«Será mejor así».
No podía poner en peligro vidas inocentes y de la gente que me importaba. Si eso significaba tener que dejar el único lugar que podía llamar hogar, lo asumiría. Aunque eso me llenara de tristeza.
Tenía muchas cosas de las que ocuparme antes de mudarme. ¿A dónde tenía pensado ir? Ni yo lo sabía.
De eso ya tendría tiempo para preocuparme. Primero debía armarme de valor y ser sincera con un par de personas a las que les debía una explicación.
—¡¿Eres una maga poderosa y no nos lo habías contado?!
Cerré los ojos sintiendo un ligero dolor de cabeza por los gritos agudos de Jim y Sophia.
—Primero, soy hechicera. Segundo, no soy tan poderosa, solo hago conjuros y sé defenderme con ellos. Y tercero, lo siento.
Después de mi explicación, hubo un breve silencio que pareció durar años para mí.
Había decidido contarles a ambos a qué me dedicaba realmente en mi "curso". Quedaron boquiabiertos a medida que les iba contando los detalles de mi historia. Merecían saberlo, después de todo eran mis amigos y podía asegurar que me guardarían el secreto. Además de que odiaba tener que mentirles una vez más para decirles que debía irme de la ciudad por un tiempo.
Al ver que solo se dedicaban a mirarme, la angustia me pudo y hablé yo primero.
—Por favor, decid algo —les supliqué.
Se volvieron a mirarse por un momento antes de que el castaño soltara un grito eufórico.
—¡Te lo dije, me debes 50 pavos!
Me quedé estática en mi silla observando con confusión como Sophie le daba un billete a Jim y este se lo arrancaba de las manos rebosante de emoción.
—Perdón... pero no entiendo nada.
—Estábamos esperando a que nos dijeras a lo que te dedicabas en realidad —me explicó mi amiga con calma.
—Últimamente te ausentabas cada vez que pasaba algo turbio en la ciudad. Así que supuse que tanta desaparición extraña era sospechoso y lo relacioné con que podrías estar metida con los Vengadores o algo parecido.
—Creo que deberías dejar de ver tanta Ciencia Ficción —le sugerí.
—Pero no me equivocaba. Bueno, casi. Al menos no estás metida en una secta como pensaba Sophia.
—¡¿Sophie?! ¡¿En serio?! —la miré ofendida, a lo que esta se medio escondió detrás de la silla de Jimmy.
—¡Es que todo era tan extraño que ya no sabía qué pensar! —se defendió ante mi semblante molesto.
Suspiré pellizcándome el puente de la nariz con frustración.
—¿Y bien? ¿No me vais a echar la bronca?
—¿Por no habérnoslo contado? —asentí, temerosa—. Para nada, entendemos tus razones, Avi. Has decidido que era lo mejor y ahora no te queda más remedio que contarlo para prevenirnos. Te entendemos —Sophia estiró una mano para estrechar la mía en un gesto de comprensión que agradecí.
—Debéis tener cuidado. Aunque me buscan a mí, no quiero que os pase nada —los miré seria pero preocupada al mismo tiempo.
—No te preocupes por nosotros. Hasta ahora no nos ha pasado nada.
—Excepto la vez en que un mago chiflado te usurpó la identidad —recalqué.
—Bueno, excepto eso —rió—. Pero si pasa algo, tenemos contactos ¿o no? —me guiñó un ojo y yo sonreí al entender su indirecta. Iban a estar bien sin mí y con eso yo me quedaba más tranquila.
—Lo que en verdad nos preocupa es qué va a pasar contigo —intervino la castaña. Se veía triste. El semblante del rubio cambió de repente y se tornó tan serio como nunca antes lo había visto.
—Estaré bien. Es solo hasta que la tormenta pase y capturen a Mordo. Yo haré lo posible desde las sombras para que esto acabe cuanto antes, lo prometo.
—Pero te vas... —a mi amiga se le apagó la voz antes de terminar la frase.
—Ya no te podré molestar todas las mañanas ni echarte la culpa por lo torpe que eres. Ni dejarte la tarea de lavar los platos porqué yo odio encargarme de ella —se me humedecieron los ojos.
—Tampoco podremos hablar después de trabajar mientras me cuentas tu vida tan dramática que llevas —reí por lo bajo, conteniendo el nudo en mi garganta.
—Los clientes preguntarán por ti cuando no oigan algo romperse como de costumbre todas las mañanas —le di un golpe en el brazo como queja.
—Te echaremos en falta, amiga —me retiré las lágrimas que querían salir por la comisura de mis ojos a medida que me levantaba de mi asiento para fundirnos en un abrazo lleno de sentimiento.
Oí los sorbos de Jim en mi oreja así como los sollozos ahogados de Sophia al otro lado.
—Os quiero mucho —susurré entre lágrimas.
Me estrecharon más fuerte en respuesta y yo solo pude dar las gracias a quien me quisiera escuchar allí arriba por tener a gente tan maravillosa a la que poder considerar la familia que siempre quise tener.
Un suave golpe que sonó detrás de mí nos sacó del momento. Rápidamente me enjuagué las lágrimas y con el delantal limpié el resto de mi cara a la vez que oía la voz de Sophia contestar a quién fuera que había llamado a la puerta.
—Está cerrado. Abrimos en media hora.
—Lo siento, pero tengo que hablar con alguien.
Al oír aquella voz conocida fruncí el ceño. Pensé que había escuchado mal y me giré para encarar a la persona que había fuera.
Quedé perpleja al reconocer la cara que me miraba desde el otro lado del cristal, esperando a que le abrieran la puerta.
—¿Tienes un momento para conversar?
Asentí bajo la atenta mirada de mis amigos, los cuales no entendían nada de aquella situación y se encontraban tan confusos como yo.
No esperaba volver ver ese rostro tan pronto y de aquella forma tan repentina.
Me acerqué para hacer pasar a Christine Palmer y darle la bienvenida.
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance"Si me dieran a elegir entre cambiar el pasado o quedarme con este presente, elegiría la segunda opción. Porque prefiero vivir mil veces todo lo que pasé para llegar hasta aquí, que vivir un presente en el que no estés aquí. Conmigo."