucho menos, pero no podía dejar de pensar en el manual, ¿Realmente prefería la cómoda vida el omega trofeo a la vida que tengo ahora?

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2022 ⏰

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