FINAL.

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Jaden Walton.

Octubre 15, 2022

El día de hoy era el funeral de mi chica, me sentía fatal. Todo paso muy rápido, de un día para el otro la había perdido, ya no la tenía conmigo.

Desde que murió las noches para mí fueron horribles, ahora solo siento el frío del vacío en mi cama, ella no está ahí. Para tratar de dormirme cuento ovejas tal como ella lo hacía, pero de tan solo comenzar a contar las lágrimas amenazan con salir, todo me recuerda a ella.

Trato de dormir para no pensar en ella y no sentirme peor, pero apenas caigo en brazos de Morfeo sueño con ella, con sus bailes, sus silbidos convertidos en melodías y sus historias.

Me siento en mi cama luego de terminar de acomodar mi corbata, escondo mi rostro en mis manos y suelto un suspiro volviendo a llorar. Quisiera que este acá y venga a darme un abrazo como esos que solo ella me daba… supongo que ahora me toca esperarla a mí, aunque se que no va a llegar, mastico el aire mientras la espero.

Escuché tres golpes en mi puerta, allí estaba Javon con su traje puesto, el me miraba con tristeza.

—Ya estamos por salir, te esperamos en la camioneta… —me aviso pero no obtuvo respuesta de mi parte.

Creí que se había ido ya que sentí un gran silencio en mi habitación, pero me di cuenta que estaba equivocado cuando sentí los brazos de mi hermano alrededor mío.

—Te quiero mucho, jaden, no me gusta verte tan mal —susurro mientras apretaba el abrazo. Yo solté lágrimas y lo abrace, ya no sabía que hacer.

Ambos lloramos abrazados por un rato hasta que nos separamos y fuimos a la camionetas. Al subirme a la camioneta no me sentí seguro de querer ir, pero debía de hacerlo, quería estar con ella aunque sea está última vez.

Su mamá sigue en coma, no me imagino cuando se despierte y se lleve con esta sorpresa de que ahora está sola… De tan solo pensarlo me da mucha tristeza.

Papá comienza a manejar la camioneta y yo abro la ventana para que me llegue un poco de aire, mientras más vamos avanzando más nos vamos acercando al campo de béisbol, a su esquina, a la plaza y a su banco…

Observó su esquina y pienso que mi loca ya no está donde solía estar, ya no está sentada en ese banco donde le gustaba inventar historias que me daba para terminar… Me gustaría encontrarla para decirle que les escribí un final.

Mientras observaba la plaza ví a el abuelito que le daba de comer a las palomas, el iba de traje caminando a un paso lento. El la conocía, desde mucho antes que yo estoy seguro.

[…]

Ya en el funeral me encontraba escuchando al pastor hablar, veía el cajón frente a mi con todas esas flores a su alrededor… Llore demasíado al estar ahí, lo admito.

Nailea y yo lloramos a mares junto al cajón de Emi, ambos la queríamos acá con nosotros. Era nuestra loca, nos dolía dejarla ir.

Mientras estábamos despidiendo a Emi yo observé a cada persona dentro del velorio. Los que están acá son quienes realmente la querían.

La gente que no la conocía bien hablaba y decían que su ser estaba huyendo o que había perdido la fe y se estaba hundiendo… Mientras que yo solo quiero creer que solo se fue a saciar su sed y que ya estara volviendo… ojalá pronto nos estemos viendo.

Luego de un largo rato en el velorio la gente había llevado comida para compartir junto con el café que servían. Yo estaba tomando uno para tratar de mantenerme despierto y para concentrarme en otra cosa, y no volver a llorar.

A Nailea le pegó fuerte, está desde que llegó llorando, en estos momentos se encuentra abrazaba a Jayla. Mi hermana la consola con un abrazo mientras ella también llora.

Había anochecido hace un rato, el velorio todavía seguía pero yo no tenía ganas de seguir ahí, quería ir a otro lugar. Me acerque a mi mamá y le sonrei apenado.

—Yo voy a un lugar, si no vuelvo acá es porque estoy en casa —le avise y mamá asíntio mientras se acercaba a darme un abrazo.

—Tene cuidado, ¿si? —dijo mamá y asentí.

Salí del velorio y caminé hasta su esquina, llegué y me senté ahí. Mire el cielo como ella lo hacía y solté lágrimas.

—No bajaste la velocidad de la patineta, eh —dije mientras observaba el cielo —Viste que tenía que estar yo al lado tuyo para cuidarte… Perdón si no estuve ese día, me siento muy mal por eso, Emi.

Apoyé mi cabeza en el caño del alumbrado público que se encontraba en esa misma esquina, solté lágrimas al recordarla.

Ella buscaba juventud en cada viaje y se perdía en el loop de la luz de esta calle, ya se…

—Recuerdo lo que me dijiste un día cuando apenas nos conocíamos—dije limpiando mi nariz con un pañuelo—Yo salí del campo enojado porque me iba mal en el béisbol y temia perder un partido importante… Y vos me miraste preocupada, me hablaste por un rato calmándome y a lo último me dijiste "¿No crees en dios o algo?" Recuerdo que yo te dije que no y vos dijiste "En algo siempre hay que creer cuando la vida te está ardiendo"… 

solte un sollozó y apreté mis labios

—Ahora creo, creo en vos y en todo lo que me dijiste… —dije en un susurró mientras observaba el cielo, quizás ella en algún lado del cielo que tanto observaba está.

Me levanté de la esquina y observé su banquito, solté una risa y mire el cielo por última vez.

—¿Te acordas de la primer historia?… La termine, quería contarte el final, pero ahora me lo olvidé… Cuando nos veamos, si lo recuerdo, quizás te lo cuente —dije mientras sonreía.

Después de eso comencé a caminar rumbo a mi casa, dejando atrás su esquina y su banco, llevándome conmigo los recuerdos que me dejo esa hermosa chica.

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Emi es un personaje muy parecido a mi <3

Contando Ovejas; Jaden Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora