Me levanté de la cama como un resorte apenas sonó mi despertador, abrí la ventana que se encuentra al lado de mi mesita de noche, y di paso a que el suave sol de la mañana penetrara en mi habitación y acariciara mi rostro algo somnoliento aún. Justo en ese momento, en el que mi cutis respondía a los estímulos de un nuevo día y mis ojos un poco hinchados aún intentaban aparentar que nada sucedía, recordé que había quedado con las chicas en una hora en el parque central.
Corriendo me dirigí al cuarto de baño para ducharme y nuevamente a mi habitación para vestirme. Bajé rápidamente las escaleras persiguiendo el delicioso aroma que provenía de la cocina, evidencia de que ya el desayuno estaba listo.
- Buenos días mi niña - me saludó mi madre apenas me vio entrando.
- Buenos días sister - me saludó Gloria que se encontraba sentada comiendo un bocado de tostada. A esto respondí acariciando su cabeza con la palma de mi mano.
- Buenos días - expresé alegremente.
- ¿Te encuentras mejor? - le pregunté a mi madre mientras tomaba asiento.
- Sí, estoy como nueva - respondió y acto seguido comenzó a toser. Agitaba sus brazos en busca de una servilleta, y cuando por fin la obtuvo cesó la tos.
- Parece que no, mamá - exclamó mi hermana.
- Recuerda lo que dijo el doctor: tienes que hacer reposo y tomar las vitaminas - le dije preocupada.
- Tranquilas, es un simple catarro - replicó mi madre.
- Cuídate mamá. Me voy, mis amigas me esperan en el parque - les dije a medida que agarraba una manzana y les lanzaba un beso como despedida.
Al llegar al parque ya las chicas estaban allí, en el mismo banquillo de siempre, y con los rostros más serios que cuando hay un examen y no estudiaron el día antes, cosa que me preocupó.
- ¿Dónde estabas metida? Ayer te esperamos todo el día - me reclamó Liz apenas me hube sentado en el banquillo.
- Ayer no pude venir a clases, mi mamá se puso enferma y le acompañé al hospital - les expliqué. Realmente no me percaté de avisarles mediante un SMS.
«A veces pienso que tengo celular solo para oír música, en fin, soy un poco despistada»
- ¿Y por qué estabas llorando? ¿No sería por la Víctima, verdad? - me preguntó Elena con cierto toque de ironía en su voz.
- No, no he llorado, menos por esa persona - respondí tratando de ocultar lo que era obvio.
- Carola, te conocemos, no creas que nos puedes engañar con un kilo de maquillaje en cada ojo - me dijo Laura mientras me pasaba una servilleta por la cara, dejando al descubierto mis ojos que aún permanecían hinchados, lo que en menor proporción.
- Vale, lloré un poco anoche, pero tranquilas, todo está bien, me siento mucho mejor - les dije concluyendo mi frase con una forzada sonrisa. Noté, que al escuchar mis palabras, se miraron entre ellas y por un momento el ambiente se tornó un tanto incómodo. Al parecer algo que yo ignoraba estaba sucediendo.
- ¿Qué sucede, chicas? Y no me digan que nada, porque sus rostros me dicen otra cosa - pregunté mirándoles fijamente.
- ¿Recuerdas la tarea que nos distes el lunes? - me preguntó Elena.
- Sí, claro que recuerdo - contesté un tanto sorprendida y contenta a la vez, no pude evitar sonreír, elevando la comisura de mis labios.
- Pues ya la cumplimos, pero nos tememos que no son muy buenas noticias - me dijo Laura a medida que pasaba la palma de su mano derecha por mi espalda.
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Justo detrás de mí
Teen Fiction....él.... ...era mi víctima... ....y.... ....la que más sufría.... ....era yo....