Capítulo 18

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Me sentía ligeramente mal, como una pequeña espina de que he hecho algo terriblemente mal que podría joderme después pero, aún así no me permito arrepentirme de mis decisión, miro por última vez, a Katherine que esta tumbada dormida. Pasamos dos días en la cama, sin poder dejarnos ir, yo sin querer dejar de probarla y ella dejándose hacer, lo suficientemente sumisa para satisfacer mi sadismo y lo suficiente activa para no dejarse deshacer por la fuerza que ejercía en ella.

Aún recuerdo el sabor de sus labios, y la sensación de sus manos recorriendo mi cuerpo como yo recorrí el suyo; trague grueso cuando me di la vuelta para irme, no quería despedirme ni mucho menos que ella me siguiera o interfiriera con mis planes. Suelo ser demasiado calculadora, pero al final con ella mi lado sentimental y emocional saldrá, todo por mantenerla cerca y a salvo, sin importar nada.

Respiro profundo y sigo mi camino donde Randy me espera, él me pone la chaqueta y subo al automóvil último modelo, que Randy manejará por mí, ya que realmente no me gusta manejar estas cosas, además de que separarme de mi compañera me hace volver a sentirme cansada, algo apagada realmente.

-¿Haremos el viaje solo en coche? -me pregunta Randy, arrancando el coche.

-Probablemente, necesito descansar- suspiré.

-¿No descansaste ya lo suficiente? -preguntó intentando hacerme reír, pero solo logró irritarme, lo miré molesta, y no contesté nada, él carraspeo y empezó a conducir.

Intenté dormir la mayoría del viaje, aunque no lo conseguí, me sentía sin energía y realmente sin ganas de mucho. Alejarme de ella después de completar nuestro vinculo, era doloroso, pero necesario. Realmente dolía, mi pecho ardía y la ligera carca de nuestro vinculo, se hacia sentir haciéndome querer llorar, dar la vuelta, y quedarme con ella para siempre, como debía de ser.

Suspiré sonoramente, mientras llegábamos un camino de graba empezando a detenernos, frente a la pequeña casa que mande a construir para mi llegada. Alejandro, abrió la puerta  para mí, y extendió su mano para que yo la tomara, y ayudarme a bajar, no lo necesitaba pero agradecía el gesto.

-Espero la casa sea de tu gusto, mi señora.- señaló Alejandro, -La intentamos hacer como usted ordenó, pero entenderá que, por lo que nos explicó, no quería llamar  tanto la atención.

-La mandamos a  hacer de una sola planta- intervino Randy,- Tiene cinco habitaciones, y la suya es la más grande, también tiene un estudio, y un jardín privado para las brujas, también está planteando hacer una barrera protectora, para que nadie moleste demás.

-No es necesario.-hablé yo, mientras empezaba a caminar a la casa- Nadie nos molestará, por lo que sé mis hermanos se han encargado de inculcar el terror, entre los que creen inferiores, así que nadie molestara.

Ambos asintieron, y caminaron a mis espaldas, cargando mis maletas, ambas tenían alguna que otra prenda de Katherine, para así amortiguar mi desesperanza, y  necesidad de volver con ella; pensar en ella me recuerda a Nadia, me matará al saber que estuve con su madre, pero no cambiaría nada de lo que pasó.

-Me ducharé, y dormiré un poco, después quiero que llames a las brujas, y prepares a una buena sastre, quiero tener un lindo vestido para esta noche.- terminé por decir mientras caminaba siguiendo a Alejandro.

-¿Para qué quieres más vestidos?- preguntó Randy, mirándome como si estuviera loca.

-Estamos en New Orleans, las noches son de nuestras, encontraremos muchas fiestas, y yo de verdad quiero ir a la más grande.- sonreí burlesca mientras entraba a la habitación.

Antes de venir, le pedí a Dixon que le dijera a la manada de lobos que me seguía que se instalara aquí, antes de mi llegada, pasaron la luna llena, vagando por la selva Colombiana, y para estas fechas ya deben de estar bien asentados, había logrado, encontrar a unas brujas que me ayudaran con el amuleto de luz de luna, pero, no quería que todos tuvieran esa posibilidad, al menos por ahora. Debían de ganarse ese derecho, y para ello, tenían que tener mi plena confianza, así que pocos, los tenían, ellos eran los que cuidaban de la manada mientras yo no estaba. Suspiré mientras, sentía el agua tibia resbalar por mi cuerpo, relajándolo al instante. Tenía mucho en que pensar sobre todo, como haría mi fabulosa entrada.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora