quince

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• Hwang Hanika •

Verlo dormir tan plácidamente era el mejor regalo que me ha dado el universo pese a todas las desgracias que he vivido, sin lugar a dudas, Kim Taehyung ha sido el chico que me ha hecho tener esperanzas y que a la vez me ha hecho no querer tenerla más si eso conllevaba a que le sucediera algo. Es quien me ha hecho amarlo y quien también me ha hecho no querer hacerlo por miedo. Preferiría una y mil veces vivir en mi maldita condición a que algo le sucediera a él, porque si eso llegara a pasar, perdería la cordura y no sabría de lo que sería capas.

No podía permitir que nada le pasara.

Aún así, ya le había prometido que sería como él dice, el problema está que prefería que fuera más tardío por si algo ocurría poder disfrutar de mi novio y el amor de mi vida más tiempo.

- Cómo es que cada día te vez más hermosa?- Dijo un adormilado Taehyung en mis brazos mientras abría los ojos.

- Lo mismo digo- Besé sus labios cortamente sintiendo como sonreía.

Se acomodó de donde estaba, no mencioné que nos habíamos quedado dormidos en el sofá y debe ser por eso que comenzó a quejarse mientas se estiraba. Bueno, conmigo no fue muy distinto.

- El señor Choi me está llamando- Dijo él viendo su teléfono que había empezado a soñar- Buen día, cómo está?- Ví como su expresión risueña cambió a una más seria y diría que más preocupada- No hay problema usted vaya a resolver eso y yo me encargo de todo- Qué habrá sucedido?- No tiene porqué disculparse, son asuntos de emergencia y sé que usted necesita estar para su familia, lamento mucho todo lo que sucedió, espero se recupere pronto y que me avise si hay algo más en lo que pueda ayudar, nos vemos.

Cortó la llamada y luego se levantó del sofá rápidamente para ir a nuestra habitación. No me había dado nada de información para saber qué había ocurrido, tal vez necesitaba mi ayuda porque también me había preocupado.

Lo vi como sacaba ropa tanto mía como de él y la ponía en un bolso y otra maleta, no estaba entendiendo nada y a penas puso sus ojos sobre mi entendió que estaba confundida por su actuar.

- La esposa del señor Choi tuvo un accidente en su pie ayer en la noche, tuvo él que llevarla a emergencias a la ciudad y además se llevó hoy en la mañana a sus hijos también- Me dio contexto- Me pidió cuidar la granja y los cultivos hasta que su esposa pueda volver a casa sin problema.

Debo admitir que aunque me sintiera apenada por la señora Choi, muy internamente estaba agradecida de que ahora mi novio esté pensando en otra cosa que no sea ir a ver a Jihee.

- Irás conmigo, no?- Preguntó él al ver que no decía nada con un rostro preocupado- Asumí que vendrías también.

- Si, por supuesto- Dije inmediatamente y comencé a buscar también mis cosas y guardarlas junto a las suyas.

Estábamos dentro de su auto cuando de repente tomó mi mano y miraba directamente a mis ojos. No sabía que pretendía pero me daba curiosidad el que diría. A veces Taehyung era muy impredecible, yo pensaba que él podía tener una mente muy vulnerable a cualquier pensamiento y por eso también hacía cosas que me sorprendían.

Acarició el dorso de mi mano y me sonrió.

- No creas que esto hará que me olvide de la visita a esa bruja, solo se pospuso- Besó mis labios y comenzó a manejar.

El resto del viaje fue en silencio por parte de ambos, pero iba acompañado por la suave música que Taehyung había puesto en la radio y también lo fuerte que sonaba su auto. Eso me ayudaba a no pensar en el asunto, ver su perfil me mantenía cuerda y amaba como el alba que estaba comenzando a aparecer delineaba sus bellas facciones.

- Te habían dicho lo guapo que eres?- Pregunté observándolo desde donde estaba.

- Q-qué?- Me miró sonrojado y aturdido el chico a mi lado.

- Tienes unos labios muy bonitos, Tae.

Él no me respondió porque había llegado al camino directo al campo del señor Choi, según me dijo y la atención ya no estaba puesta en mi. Era bonito, tenía árboles muy grandes y muchísimas flores. Me gustaban mucho, de esas no tenía en casa, sabía que eran tulipanes por la forma que tenían, me gustaba la simpleza de aquella flor.

Una de mis favoritas.

- Te parece si dejamos nuestras cosas y vamos a caminar por la colina?- Me propuso Tae cuando había estacionado el auto- Va a gustarte, estoy seguro.

Entusiasmada, salí del auto para sacar mis cosas y dejarlas dentro, para mi sorpresa, de la gran casa que tenía en frente. Había oído que la familia Choi era bastante grande y supuse que era por ese motivo que habían muchas habitaciones y también por lo bien que les iba en su negocio.

- El señor Choi recién me escribió diciéndome que lo disculpáramos por el desorden qué hay en casa porque que en la mañana fue el caos más grande de su vida, pero que había una habitación de huéspedes para nosotros completamente ordenada y con sábanas limpias- Dijo cuando estaba junto a mí en el gran salón.

- Cuando hablabas del señor Choi y su granja nunca pensé que tendría una casa así de grande- Me sinceré sin dejar de ver a mi alrededor.

- No me sorprendería que pensaras así, sobretodo por los libros que leías y veías, las granjas siempre las pintan de forma más rupestre- Rió él abrazándome por detrás y dejando su mentón en mi cabeza por ser más baja- Piensa que él es uno de los mayores exportadores de manzanas y papas del país.

Con eso comprendí que el señor Choi no era cualquier persona y eso explicaba de por qué tenía tal hogar y las hermosas flores que adornaban su patio, enorme,
por cierto.

- Y solo tú trabajas para él?- Pegunté aún sorprendida por lo mismo.

- No, pero si soy al que más quiere- Escuché como reía y se separaba de mi, volteé para verlo aún en mi estado de sorpresa y él me extendió la mano- Vamos, déjame mostrarte algo que realmente vas a amar.

- Ya te estoy viendo a ti- Jugué con él, no suelo hacerlo, es más común que sea al revés, pero también me gustaba verlo sonrojado.

- Haz estado muy graciosita esta mañana- Achinó los ojos- Quieres algo- Afirmó.

- Si- Él soltó una carcajada por haberme descubierto- A ti- Los papeles cambiaron ahora la que reía era yo mientas corría de él quien me perseguía por la gran casa en la que nos quedaríamos un tiempo.

- Si- Él soltó una carcajada por haberme descubierto- A ti- Los papeles cambiaron ahora la que reía era yo mientas corría de él quien me perseguía por la gran casa en la que nos quedaríamos un tiempo

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