Cuando todo comenzó

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Mi sugar daddy me pide favores raros.

Su perfil de Tinder decía que tenía 45 años, pero parecía tener como mucho treinta y tantos.

"Buscando un bebé de azúcar, 700 dólares semanales, sin sexo" estaba escrito en la descripción.

Sonaba demasiado bien para ser verdad, pero, como estudiante universitaria sin dinero, estaba dispuesta a correr el riesgo. Me deslicé a la derecha y Tinder me hizo saber que había un match. Su mensaje llegó minutos después.

"Hola, cariño :)"

Me encogí ante esa palabra, la odiaba, pero setecientos dólares eran setecientos dólares.

"Hola ;)"

Se llamaba Jack y me dijo que tenía su propio negocio, aunque nunca especificó qué tipo de negocio era. Hablamos un rato antes de que me pidiera mi Venmo para enviarme el primer pago.
Después de unos minutos, recibí la notificación.
Me quede mirando los 700 dólares por lo menos veinte minutos, esperando despertar de un sueño en cualquier momento. Pero no era un sueño.

"Sigues ahí" hice clic en el mensaje.

"Si, lo siento, si no te importa que pregunte, ¿qué quieres a cambió?" Me quede mirando el chat hasta que me respondió.

"Solo busco que me hagas algunos favores :)"

Eso me sonó a que iba a ser sexual.

"¿Cómo que?"

"Por ejemplo lo primero que necesito es que recojas una entrega por mí"

Eso sonaba bastante inocente, pero todavía esperaba que hubiera algún tipo de giro. ¿Setecientos dólares por recoger un paquete? Vamos, ni siquiera yo era tan ingenua.

"¿De la oficina de correos o algo así?"

"No, te enviaré la dirección, pero prefiero no hacerlo a través de Tinder. ¿Tienes Kik? O puedes darme tu número"

¿Kik? ¿Qué era esto,2011? Decidí darle mi número en su lugar, y me envió un mensaje de texto con la dirección, seguido de la dirección de su casa, donde tendría que dejar el paquete.

"Ahora mismo no estoy en casa, pero hay una llave en el fondo de la maceta roja cerca de la puerta . Entra y deja el paquete en la mesa de centro del salón. Asegúrate de cerrar la puerta cuando entres a casa y vuelve a cerrarla cuando salgas"

Agarre las llaves del auto y la cartera y me metí en el auto, poniendo la dirección en Google Maps.

"Lo tengo"

Mi teléfono sonó mientras salía de la entrada de mi casa.

"Lo digo enserio. Cierra la puerta AMBAS veces. Por favor"

Me pareció un poco excesivo, pero le prometí que lo haría.

La casa parecía abandonada. Tenía una valla de eslabones rota alrededor, con una pequeña puerta que se aferraba a la vida. Sobresalía como un pulgar dolorido rodeada de casas que eran mucho más bonitas que está en comparación.

"¿Estás aquí por la mierda de Jack?"

Levanté la vista para ver a un hombre de pie en la puerta abierta de la casa. Ocupaba casi todo el espacio, su cabeza rozaba la parte superior del marcó de la puerta. Era enorme; en altura y músculos, y todo su torso estaba cubierto de tatuajes.

"Eh si, supongo" Respondí, sin moverme de mi sitio en la acera.

"Quédate ahí" Dijo.

Lo hice. De hecho, no creo que me hubiera movido si me lo hubiera pedido. Miré a mi alrededor y me di cuenta que no había nadie más en esta calle. Era una mujer de veintiún años sola en la calle. Agarré las llaves de mi auto.

Pedidos ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora