•|CAPÍTULO 4: ANTÍTESIS.

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Adelaine.


Romina se ha mantenido alejada desde hace una hora en cuanto llegó.

Las personas la conocen, sí. Como la accionista mayoritaria de las dos empresas de la familia. Así que nadie sospecha que ella viene siendo mi segunda madre cuando la primera viaja por el mundo cuando lo desea.

Scarlett está del otro lado de la sala con Trevor que le presta atención necesaria cuando ella lo llama y este sigue con su charla con los accionistas de Termar.

En cambio yo, tengo el brazo de Joseph sujetándome con posesión mientras él sostiene una copa de champagne.

—Con los dos Termar en el podio tras cerrar el campeonato mundial, hay peces gordos rondando a Magnus.—habla a mi lado Joseph.

Pero no son los peces gordos de Luxxe. El pensamiento me hizo ponerme aún más recta.

Me obligó a poner una sonrisa en el rostro cuando siento sus labios en mi mejilla, los miembros del equipo asienten y me recuerdo que esto es lo que me enseñó Arlerth.

Ser una mujer trofeo. La que le sonríe a las personas, a las cámaras.

Cómo si el agarre de Joseph no me cause dolor. Cómo si hace tan solo cinco minutos no discutimos por banalidades incoherentes dentro de la cocina y...

Me niego a recordar. Lo único que quiero es subir las escaleras y dormir.

Cruzo mirada con Trevor mientras me mantengo en silencio, sus ojos oscuros bajan posándose a mi cintura dónde mis dedos están atrapados con los de Joseph que no me suelta.

Él se agacha hablándole a Scarlett al oído y ella sonríe yendo con papá.

Agradezco que papá asienta cuando lo interrumpe y los socios la saludan con una sonrisa. Magnus está de buen humor.

Trevor se excusa caminando en mi dirección mientras se dobla las mangas de la camiseta, sin consideración se interpone con brusquedad entre su compañero y yo.

—Hey, princesa.—me besa la sien.

Trevor es tan camaleónico. Pero en esa aura de felicidad siempre. Todos los días sonríe, es alegre, pero cuando necesita dejar eso de lado lo hace.

Suspiro aliviada tan solo unos segundos porque la mirada oliva de Joseph me recrimina haciéndome estremecer.

—Mi hermana no es un pedazo de carne, Salvatore.—le habla sin dudar, poniendo media sonrisa en el rostro.—Muchachos.

Con aquella palabra los chicos del equipo se dispersaron.

—¿Le vas a solapar que Dassaúlt le use como su nuevo juguete?—preguntó él conteniéndose.

¿Qué?

—Tu hermana es como todas las bailarinas, una resbalosa.

Trevor dio dos pasos adelante mientras le arrebato la copa. Joseph no se inmutó, el área donde nos encontramos está alejada cerca de la cocina, así que mi hermano aprovecha para aventarlo y que este golpee la pared.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora