𝑃𝑟𝑜𝑙𝑜𝑔𝑜

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☁️. Narrador omnisciente

El paraíso sonaba como un lugar ideal para un descanso eterno, un lugar lleno de dicha, donde no había problemas y se disfrutaba. Pero, dentro había reglas, las cuales eran implementadas bajo las estrictas órdenes de Dios. Los jueces divinos, tomaban sus decisiones con una mano en la biblia sagrada, y con la otra sosteniendo un rosario, nunca habría excepción. Y hoy, era un día donde se llevaba a cabo un juicio más de los tantos que se hacían en el gran juzgado.

—Usted, Gustabo Garcia, será condenado a vivir una vida mortal en el mundo terrenal de los vivos, como castigo por su acto de vandalismo.—Sentenció aquel hombre mayor con enormes alas doradas mientras señalaba acusatoriamente al ángel en el centro de la sala que se sentia pequeñito al ser rodeado por altas gradas donde se encontraban también otros hombres mayores con alas doradas y enormes aureolas mirándolo con decepción y de forma acusatoria.

¡No es justo!—exclamo el pequeño ángel visualizando a todos los hombres rápidamente mientras juntaba sus manos en forma de imploracion— ¡Yo nunca he pecado, y juro que jamás lo haría!¡Yo nunca he robado nada!

Pero por más que el ángel gritaba imploracion divina y que le permitieran quedarse, los ángeles superiores jamás le prestaron atención, simplemente hicieron desaparecer su aureola, y tornaron sus alas grises. Seguido a eso, para el rubio, todo se volvió negro.

Despertar repentinamente por un balde de agua fría impactando en el rostro y cuerpo no es una sensación agradable

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Despertar repentinamente por un balde de agua fría impactando en el rostro y cuerpo no es una sensación agradable. Ser despertado por un balde de agua fría después de haber sido expulsado del cielo es aún menos agradable. Y ser despertado con un balde de agua fría después de ser expulsado del cielo y con un mismísimo demonio frente a él, era aterrador.

El rubio abrió sus ojos más de la cuenta y sólo atino a dar un grito asustado. Pero no era en vano, los demonios eran seres "horribles", eran contrarios a su naturaleza, y según los ángeles; buscaban corromper sus almas por diversión y satisfacción. Y el ex-angel no dejaba de ser un estereotipo ideal para corromper; con un cabello dorado cual rayos puros del sol, ojos celestes como el cielo azul más despejado y soleado, una piel nívea y delicada, junto a su delicadeza notable, la pulcredad de su ropa blanca y arreglada, y aquella bonita cruz plateada que adornaba su delicado cuello con una cadena. Sería la "cena" ideal para cualquier demonio, y pensaba que su día había llegado.

El demonio solo río divertido por la reacción del más pequeño. Seguido a eso escucho las imploraciones del ex-angel, mientras prendió un cigarrillo y con total paz espero a que se calmase de su histeria. Cosa que sucedió, pero después de un buen rato.

—¿Ya más tranquila nena?—Pregunto el demonio observando aquellos ojos celestes cristalizados y llenos de lágrimas que dejaban caer algunas por sus mejillas, cuando el rubio asintió de forma muy leve procedió a seguir hablando— tranquila princesa, no voy a hacerte nada. No necesitas llorar.

Gustabo no se quedó tranquilo, solo mantuvo silencio mientras se quitaba las lágrimas de sus mejillas y ojos con sus manos en un intento de tranquilizarse. También se tomó un momento para analizar la vestimenta del contrario; Un traje negro pero con camisa carmín. Colores poco usados en el cielo al significar impureza. Su cabello era completamente negro, su piel bronceada y sus ojos eran negros, junto a aquellas alas enormes y negras que traía en su espalda, los cuernos y la cola puntiaguda.

—¿Quién eres?¿qué quieres de mi? Ya no soy un ángel, me han expulsado, si quieres corromperme ya no serviré.—El rubio intento no comenzar a llorar nuevamente al recordar que fue expulsado del paraíso divino. Su voz se hacia más fina y rota mientras hablaba.—

—No busco corromperte, deja de llorar. Quiero negociar contigo.—Dijo el demonio mientras daba una profunda calada al amargo cigarrillo—Mi nombre no es importante.

¿Negociar?—Pregunto el menor al no entender a qué se refería con exactitud—

—Sé sobre tu expulsión. Y sé que vivirás en el mundo humano hasta que mueras como un humano más.—Hablo de forma sosegada, seguidamente levantándose de aquel asiento rojo de terciopelo donde se encontraba sentado frente al ex-angel— Y quiero negociar contigo, quiero que hagas que mínimo siete personas cometan un pecado capital, dejando sus virtudes. —El demonio merodeo alrededor del rubio, hasta detenerse detrás de él, susurrando en su oído suavemente, escuchando como al hacerlo el menor soltaba un pequeño suspiro— a cambio; yo te concederé mi ayuda y haré lo que me pidas por cada pecado que logres hacer que cometan.

El ex-angel se quedo estático en su lugar, se sentía agobiado. Pero la propuesta le pareció interesante, no era tan estúpido como para no notar que era un buen trato para vivir bien. Lo medito un buen rato, en el cual el demonio fumo el cigarrillo apoyándose en su cabeza y al terminar acariciando su pecho con una mano lentamente, entendiendo que estaba pensando, tambien aprovechando a juguetear un poco con el de forma coqueta, a lo cual parecia que el ángel no era idiota como para reaccionar con pequeños escalofríos debido a la temperatura de sus pieles rozar con facilidad por la ropa mojada del menor.

Finalmente, después de unos 10 minutos en silencio, el menor decidió volver a hablar.

—Lo haré. Pero a cambio quiero algo.—Dijo el ángel mirándolo por sobre su respectivo hombro para verlo, estaba decidido.—

—¿Qué es lo que deseas, Nena?—Pregunto el demonio sonriendo con los labios, sintiéndose victorioso de haber logrado su cometido.—

—A cambio quiero que me enseñes el pecado de la lujuria. Quiero conocerlo en mi propio ser. Y que sea contigo.—Sentenció el más pequeño, observando al demonio y especificando al conocer que podria jugar sucio.—

—De acuerdo —Dijo sin preocupaciones el azabache al mismo tiempo donde hacia aparecer un contrato flotante frente al ángel junto a un bolígrafo—

El rubio observo el contrato, se tomó el tiempo de leerlo y buscar la letra chiquita, pero finalmente al sentir que todo estaba bien; firmo el contrato, seguido a el, firmo el demonio misterioso e hizo desaparecer el trozo de papel.

El demonio comenzó a dar suaves besos en su nuca, cosa que provocó cosquillas en el bajo vientre del ex-ángel, pero repentinamente dio un quejido de dolor agudo al sentir como lo había mordido. Y cuando sintió su carne libre de los dientes del contrario, coloco una mano sobre la zona adolorida, notando que no había ningún rastro de sangre, por más que había sentido que había perforado su piel.

—De esta forma, cada vez que cumplas tu parte, yo cumpliré con la mía cada noche. Y seras momentáneamente mío. —explico el mayor mientras lentamente retiraba las manos del contrario de su nuca y depositaba besos en aquella cruz invertida de color rojo brillante que adornaba la nuca del contrario— Cuidare la pureza de tu alma de cometer todos los pecados capitales mortales, siéntete libre de pecar, que en mis manos, estas a salvo de todo pecado.

El mayor daba lentos besos por su nuca hasta terminar en el cuello, donde gradualmente al rubio se le oscurecía todo hasta terminar nuevamente en la oscuridad, inconsciente.

「 𝒕𝒉𝒆 𝟕 𝒅𝒆𝒂𝒅𝒍𝒚 𝒔𝒊𝒏𝒔 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora