Capítulo 2

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(Pasado en cursiva)

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Desperté como en los últimos seis años, con cansancio, vida y algo de dolor en mis articulaciones... Ah, también abrazada a Hange, quien seguía dormida.

Vi por la ventana y luego nuestro reloj de pared, eran las cinco de la mañana.

—Volveré a dormir... —me dije a mí misma, pero sentí una mano en mi cabeza cuando me acosté.

—Ni lo pienses, ya me despertaste... —Hange habló en un bostezo.

—Ayer nos quedamos... ¿qué hacíamos? Lo olvidé... —me acurruqué.

—Iban a darte alcohol, así que yo me lo tomé porque aún eres menor, se me subió, me llevaste hasta nuestra habitación y luchaste por hacerme dormir. —dijo y volvió a cerrar los ojos.

—¿Y tú cómo sabes eso si no estabas sobria? —pregunté y ella me abrazó.

—Lo escuché en la madrugada, creo que lo dijo Zeke, no sé. Pero lo bueno es que fue un buen espectáculo y ganamos dinero.

—Eso es bueno... Ahora duermo, me duele todo y el olor a tabaco y alcohol sigue impregnado en mi ropa, así que no ayuda.

—No te quejarás de eso cuando cumplas los dieciocho. Todo se vuelve un lío. Te independizas, blah, blah... Pero tú debes agradecer porque seré yo quien te mantenga. —dijo orgullosa y me vio a los ojos.

—¿Y quién dice que me quedaré toda la vida? —pregunté en broma y ella frunció sus cejas—. Era broma, Hans...

—Tu yo de nueve años me lo dijo y también dijo que estaríamos juntas toda la vida. —afirmó y besó mi frente.

—Oye, tienes veintiuno, esto debería ser ilegal. —reí y me atrajo más a ella.

—En unos meses cumplirás dieciocho y serás totalmente mía, ¿qué tal eso, eh?

—Hans, ya hablamos de esto... —suspiré y observé el techo—. Somos mujeres... Por más que queramos...

—Uhm... Somos mujeres, tienes razón, pero nos queremos y eso no lo pueden evitar. ¿O sí? ¿O por qué dejan que otros famosos sean homosexuales?

—Hans, ellos la pasan mal con el tiempo...

—Sí, pero nosotras somos libres, no por ahora, pero lo somos. Algún momento lo seremos. ¿No crees? Aunque a ti no te guste, a mí sí. Me gustan las mujeres y eso es algo que nadie va a cambiar. ¿O qué dices?

Llevé mi mano a su cabello y comencé a jugar con él— Digo que debes dejar de atormentarte y hablar por mí —Dejé un beso en sus labios, causando que se sonroje—, ¿de acuerdo? Ahora no podemos salir al mundo como somos, pero en algún momento lo haremos.

—¿Promesa?

—Promesa.

Así es, estaba enamorada de mi Hans. Todo desde aquella noche en la que llegué a sus brazos. Porque Hange era mi chica y yo la suya, lo éramos nadie iba a evitarlo.

Todo comenzó unos meses antes, cuando fuimos a Trost por una gira. Igual que ayer, Hange llegó ebria y yo estaba en nuestra cama, conversando con nuestros peluches.

—Es que no entiendo el porqué no llega, debió estar aquí hace rato, ¿no creen?

Estuve divagando en mi cabeza y luego, después de un rato más, la puerta de la habitación se abrió y me levanté de golpe. Era ella.

Sonreí del alivio, pero se borró cuando el olor a alcohol inundó mis fosas nasales.

—¿Dónde te metiste? —le pregunté y ella no respondió, solo caminó hasta la cama, comenzó a desvestirse y sacó su pijama—. Hans, ¿dónde estabas?

𝐂𝐈𝐑𝐂𝐔𝐒 | 𝐇𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐙𝐨𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora